La desmesura de Botero se prepara para conquistar la primavera madrile?a
El artista colombiano ultima los detalles de su gigantesca exposici¨®n callejera
Fernando Botero clav¨® ayer 21 estacas de madera en el coraz¨®n de Madrid. El artista colombiano marc¨® as¨ª los rincones elegidos para sus gigantescas esculturas, protagonistas de la muestra callejera que se inaugurar¨¢ el 12 de mayo en el paseo de Recoletos y que ya ha pisado los Campos El¨ªseos de Par¨ªs y la Quinta Avenida de Nueva York. Torso masculino, una obra de m¨¢s de dos toneladas de peso, abrir¨¢ el camino frente a la mism¨ªsima Cibeles. Botero no peca de falsa modestia: "La Cibeles saldr¨¢ perdiendo", dijo ayer este pintor, que ha conquistado su lugar en la ¨²ltima historia del arte gracias a sus formas excesivas. "Un escultor debe tener sentido de lo monumental. Y yo lo tengo", afirma.
A las 11 de la ma?ana de ayer Fernado Botero sali¨® -con gafas de sol, y sin sombrero- del hotel Ritz acompa?ado por su tercera mujer, la elegante Sof¨ªa Vari, y una corte de t¨¦cnicos del Ayuntamiento de Madrid, de la empresa Macarr¨®n, encargada de la instalaci¨®n, de la entidad bancaria Caja Madrid, patrocinadora de la muestra y de la galer¨ªa Marlborough, su representante art¨ªstico.Siempre por delante, el artista cruz¨® a un lado y otro las calles madrile?as desafiando -sin mirar, ni parar- a los coches y autobuses que circulaban. Tras ¨¦l -una flamante bufanda roja era el farolillo-, la troupe intentaba, detenida por la precauci¨®n, seguirle el paso. Un plano, una caja con estacas de madera, un martillo, varios rotuladores y una cinta m¨¦trica fueron el material de trabajo para decidir los rincones donde ir¨¢n ubicadas sus obras. "La luz har¨¢ que ¨¦sta sea la mejor instalaci¨®n", coment¨® la mujer del escultor, que tambi¨¦n lo acompa?¨® en la preparaci¨®n de las exhibiciones de Par¨ªs (octubre de 1992) y Nueva York (septiembre de 1993) y que ayer decidi¨® el color gris verdoso de las bases de madera que soportar¨¢n cada figura.
Dos gr¨²as y 10 camiones
En la madrugada del siete de mayo, dos gr¨²as y 10 camiones instalar¨¢n una a una, con quince metros de distancia entre ellas, las 21 orondas esculturas -dos menos de las previstas por problemas de espacio- entre la plaza de Cibeles y la de Col¨®n. Fundidas en bronce entre 1990 y 1992, con un peso total de m¨¢s de 50 toneladas y tama?os que oscilan entre uno y cuatro metros de altura y uno y dos de ancho, las figuras permanecen en Italia -en los talleres de Pietrasanta- hasta su traslado a Espa?a.
Torso masculino abrir¨¢ un camino que cerrar¨¢ P¨¢jaro, dos de las obras m¨¢s grandes del artista. Caja Madrid, patrocinador de la exposici¨®n -titulada Botero en Madrid y que coincidir¨¢ con una muestra de dibujos sobre tela en la galer¨ªa Marlborough-, no desvela ni cual ser¨¢ el coste definitivo de esta desmesurada instalaci¨®n ni el precio del seguro que cubre cualquier accidente.
"El mejor sitio para ver la exposici¨®n ser¨¢ desde el auto", afirm¨® ayer el pintor y escultor, nacido en un peque?o pueblo de los Andes colombianos y que el 19 de abril cumplir¨¢ 63 a?os. "Aunque tambi¨¦n se podr¨¢n ver de cerca y tocar. Pero estar¨¢n m¨¢s volcadas a los coches que a la calzada, as¨ª los ¨¢rboles no las ocultar¨¢n".
Para la exposici¨®n madrile?a se retirar¨¢n las flores del Paseo de Recoletos y s¨®lo quedar¨¢ c¨¦sped. "Con las flores, la exposici¨®n perder¨ªa rigor. Las flores me encantan, pero todo depende de donde est¨¢n colocadas", afirma Botero con su rostro alegre y caprichoso.
"Mis esculturas no pasaron desapercibidas entre los rascacielos de Nueva York. Un escultor debe tener sentido de lo monumental y yo lo tengo", se?al¨® el artista, que define su oficio de escultor como una profesi¨®n de la "¨¦poca de las cavernas". "Es una forma de arte que no pertenece a este siglo, pero a mi me provoca tanto placer como pintar. Para un artista que empieza es muy dif¨ªcil plantearse este tipo de trabajo por una simple cuesti¨®n econ¨®mica, es muy caro", explica el escultor.
"El arte es, en gran medida, comunicaci¨®n y mis esculturas siempre provocan una reacci¨®n. No hay indiferencia, o las odias o te entusiasman", a?ade con orgullo este colombiano. Ahora Botero, frustrado torero que ha hecho coincidir su exposici¨®n madrile?a con la feria de San Isidro, quiere convertir en gigante a una vaca. "No he podido llevar el tema de las corridas a la escultura, pero voy a intentarlo con una vaca. En el tema de los toros no recuerdo ninguna obra maestra, generalmente los que han trabajado con temas taurinos son m¨¢s amantes de los toros que de la escultura".
Estatuas ambulantes
Las grandes esculturas de Botero se han convertido en figuras ambulantes, en verdaderas embajadoras del arte universal de este colombiano. Hasta ahora han estado instaladas en Montecarlo, Par¨ªs, Nueva York, Buenos Aires y ahora vendr¨¢n a Madrid. El periplo, que empez¨® en noviembre de 1992, no terminar¨¢ aqu¨ª porque ya hay solicitudes de Jap¨®n y China, adem¨¢s de Colombia. Botero dice haber recibido la propuesta del presidente Gaviria para instalar siete de sus esculturas en la c¨¦ntrica plaza Bol¨ªvar de Bogot¨¢.Las dos principales instalaciones hasta ahora han sido las de Par¨ªs y Nueva York, donde la experiencia ha sido muy positiva. Cientos de miles de personas pudieron convivir al aire libre con unas im¨¢genes que los invitaban a gozar del arte como de un compa?ero en el ajetreo diario, o del tranquilo paseo por la ciudad. En su momento, el artista manifest¨® su satisfacci¨®n en ambos casos. El ¨²nico incidente que hubo fue el robo de los bigotes del gato en Par¨ªs, "supongo que m¨¢s por fetichismo que por hacer da?o", coment¨® Botero.
La escultura es quiz¨¢, dentro de su obra, la t¨¦cnica m¨¢s viva. El lenguaje boteriano en la pintura ha evolucionado desde una tem¨¢tica m¨¢s cr¨ªtica o ir¨®nica a una m¨¢s complaciente y hasta decorativa en los ¨²ltimos tiempos. La fuerza de sus figuras plenas, redundantes, imponentes revive en las esculturas monumentales que ahora pasea por las calles del mundo.
Babelia
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