Una explicaci¨®n
CON SU reciente dimisi¨®n como presidenta de la Cruz Roja, Carmen Mestre no ha saldado enteramente las responsabilidades contra¨ªdas durante los a?os en que ha estado al frente de esta instituci¨®n. Hacer mutis por el foro no basta cuando se deja tras s¨ª una gesti¨®n envuelta en la sospecha y salpicada de numerosos puntos oscuros. ?stos deben ser aclarados. Moral y pol¨ªticamente est¨¢ obligada a dar una explicaci¨®n p¨²blica de su gesti¨®n.Pero no s¨®lo Mestre debe explicarse. Tambi¨¦n deben hacerlo, en lo que les corresponda, la ex ministra de Asuntos Sociales Matilde Fern¨¢ndez y, llegado el caso, la actual titular de este departamento, Cristina Alberdi. Esta ¨²ltima no ha eludido una posible comparecencia ante el Parlamento para explicar "lo que estimen oportuno los diputados y senadores". Mientras, la ex presidenta de la Cruz Roja, que es la que m¨¢s cosas tiene que decir al respecto, parece rehuirla. De su versi¨®n depende, m¨¢s que de ninguna otra, que su gesti¨®n al frente de la Cruz Roja pueda ser entendida s¨®lo como una discutible o incluso desacertada forma de administrarlos recursos econ¨®micos y patrimoniales puestos en sus manos y no como una manifestaci¨®n de despilfarro y aprovechamiento personal.
De su versi¨®n, aunque no s¨®lo. Hechos tan llamativos, entre otros, como el creciente endeudamiento de la Cruz Roja hasta alcanzar los 15.000 millones de pesetas, la oscura permuta de su antigua sede central, la falta de justificaci¨®n ante el Tribunal de Cuentas de las subvenciones p¨²blicas. (unos 2.500 millones de pesetas al a?o procedentes del 0,5% del IRPF) o el impago de 7.530 millones de pesetas de cuotas a la Seguridad Social exigen una exhaustiva investigaci¨®n externa.
No hace siete a?os que la. Cruz Roja Espa?ola se dot¨® de unos estatutos -los primeros tras los aprobados por el Gobierno franquista de Burgos en 1937con los que pretendi¨® adaptarse a los tiempos actuales y ponerse en l¨ªnea con las instituciones de igual car¨¢cter que funcionan en las sociedades democr¨¢ticas europeas. Objetivos b¨¢sicos de esa renovaci¨®n fueron su democratizaci¨®n interna -eliminaci¨®n de las formas militarizadas que, en un remedo ret¨®rico del Ej¨¦rcito, caracterizaron durante lustros su estructura y funcionanmiento- y su saneamiento econ¨®mico, lastrado por un d¨¦ficit cr¨®nico superior a los 7.000 millones de pesetas. Es posible que se haya conseguido el primer objetivo. Pero el segundo se ha alejado cada vez m¨¢s en estos a?os. Con ello se ha puesto: en riesgo la credibilidad social de la instituci¨®n y la tarea humanitaria que lleva a cabo.
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