El Museo Naval reluce entre sus nuevas paredes, moqueta y luces
Ha cambiado el orden, el color de las paredes, el suelo y, sobre todo, la luz. El Museo Naval ha reabierto sus puertas despu¨¦s de ocho meses de rehabilitaci¨®n. Once salas enteladas en color siena rodean la historia -desde el siglo XV al XIX- de la Marina espa?ola. Desde reproducciones de nav¨ªos y carabelas hasta el bicornio del teniente general Gravina, el museo combina ca?ones y espadas con fetiches marinos, como una vajilla donada en noviembre de 1853, cuando Isabel II inaugur¨® el museo.
Situado en el primer piso del n¨²mero 5 del paseo del Prado, el Museo Naval -que lleg¨® en 1930 a este edificio, Cuartel General de la Armada- tiene modelos de fragatas, nav¨ªos, galeones, galeotas, bombardes, jabetos, corbetas, naos y carabelas. En el camino -ahora perfectamente iluminado por una compa?¨ªa alemana especialista en el alumbrado de museos- se descubre que la principal diferencia entre estos tipos de barco radica, entre otros detalles, en el n¨²mero de ca?ones que carga.
Adem¨¢s de las salas de exposici¨®n propiamente dichas -a las que se suma una para muestras temporales- el museo cuenta con la reproducci¨®n de dos elegantes camarotes. Uno es la biblioteca de un gale¨®n, y el otro, una especie de sala de estar. En ellos hay libros, mapas, vajillas, cruces, cuadros de infantes y fotograf¨ªas.
"La reorganizaci¨®n del material es lo m¨¢s importante de la reapertura", se?ala Dolores Higueras, jefa de conservaci¨®n, investigaci¨®n y exhibici¨®n del museo. "Adem¨¢s, hemos logrado reunir la pintura marina del siglo XVI y XVII, especialmente la referida a combates, que estaba dispersa en diferentes dependencias de la Marina", a?ade Higueras, que apunta la dificultad que supone para los conservadores la variedad de materiales del museo. "Tenemos ¨®leos, dibujos grabados, cartograf¨ªa manuscrita, cer¨¢mica, cristal y mucho material textil, uno de los m¨¢s dif¨ªciles de restaurar".
Maderas nobles
La primera fase de la restauraci¨®n del museo ha contado con un presupuesto de 140 millones de pesetas -dinero que no lleg¨® para cambiar toda la moqueta del suelo- En los pr¨®ximos tres meses se iniciar¨¢ la segunda fase de la restauraci¨®n. Reorganizar las piezas del siglo XIX y XX y rehabilitar las cinco salas y un patio es el trabajo pendiente. Ayer, en estas cinco salas se amontonaban vitrinas de maderas nobles, modelos de buques de guerra, mesas de trabajo de unos restauradores y cinco mascarones de proa gigantescos. Un caos que espera su turno hasta tener las paredes enteladas, el suelo enmoquetado y unas luces que no da?en ni la vista ni las pinturas.
El museo, adem¨¢s, ofrece desde el mes de febrero una muestra de armas y artefactos de las islas del Pac¨ªfico central y Australia. En la colecci¨®n, instalada en la sala de exposiciones temporales y que pertenece a los fondos etnol¨®gicos del museo, hay desde un delicado brazalete de colmillo de jabal¨ª hasta una robusta maza de ra¨ªz de ¨¢rbol. "Las exposiciones temporales son una de las novedades m¨¢s importantes del museo, ya que dan salida a los interesantes fondos del museo, que de otra forma estar¨ªan ocultos para el p¨²blico", explica Dolores Higueras.
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