Berluscon¨ª: ?posible en otra parte?,
Desde hace dos a?os, Italia no deja de depararnos sorpresas que nos plantean interrogantes. El fracaso del imperio de los partidos (de la partitocracia); la movilizaci¨®n nacional en la lucha contra la Mafia; el fracaso de la contra-sociedad para apa?¨¢rselas en esta econom¨ªa marginal, cuyos m¨¦ritos se alababan; y, por ¨²ltimo, el papel decisivo de los jueces de manos limpias que se atreven no s¨®lo con personalidades, sino con el propio aparato del Estado: son tantos los fen¨®menos que han hecho meditar a toda Europa, que ya no considera que se trate de italianadas reservadas exclusivamente a la rep¨²blica transalpina. Y, hoy, la espectacular victoria electoral de Silvio Berlusconi alarma a una opini¨®n p¨²blica que desborda ampliamente las fronteras italianas. Que cada uno se pregunte, en Par¨ªs, en Londres, en Madrid: "?Ser¨ªa posible un Berlusconi en nuestro pa¨ªs?".?Qu¨¦ quiere decir "un Berlusconi"? Para empezar, un hombre sin ideolog¨ªa ni convicciones. En segundo lugar, un temible empresario que ha logrado construir un imperio financiero sin mojarse jam¨¢s personalmente en las malversaciones de los partidos de los que era c¨®mplice, y que, gracias a ello, disfruta de su poder y de su libertad mientras sus amigos est¨¢n en la c¨¢rcel o procesados. Un hombre que se ha hecho a s¨ª mismo, y cuyo encanto y don de gentes seducen a todos los que se relacionan con ¨¦l. Por ¨²ltimo, y sobre todo, un propietario de cadenas de televisi¨®n, de grupos de prensa y de publicidad. Y este hombre tiene todas las posibilidades de convertirse en el pr¨®ximo primer ministro de su pa¨ªs. Hasta ahora, sab¨ªa hacer y deshacer las mayor¨ªas parlamentarias. En lo sucesivo, podr¨¢ influir en el destino nacional de una gran civilizaci¨®n.
Este triunfo electoral de un se?or de la industria audiovisual ha abierto un gran debate en toda la opini¨®n p¨²blica occidental. Excepto, desde luego, en Estados Unidos, donde recuerdan que si un hombre del mundo del espect¨¢culo como Ronald Reagan se convirti¨® en presidente no fue debido a sus modestos ¨¦xitos en el cine, sino porque hab¨ªa sido un buen go
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