No todas son iguales
Etimol¨®gicamente, la palabra secta no implica ning¨²n valor negativo como, sin embargo, se le da en la opini¨®n de la calle. De ah¨ª que muchos prefieran -empezando por el Parlamento Europeo y el mismo Vaticano- llamarles nuevos movimientos religiosos o bien religiones juveniles. A la vez que se distingue entre secta positiva y secta destructiva. Porque es muy amplia esa galaxia infinita de sectas, que pueden ser de origen cristiano, judaico, isl¨¢mico, hind¨², budista, animista y hasta sat¨¢nico. S¨®lo de origen oriental existen unas 100 sectas. Pero en ninguno de sus troncos pueden considerarse todas al mismo nivel. Y es que, por el hecho de que no sean Iglesias o movimientos ortodoxos u oficiales, no se les puede satanizar. Baste recordar que muchas de las ¨®rdenes y congregaciones religiosas hoy bendecidas por el Vaticano hab¨ªan sido en sus or¨ªgenes excomulgadas Y. hasta perseguidas por la Iglesia, empezando por el franciscanismo del Pobrecillo de As¨ªs, probablemente un secuaz del sufismo, antes de que el Vaticano le obligara a entrar por el aro.Como resultar¨ªa injusto meter en el mismo saco a movimientos orientales, de origen hind¨² o budista, que se inspiran en la meditaci¨®n, el yoga, el tantra o el zen, que a las sectas cuyo comportamiento delictivo ha acabado ante los tribunales. Porque si no se podr¨ªa caer en la paradoja de quienes colocan entre las sectas destructivas a organizaciones como el Opus Dei e incluso a la misma Iglesia cat¨®lica, acusados por algunos de destruir psicol¨®gicamente a sus secuaces por medio de un lavado de cerebro, o de abuso de menores como ha ocurrido en la Iglesia cat¨®lica norteamerica recientemente.
Fanatismo cat¨®lico
Ni se puede acusar indiscriminadamente a todas las sectas de ser destructivas por el hecho de contar con un l¨ªder carism¨¢tico fuerte que exige a los suyos disciplina y autoridad, que les promete para¨ªsos de felicidad si permanecen dentro y amenazas si lo abandonan. Porque, como ha dicho a EL PA?S el te¨®logo Enrique Miret Magdalena, "tambi¨¦n existe sectarismo y fanatismo entre los cat¨®licos". Y recuerda cuando, en la Espa?a del nacionalcatolicismo, jesuitas y religiosos del Coraz¨®n de Mar¨ªa sosten¨ªan que "quienes muriesen con ellos se salvar¨ªan y que quienes estuvieran fuera se expon¨ªan a condenarse".Tanto el Parlamento Europeo como las Cortes Espa?olas, al analizar el problema, han subrayado que la libertad de culto y de religi¨®n impide perseguir a las sectas como tales. Cabe s¨®lo castigar los presuntos actos delictivos de miembros de las mismas contra las leyes del Estado. O negarles la oficialidad si no dan garant¨ªas de seriedad.
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