El cauce, el caudal y las fuentes
La mejor manera de desmentir una noticia cierta consiste en aparentar que la noticia es otra.Los lectores de este peri¨®dico saben bien que el diputado Rodrigo Rato ha disfrutado del caudal del Taju?a a su paso por la finca familiar, y que ha usado para ello el cauce que exist¨ªa all¨ª desde hace probablemente 300 a?os y que hasta 1955 fue utilizado industrialmente (primero como molino y despu¨¦s para mover una peque?a central el¨¦ctrica). Desde 1978, el segundo cauce -que s¨®lo ten¨ªa sentido para ese fin- carece de licencia para absorber parte del r¨ªo. Hace 12 d¨ªas, la finca de Rato se llev¨® el 90% del agua y dej¨® pr¨¢cticamente seco el cauce natural, al subir la compuerta que posibilita desviar el r¨ªo hacia su finca.
Tanto el diputado del PP como sus partidarios han hablado p¨²blicamente de manipulaci¨®n pol¨ªtica y han desmentido que se haya desviado el cauce "puesto que existe hace cientos de a?os" (precisamente la primera informaci¨®n publicada en este peri¨®dico explicaba ese detalle con claridad). Pero lo que se ha desviado es el agua, el caudal, no el cauce; y sin ninguna raz¨®n, puesto que s¨®lo sirve para que la finca del diputado resulte m¨¢s agradable a sus ilustres hu¨¦spedes. Y quienes argumentan que siempre hubo agua en el cauce de Rato -aunque nunca hasta ahora llegase a secar la otra parte- no hacen sino agravar el caso, porque el diputado no tiene derecho a desviar para s¨ª ni una sola gota.
Adem¨¢s, y para mayor precisi¨®n, los planos municipales s¨®lo reconocen como cauce el que es de uso general: si el de Rato tambi¨¦n lo fuera, todos los espa?oles tendr¨ªan derecho a pescar en el sal¨®n de la casa o las habitaciones que se hallen en los seis metros de ancho de las riberas (Ley de Aguas, art¨ªculo 36; y art¨ªculo 19 del reglamento de 1958). Y m¨¢s: si el cauce de Rato siempre fue un cauce natural del Taju?a, ?para qu¨¦ necesita la compuerta?
Poco importa qui¨¦n es la fuente de la informaci¨®n o si son muchos o pocos los perjudicados. La pol¨ªtica de privatizaciones que defiende el PP -el Ayuntamiento de Madrid es buena muestra- no puede llegar al punto de convertir los bienes p¨²blicos en privilegios particulares.
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