"No me siento rey"
A una veintena de kil¨®metros de Ginebra, en V¨¦senaz, vive desde hace 20 a?os el pr¨ªncipe V¨ªctor Manuel de Saboya, nacido en N¨¢poles hace 57 a?os. El 2 de junio de 1946, 12 millones de italianos se pronunciaron a favor de la Rep¨²blica, y el rey Humberto II, padre del pr¨ªncipe de Saboya, se march¨® con su familia a Portugal. Desde entonces, no ha pisado Italia, pues un ap¨¦ndice de la Constituci¨®n de 1947 impide a los herederos masculinos de la corona entrar en el pa¨ªs. "En Portugal", relata V¨ªctor Manuel de Saboya, "comenc¨¦ a hacerme amigo de Juan Carlos [despu¨¦s Rey de Espa?a]. Luego realic¨¦ mis estudios en Suiza, part¨ª hacia Estados Unidos para estudiar banca y comenc¨¦ a trabajar a partir de cero". Parad¨®jicamente, lo hizo con empresas italianas, con las que desde entonces ha recorrido el planeta.Pregunta. Durante todos estos a?os, ?c¨®mo y qu¨¦ contactos ha tenido con los italianos?
Respuesta. Tengo contactos con mucha gente de todos los niveles. Comenc¨¦ a trabajar con grupos y empresas del Estado italiano.
P. ?Qu¨¦ opina de la situaci¨®n actual en Italia?
R. Est¨¢ claro que el pueblo italiano ha ofrecido una gran prueba de madurez, liber¨¢ndose democr¨¢ticamente de un sistema que estaba desangrando al pa¨ªs. Un grupo de hombres sin escr¨²pulos se hab¨ªa apropiado de los s¨ªmbolos y de las tradiciones de los partidos para luego utilizarlos con el fin de hacerse progresivamente con todos los resortes del poder, doblegando al pa¨ªs a sus propios intereses.
P. Ante tal estado de corrupci¨®n, ?comprende usted c¨®mo ha podido funcionar Italia durante d¨¦cadas?
R. Ha salido siempre adelante porque la peque?a y mediana empresa han salvado la econom¨ªa, a pesar de que ciertos hombres pol¨ªticos empleasen la pol¨ªtica e ingresos del pa¨ªs en su propio inter¨¦s. Hoy, afortunadamente, se les ha liquidado. Pero esa gente destruy¨® por completo la econom¨ªa italiana, las grandes industrias. Remontar va a ser duro; pero se avecinan tiempos de honestidad y transparencia.
P. ?Qu¨¦ opina del resultado de las elecciones italianas?
R. La derecha puede ser sin¨®nimo de honestidad. Era una cuesti¨®n de limpieza. El pueblo ha comprendido que era robado, que el 80% de sus impuestos se destinaba a satisfacer la corrupci¨®n, que part¨ªa del primer ministro al ¨²ltimo financiero. Los italianos se dieron cuenta del fraude y pensaron que la ¨²nica alternativa era la derecha. No pod¨ªa ser el comunismo porque ser¨ªa una marcha atr¨¢s.
P. Se ha desatado una fuerte tendencia federalista. ?Teme la divisi¨®n o desintegraci¨®n?
R. No. Hay federalismo econ¨®mico, que delimitar¨¢ las actividades de cada regi¨®n. Pero la divisi¨®n es imposible, aunque en toda Europa corran vientos... No est¨¢ en el ¨¢nimo ni interesa a nadie. El norte siempre ha tenido grandes industrias que funcionaban con obreros del sur. Son polos dependientes. Las tres fuerzas ganadoras van a permanecer unidas.
P. La unidad de Italia en la actualidad, adem¨¢s de en la econom¨ªa, ?en qu¨¦ se basa?
R. En la tradici¨®n y en la lengua. La fuerza religiosa a¨²n contin¨²a, es otra tradici¨®n milenaria.
P. ?Qu¨¦ cree que simboliza Berlusconi para triunfar?
R. Era el l¨ªder esperado. Creo que es la persona indicada y propicia para el momento. Es un hombre nuevo, joven, sin la experiencia de robo adquirida por sus antecesores; llega en un momento en que la gente est¨¢ saturada de estafas. Es un hombre de negocios, un empresario, y creo que es la persona m¨¢s id¨®nea para reorganizar la econom¨ªa italiana desde la ra¨ªz. Hay que volver a impedir que la econom¨ªa se convierta en un negocio de unos cuantos bolsillos. Si hablo tanto de econom¨ªa es porque creo que es la base del pa¨ªs; a su servicio se pone la pol¨ªtica.
P. ?Cu¨¢les ser¨¢n las prioridades para dicha reorganizaci¨®n?
R. Atender la deuda p¨²blica y exterior, la reorganizaci¨®n de la industria interna, as¨ª como la estructura del paro; muchos trabajadores en paro tienen tres trabajos al d¨ªa. Ante todo, creo que hay que abrogar ciertas leyes que regulan el trabajo y que impiden la evoluci¨®n social. Y finalmente, inculcar la disciplina en la mentalidad del pueblo.
P. ?La disciplina no es algo imposible para un italiano, o es un estereotipo?
R. La experiencia me dice que si uno le expone claramente la situaci¨®n, la mentalidad cambia. Los italianos son chovinistas. Tienen el amor a la patria muy acentuado. Y ello puede hacer lo imposible por el pa¨ªs.
P. Dice usted que los italianos son muy chovinistas. ?Lo es usted tambi¨¦n?
R. Sigo y seguir¨¦ siempre siendo italiano. Yo nac¨ª en N¨¢poles; soy, a pesar de mi aspecto, ciento por ciento de esp¨ªritu napolitano... Aunque haya estado lejos y en la actualidad no tenga pasaporte italiano, sino belga, por mi madre, he estado m¨¢s cerca del pa¨ªs que muchos italianos que est¨¢n dentro.
P. ?Alberga esperanzas en que se reforme la Constituci¨®n para anular definitivamente el ap¨¦ndice que prohibe entrar en Italia a los herederos masculinos de la corona?
R. El resultado de las elecciones facilitar¨¢ mi entrada en Italia. De los 630 diputados, al menos 55 son mon¨¢rquicos convencidos que apoyan la abrogaci¨®n de dicha ley. Es casi seguro que se har¨¢. Adem¨¢s, no deben reformar nada, sino simplemente omitir el ap¨¦ndice. Mi hijo naci¨® en Suiza y a¨²n no ha estado en Italia. Siempre he conservado intacta mi fe y la esperanza de volver.
P. ?Cree posible una nueva instalaci¨®n de la monarqu¨ªa?
R. El cambio de rep¨²blica a monarqu¨ªa es algo que no est¨¢ relacionado con mi vuelta a mi pa¨ªs. No entro en esa pol¨¦mica; es el pueblo el que debe decidirlo. Yo deseo regresar como un ciudadano m¨¢s, con mi hijo. Pienso que adem¨¢s podr¨ªa ser muy ¨²til a los italianos y a las empresas, trabajando directamente desde el pa¨ªs y no desde fuera, como lo he hecho durante casi cuarenta a?os.
P. ?Qu¨¦ grupos le apoyan?
R. Es dif¨ªcil decir qui¨¦n me apoya; pero es seguro que grandes industriales, diputados y mucha gente del pueblo. Todos los d¨ªas recibo a italianos que vienen a verme a mi despacho aqu¨ª, en V¨¦senaz. Creo que si se tem¨ªa mi entrada era por miedo a que un hombre honesto llegase y acabase con un sistema corrupto hasta la m¨¦dula.
P. ?Cu¨¢les son sus relaciones con otras monarqu¨ªas europeas?
R. No pod¨ªan ser mejores, teniendo en cuenta las circunstancias en las que nos encontramos. Con la belga y la de Luxemburgo me unen lazos familiares. En particular, siento mucho afecto y estima -creo que rec¨ªprocos- por la familia real espa?ola. El rey Juan Carlos ha hecho una demostraci¨®n hist¨®rica de lo que significa un monarca a la cabeza de un Estado cuando el inter¨¦s de los ciudadanos y del pa¨ªs se ve amenazado por la actuaci¨®n de personas o fuerzas organizadas.
P. ?Cu¨¢les son las ventajas de la monarqu¨ªa?
R. La independencia y la imparcialidad. Un presidente est¨¢ indisolublemente unido a un partido.
P. ?Tiene usted el sentimiento de ser rey de los italianos?
R. No, soy un italiano entre otros italianos. A la vez, soy muy consciente de la descendencia de mi familia; es una vocaci¨®n. Pero no me siento rey.
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