La patria del Watergate
La investigaci¨®n de actividades del Gobierno o de entidades privadas sospechosas de constituir delito es una de las labores fundamentales del Congreso de Estados Unidos. Desde los efectos del tabaco en la poblaci¨®n hasta las actividades sexuales de algunos de los diputados, pasando por el Watergate, cualquier asunto de inter¨¦s nacional en el que est¨¦ en, duda el comportamiento de una autoridad p¨²blica o en el que est¨¦ en juego el derecho de los ciudadanos a ser protegidos por sus representantes pol¨ªticos, puede merecer la atenci¨®n del Congreso.El Parlamento se limita, por supuesto, a emitir conclusiones y opiniones. Sus decisiones, no obstante, son de tanto peso que, como ocurri¨® con Richard Nixon, pueden costarle el puesto a un presidente. En otras ocasiones, el Congreso puede haber encontrado suficientes pruebas como para recomendar al Departamento de Justicia la creaci¨®n de un gran jurado para estudiar el caso.
Cualquier comit¨¦ o subcomit¨¦, bien sea de la C¨¢mara de Representantes o del Senado, tiene poder para abrir una investigaci¨®n. Todos los comit¨¦s est¨¢n tambi¨¦n capacitados para llamar a declarar a funcionarios p¨²blicos o a ciudadanos privados. Quienes no acudan pueden ser acusados de desacato al Congreso y corren el riesgo de ser procesados.
Los miembros del Gobierno o del Parlamento que acudan a declarar pueden acogerse a "privilegios ejecutivos" para no comunicar informaci¨®n que consideran materia reservada, pero esto casi nunca ocurre, porque el Congreso tiene recursos para levantarles la inmunidad y acusarlos de desacat¨®.
Recientemente, un senador, Bob Packwood, fue obligado a presentar sus diarios personales, en los que se supone que escribi¨® abusos sexuales sobre varias mujeres. Richard Nixon se acogi¨® a privilegios ejecutivos para negarse a presentar las cintas del Watergate, pero eso no aminor¨® la presi¨®n de la investigaci¨®n legislativa.
Generalmente, todos los comit¨¦s de investigaci¨®n son abiertos al p¨²blico. Solamente aqu¨¦llos en los que se maneja informaci¨®n que podr¨ªa afectar a la seguridad nacional son susceptibles de convertirse en sesiones privadas. Las investigaciones del Watergate o del, Ir¨¢n-Contra fueron p¨²blicas, con excepciones de unas pocas sesiones especiales.
Los testimonios pueden realizarse previo juramento o sin ¨¦l. Comunmente se hace con juramento, y la persona que falte a la verdad puede ser procesada por perjurio. A los servidores p¨²blicos no se les exige normalmente el juramento, porque se da por supuesto que un funcionario nunca miente cuando est¨¢ en juego el inter¨¦s de la naci¨®n.
El presidente de Estados Unidos nunca ha sido llamado a declarar ante un comit¨¦ del Congreso. Contra los presidentes y contra otros funcionarios p¨²blicos, la C¨¢mara de Representantes (no el Senado) tiene el recurso del impeachment (acusaci¨®n de comportamiento incorrecto que le obliga a abandonar el cargo), que tiene que ser respaldado por el voto mayoritario del pleno de la C¨¢mara.
Un comit¨¦ del Congreso puede abrir una investigaci¨®n incluso cuando ya haya un proceso judicial en marcha por el mismo asunto. As¨ª sucedi¨® con el Watergate y con el esc¨¢ndalo Ir¨¢n-Contra, y as¨ª puede suceder tambi¨¦n con el Whitewater.
Las conclusiones de un comit¨¦ de investiga ci¨®n son resumidas des pu¨¦s en informes que es t¨¢n al alcance del p¨²blico. El llamado oversight power, el poder de supervisi¨®n o vigilancia, est¨¢ consagrado para el legislativo por ley desde 1946. Uno de los mayores ejemplos de hasta d¨®nde puede llegar una investigaci¨®n es la que se condujo, pocos meses despu¨¦s del Watergate, sobre las actividades de la CIA, en la que se comprob¨® que esa agencia hab¨ªa ordenado el asesinato de varios l¨ªderes mundiales y estaba espiando a ciudadanos norteamericanos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.