La familia del ur¨®logo asesinado pide 29 a?os de c¨¢rcel para el cirujano Ballesteros y El Barb¨®
El banquillo de los acusados espera a Dionisio Ballesteros, cirujano que atendi¨® de c¨¢ncer al desaparecido alcalde Enrique Tierno Galv¨¢n. Ballesteros -como supuesto inductor- y el pistolero Juan de Dios Rueda, El Barb¨® -como presunto ejecutor-, se sentar¨¢n el pr¨®ximo mi¨¦rcoles ante tres jueces para responder del asesinato del ur¨®logo Eugenio Rivero. Ambos se enfrentan a una petici¨®n de 29 a?os de c¨¢rcel. Muchos creen que el tiro en la nuca que mat¨® a Rivero pasar¨¢, tras el juicio, al fichero de casos pendientes por falta de pruebas. Quien no tiene dudas es Antonio Garc¨ªa Pablos, abogado de la familia Rivero, que sostiene que Ballesteros pag¨® a El Barb¨® para que matase al ur¨®logo.
Los celos aparecen como principal m¨®vil del crimen. La esposa de Ballesteros y el doctor Rivero manten¨ªan, presuntamente, relaciones sentimentales. La compleja trama que debe resolver la Secci¨®n Primera de la Audiencia de Madrid (absolviendo o condenando a los imputados; en total, cinco personas) se remonta al domingo 9 de junio de 1991.Eugenio Rivero, de 56 a?os, acababa de salir de su casa, en la calle de Castell¨®, para comprar churros. Su hija -era viudo- le esperaba en casa. Apenas hab¨ªa recorrido unos metros cuando un individuo se le acerc¨® por la espalda y le perfor¨® la nuca de un disparo a bocajarro. Clientes de un bar pr¨®ximo escucharon la detonaci¨®n. Al salir, hallaron el cad¨¢ver de Rivero boca abajo, en medio de un gran charco de sangre.
Mientras la polic¨ªa buscaba cualquier dato que sirviese para esclarecer ese crimen, en ambientes hospitalarios -donde era conocida la presunta relaci¨®n entre el ur¨®logo y la mujer de Ballesteros- comenz¨® a circular el chismorreo de que el cirujano podr¨ªa estar detr¨¢s del crimen. Lo que para la Brigada de Homicidios del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa no dejaba de ser un rumor, semanas despu¨¦s se convert¨ªa en una fuerte sospecha.
El 4 de julio de 1991, casi un mes despu¨¦s del asesinato del ur¨®logo, unos encapuchados dispararon contra dos personas en el bar El Parador (distrito de Hortaleza). Juan Francisco Li¨¦banas, de 39 a?os, mor¨ªa al recibir tres disparos; Enrique Burgos, de 35 a?os, se salv¨® de milagro: se debat¨ªa entre la vida y la muerte en un hospital. En este momento, surge por primera vez la figura de El Barb¨®, un delincuente muy peligroso que se erige en testigo del doble crimen de El Parador. "Han sido unos encapuchados de la mafia turca de la droga", se apresur¨® a denunciar para confundir a la polic¨ªa. "Yo me he escapado de milagro", declar¨® entonces.
"Ha sido El Barb¨®"
No contaba El Barb¨® con que Enrique Burgos, una semana despu¨¦s, recuperar¨ªa la conciencia en el hospital y dinamitar¨ªa su versi¨®n. "Lo de la mafia turca es mentira, ha sido El Barb¨®", confes¨® Burgos, aun malherido, a la juez Clara Pen¨ªn. Tras la detenci¨®n de El Barb¨®, la Brigada de Homicidios hall¨® un papel en su bolsillo donde aparec¨ªa el nombre y el tel¨¦fono de Ballesteros. La polic¨ªa reabri¨® la investigaci¨®n del crimen del ur¨®logo, por entonces abocada al archivo. El rompecabezas comenzaba a adquirir sentido. Faltaba atarlo todo bien. Se pincharon tel¨¦fonos, se escudri?aron cuentas bancarias... Resultado de todas esas pesquisas fue la observaci¨®n de extra?os movimientos de dinero anteriores y posteriores a la fecha del crimen, enigm¨¢ticas conversaciones telef¨®nicas entre el domicilio de Ballesteros y la compa?era sentimemental de El Barb¨®... S¨®lo indicios, ninguna prueba clara.
No obstante, el juez Jes¨²s Gavil¨¢n orden¨® el ingreso en prisi¨®n del cirujano y decret¨® el secreto del sumario. El Barb¨® ya estaba en la c¨¢rcel por el crimen de El Parador. Cuando fue interrogado por la polic¨ªa, Juan de Dios Rueda se?al¨® que el papel con el nombre y el tel¨¦fono de Ballesteros se lo hab¨ªan metido los agentes en el bolsillo al detenerle. Sobre los movimientos de dinero (alrededor de 1.300.000 pesetas, supuestamente utilizados para pagar el trabajo), la abogada del doctor Ballesteros sostiene que se destinaron a pagar los estudios en Londres de una hija del cirujano.
Treinta testimonios
Las sucesivas pr¨®rrogas del secreto del sumario y las presiones sobre El Barb¨® para que cantase resultaron infructuosas. Tras varias semanas de cautiverio, el cirujano fue puesto en libertad. Concluido el sumario, la Fiscal¨ªa de Madrid decidi¨® no presentar acusaci¨®n contra Ballesteros. Sostuvo entonces, y tambi¨¦n as¨ª lo cree hoy, que no hay pruebas para incriminar al cirujano, ni al resto de los inculpados. La familia de Eugenio Rivero cree que las pruebas sobran.
Juan de Dios Rueda, El Barb¨®, cumple una condena de 50 a?os de prisi¨®n como autor del asesinato del bar El Parador. Saldr¨¢ de la c¨¢rcel el pr¨®ximo mi¨¦rcoles para sentarse en el banquillo, junto al cirujano Ballesteros. Al lado de ambos estar¨¢n los hermanos Merinero -como presuntos c¨®mplices del crimen- y Pilar S¨¢nchez, compa?era sentimental de El Barb¨®, en calidad de encubridora. Est¨¢ previsto que desfilen ante el tribunal una treintena de testigos.
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