"Mi responsabilidad es acabar con la corrupci¨®n y la impunidad"
S¨¢bado por la ma?ana. Su esposa y su hijo a¨²n duermen y ¨¦l mismo prepara el caf¨¦ para los invitados. Juan Alberto Belloch apenas lleva 24 horas al frente del nuevo superministerio y conf¨ªa en que el fin de semana le baste para convencer a sus candidatos a las cuatro secretar¨ªas de Estado de que le acompa?en en una traves¨ªa que se adivina tormentosa.
Vive en un tercer piso del viejo Madrid, sin ascensor, con muebles prestados por familiares y un pu?ado de libros recientes. Su casa sigue abierta en Euskadi y ahora teme tener que trasladarse con su familia a la vivienda oficial de Interior, envuelto en medidas de seguridad y rodeado de l¨ªneas de tel¨¦fono especiales.
P. ?Por qu¨¦ se ha llegado a esta situaci¨®n de crisis?
R. El problema no es de ahora. La inflexi¨®n se produce en las elecciones del 6 de junio. Felipe Gonz¨¢lez bas¨® su campa?a en la lucha contra la corrupci¨®n y en superar la crisis econ¨®mica. El hecho mismo de que el presidente me nombrara ministro de Justicia era para eso. El primer d¨ªa me dijo que mi trabajo esencial era empezar una lucha organizada contra la corrupci¨®n, d¨¢ndole una importancia cualitativa que antes no se le daba.
P. ?A¨²n le queda alguna salida al Gobierno socialista?
R. Con ese programa se fue a las elecciones y, si no logramos resultados en este campo, los electores, con toda raz¨®n, deber¨¢n pedirnos cuentas. Es evidente que mi responsabilidad, nuestra responsabilidad pol¨ªtica, es acabar con la corrupci¨®n y, sobre todo, con la impunidad.
P. ?Lo conseguir¨¢n?
R. Lo esencial es recobrar la confianza y no se puede recuperar previamente no acabamos con la corrupci¨®n y el clima de impunidad. A los ciudadanos, con todo el derecho, no les bastan las palabras. Quieren hechos y nuestra obligaci¨®n es crearlos.
P. ?Hacen falta m¨¢s medidas contra la corrupci¨®n o basta con aplicar bien las que hay?
R. Est¨¢ claro que los instrumentos que ya existen pueden utilizarse mejor, pero no podemos basarnos en el voluntarismo. Hay que crear esquemas que posibiliten no s¨®lo la represi¨®n de conductas delictivas, sino que la propia existencia de esos esquemas act¨²e como fuerza preventiva. Por ello se ha creado una fiscal¨ªa especial y la nueva unidad en el Servicio jur¨ªdico del Estado para coordinar la lucha contra los delitos econ¨®micos y la corrupci¨®n.
P. ?Es la lucha contra la corrupci¨®n la principal prioridad de la pol¨ªtica criminal?
R. Efectivamente, as¨ª se lo hizo saber el presidente del Gobierno al fiscal general.
P. ?Estamos los espa?oles bien educados contra la corrupci¨®n?
R. Mi impresi¨®n subjetiva es que existe el riesgo estructural de que pasemos de una situaci¨®n de casi tolerancia a redescubrir la inquisici¨®n. El equilibrio est¨¢ en evitar tanto la tolerancia como la Inquisici¨®n.
P. ?Cu¨¢l es su f¨®rmula?
R. La racionalidad desde el principio de legalidad. No me han gustado nunca los inquisidores ni los que buscan el bien de los dem¨¢s. Estos son incluso m¨¢s peligrosos. La sociedad no necesita salvadores de ninguna clase.
P. En la Guardia Civil cunde la sensaci¨®n de que la fuga de su anterior director general ha provocado una caza de brujas.
R. El caso de Luis Rold¨¢n, sin duda, es una prioridad absoluta. Hay que encontrarlo y ponerlo a disposici¨®n de los jueces. No encarcelarlo, eso lo dir¨¢n los jueces. Y, por supuesto, yo no vengo a cazar brujas de ninguna clase. Vengo a trabajar y a tratar de introducir profesionalidad, respeto a los derechos c¨ªvicos, serenidad, principio de legalidad.
P. ?Por qu¨¦ est¨¢ siendo tan pol¨¦mico al encarcelamiento del ex gobernador del Banco de Espa?a Mariano Rubio?
R. Los mismos que nos echaban en cara que no hemos vigilado suficientemente a Rold¨¢n afirman que hemos realizado una vigilancia intolerable a Rubio y a Manuel de la Concha. Los mismos que hablaban de impunidad ahora denuncian que le hemos dado un trato discriminatorio a Rubio y De la Concha.
P. ?Que ha pasado en el caso Rubio?
R. Lo mismo que en el caso Rold¨¢n. La ¨²nica diferencia es que en este caso el trabajo de la Agencia Tributaria se hizo igual, pero la investigaci¨®n la realiz¨® el juez. Todo ello en un plazo r¨¦cord, al igual que ha ocurrido con el caso Rubio, cuya investigaci¨®n se ha hecho tambi¨¦n con manifiesta intensidad.
P. No estamos acostumbrados a que la justicia funcione con tanta rapidez.
R. Son casos que producen gran alarma social y hay que establecer prioridades. A los ciudadanos les preocupaba ante todo que se aclarara la situaci¨®n de Rold¨¢n, Rubio y De la Concha. La pol¨ªtica criminal consiste, precisamente, en dar prioridad a determinados objetivos en funci¨®n de la alarma social y de la importancia objetiva de los asuntos.
P. Pero uno est¨¢ huido y los otros, en cambio, en la c¨¢rcel.
R. En el primer caso nadie adopt¨® medidas cautelares. En el segundo si y est¨¢n en prisi¨®n por que lo ha dicho un juez.
P. Fueron detenidos a instancia de la fiscal¨ªa...
R. El caso lo han llevado dos fiscales profesionales de la Audiencia de Madrid. Han hecho el trabajo que han considerado oportuno, sin interferencias. ?Ya est¨¢ bien de seguir ofendiendo a todo el mundo gratuitamente! Y mi opini¨®n es que lo han hecho bien. As¨ª funciona el Estado de derecho. Cuando los fiscales establecen la detenci¨®n, inmediatamente les ponen en manos del juez y es el juez de guardia el ¨²nico que decide sobre su situaci¨®n. Es un caso t¨ªpico de buen funcionamiento de todas las instituciones.
P. ?Sospecha que hubo alg¨²n tipo de convivencia en la huida de Rold¨¢n?
R. Mi obligaci¨®n, sino continuar la investigaci¨®n iniciada por Antoni Asunci¨®n para averiguar lo ocurrido Si hay datos, adoptare las medidas oportunas La cultura de la sospecha es algo que debe desterrarse Hay que atreverse a ser dem¨®crata, y no es f¨¢cil Supone saber que papel tiene cada instituci¨®n y cumplirlo.
P. Se detecta un cierto malestar en la Guardia Civil.
R. Evidentemente, la Guardia Civil no tiene la culpa de haber tenido como director a Rold¨¢n, y los ciudadanos deben percibirlo como tal. No debemos entrar en el juego de que ahora toca descalificar a la Guardia Civil, ma?ana al Banco de Espa?a, pasado a la Conferencia Episcopal, o al d¨ªa siguiente a la banca en su conjunto. Es un disparate no darse cuenta de que las instituciones no pueden ser tratadas desde ¨®pticas de partido. Es fundamental que el prestigio de la Guardia Civil quede inc¨®lume, aunque estoy convencido de que la forma de hacerlo es depurando responsabilidades. No hay que llevar a los altares a nadie, pero tampoco a los infiernos.
P. ?Qu¨¦ ha ocurrido con Baltasar Garz¨®n?
R. Lo primero que quiero decir es que me sabe muy mal que me haya presentado la dimisi¨®n [como delegado del Plan Nacional sobre la Droga]. Es la primera noticia negativa que recibo como titular del nuevo Ministerio de Justicia e Interior. Y me sabe mal porque tanto Felipe Gonz¨¢lez como Pepe Bono y las personas que supieron valorar su capacidad para que tuviera un papel importante en la persecuci¨®n del narcotr¨¢fico, sobre todo, o en el de la corrupci¨®n, lo hicieron objetivamente. Era una persona muy id¨®nea para ello. Y, por tanto, es una p¨¦rdida para la eficacia del sistema.
P. ?Que le hab¨ªa propuesto?
R. Que continuara en su puesto. Me pidi¨® un periodo de reflexi¨®n. Le dije que la situaci¨®n global del pa¨ªs exig¨ªa decisiones y que para la Secretaria de Estado de Interior ya ten¨ªa pensada otra persona. Y los hechos son que me present¨® su dimisi¨®n.
P. Pero usted se la puso en bandeja en su primera conferencia de prensa.
R. Si, dije que si presentaba la dimisi¨®n la aceptar¨ªa.
P. ?No le dej¨® otra alternativa?
R. Es que no la hab¨ªa. Necesito cuatro secretarios de Estado. Yo le quer¨ªa en la Secretaria de Estado de lucha contra la droga, no en la de Interior.
P. ?Por qu¨¦ la fusi¨®n entre Justicia e Interior, cuando hace diez a?os usted no cre¨ªa en ella?
R. Con vistas al futuro, creo que es el ¨²nico modelo que tiene l¨®gica, que es coherente con la transferencia de competencias al Consejo General del Poder Judicial y a las comunidades aut¨®nomas, as¨ª como con la Uni¨®n Europea.
P. El binomio libertad-seguridad queda as¨ª depositado sobre una misma mesa.
R. La seguridad es la condici¨®n material para el ejercicio de la libertad. El binomio s¨®lo puede resolverse mediante la coordinaci¨®n y el principio de legalidad. La garant¨ªa de los derechos individuales y la promoci¨®n legislativa han de conjugarse con las condiciones materiales de seguridad que los hacen posible.
P. Fondos reservados, ?qu¨¦ va hacer con ellos?
R. Su uso depender¨¢ directa y exclusivamente de m¨ª. Y me gustar¨ªa que el Parlamento creara un comit¨¦ muy restringido en cargado de su control.
P. Los polic¨ªas Amedo y Dom¨ªnguez, condenados por pertenecer a los GAL, ?ser¨¢n indultados?
R. Mantengo lo que siempre he dicho. Cuando informen el fiscal y la Sala Segunda del Supremo, llevar¨¦ una propuesta al Consejo de Ministros y lo sabr¨¢n primero mis compa?eros, y s¨®lo despu¨¦s la opini¨®n p¨²blica. El anticipar mi decisi¨®n equivaldr¨ªa a no cumplir las reglas. Mi trabajo consiste en cumplirlas.
P. ?Y el paso a tercer grado?
R. Conviene que los ciudadanos comprendan que no tiene nada que ver el indulto con eventuales progresiones de grado. Es muy peligroso confundir conceptos. El primero es prerrogativa del Consejo de Ministros y lo segundo, de un director general.
P. ?Qu¨¦ tal ha sido recibido su nombramiento en el PP?
R. Lo l¨®gico es que entienda que este ministerio se sit¨²a en el n¨²cleo mismo de la soberan¨ªa del Estado. Espero que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar comprenda que es un ministerio de Estado y mantenga una actitud coherente.
P. Si la corrupci¨®n ocupa el primer lugar en la escala de prioridades, ?que delitos la siguen?
R. El narcotr¨¢fico, que es, asimismo, una forma de delincuencia organizada; los delitos econ¨®micos, los llamados de cuello blanco, y la protecci¨®n de los derechos de los menores.
P. ?Est¨¢n las fuerzas del orden suficientemente preparadas?
R. Es cuesti¨®n de organizar correctamente los medios que tenemos, incidir en las pol¨ªticas de formaci¨®n y en la creaci¨®n de especialistas en todas las ¨¢reas. En algunos campos, por ejemplo, un polic¨ªa judicial puede ser un analista de mercados.
P. ?Qu¨¦ va a hacer con ETA?
R. En este campo va a haber absoluta continuidad con la l¨ªnea de Asunci¨®n. Es una materia que debe estar dotada de estabilidad. Y dir¨ªa m¨¢s: cuanto menos se hable de ello, mejor.
P. Como hijo de juez convertido en gobernador civil tras la llegada de la democracia, ?c¨®mo ve el futuro de esta figura?
R. Lo ¨²nico que tengo claro es que alguna forma de representaci¨®n del Estado en las provincias debe existir. Todo lo dem¨¢s se puede discutir.
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