'Juampedros' de alm¨ªbar

Los novillos de Juan Pedro Domecq no son artistas; est¨¢n conservados en alm¨ªbar, y tienen el sabor del turr¨®n blando de calidad suprema. Los juampedros son chicos lucen cabezas para no asustar, muy justas las fuerzas, recorrido largo, el hocico por los suelos, nobleza a raudales y orejas para regalar.Esos novillos, tan artistas que de toros de lidia s¨®lo les queda el nombre, exigen, a su vez, toreros con . personalidad, con alma propia, con gusto y unas maneras exquisitas. De lo contrario, el alm¨ªbar se vuelve empalagoso.

La novillada que se lidi¨® en Sevilla era, seg¨²n la jerga taurina, de lujo. Por la ganader¨ªa, la m¨¢s comercial entre las comerciales; por el trap¨ªo de los animalitos (los tres primeros eran tres gatos); por sus pitoncitos: gachos unos, y otros que hab¨ªa que buscar con lupa, y, para rematar, por su comportamiento extraordinario. Una novillada, en fin, impropia para la Maestranza, pero deseada por los toreros, y dispuesta para lanzar a cualquier aspirante con cualidades.

Una oreja cada uno consiguieron los tres novilleros, pero no hay que olvidar que hubo 10 orejas para elegir (el 6? fue un manso imposible). Se vistieron de luces el salmantino Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez, un novillero experimentado y llevado con mimo; Rivera Ord¨®?ez, con mimo doble, y un debutante Chicuelo, bisnieto, nieto e hijo de toreros sevillanos, y al que Sevilla acogi¨® con cari?o de madre. Los tres probaron el turr¨®n blando, y ninguno lo comi¨® con apetito. Los tres se dejaron escapar una ocasi¨®n de triunfo grande. El gran triunfador fue el Betis, que recibi¨® una gran ovaci¨®n cuando el p¨²blico conoci¨® su ascenso a la Primera Divisi¨®n.

A Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez le toc¨® un primer novillo tan bueno, que parec¨ªa de juguete. Y todo lo que le hizo careci¨® de vida y result¨® aburrido. El salmantino tore¨® con gusto, pero pec¨® de excesiva compostura y result¨®, a veces, mec¨¢nico y fr¨ªo. En el cuarto, se luci¨® m¨¢s en los de pecho que en el toreo fundamental. A pesar de la oreja, su paso por Sevilla no dej¨® huella.

Rivera Ord¨®?ez tuvo el lote m¨¢s blando, pero no de menos calidad. Su primero no asustaba. ni a las moscas y el torero no dijo nada. Emocion¨® algo m¨¢s en el otro en una faena con altibajos.

Chicuelo no tore¨® por chicuelinas, pero no es un torero vulgar. Se gust¨® en ver¨®nicas personal¨ªsimas, y ante el novillo m¨¢s encastado consigui¨® muletazos por ambas a?os de gran calidad. En el sexto, un manso refugiado en toriles, nada pudo hacer.