Dos bibliotecas al aire libre inutilizadas desde la guerra, recuperadas en el parque del Retiro
El pr¨¦stamo de libros se posterga hasta encontrar quien pague a los bibliotecarios
Son como armarios de ladrillo donde apenas caben 30 libros. Pero, por ahora, no volver¨¢n a guardar vol¨²menes. Las dos peque?as bibliotecas p¨²blicas, levantadas aprincipios de siglo en el parque del Retiro e inutilizadas desde la guerra civil, est¨¢n siendo restauradas. La Feria del Libro, que ha financiado la rehabilitaci¨®n, se ha ofrecido tambi¨¦n a dotarlas gratuitamentede vol¨²menes. La inc¨®gnita ahora es qui¨¦n pondr¨¢ los bibliotecarios. La oferta del concejal de Educaci¨®n, Jos¨¦ Gabriel Astudillo, de que fueran los objetores de conciencia no se ha tenido en cuenta.
La inauguraci¨®n est¨¢ prevista para la semana pr¨®xima, pero los libros no volver¨¢n a su sitio. "Es impensable colocar libros en ninguna de las dos bibliotecas, porque no tenemos el personal suficiente para controlar un servicio de pr¨¦starno", explica Carmen A?¨®n, arquitecto de paisajes. "Las hemos recuperado m¨¢s como testimonio de una ¨¦poca que como bibliotecas".Son las ¨²nicas bibliotecas que siguen en pie, pero no las ¨²nicas que existieron en el parque y de las que hoy ni siquiera se conoce su emplazamiento exacto. La que est¨¢ situada junto al monumento a Benito P¨¦rez Gald¨®s solamente prestaba libros del escritor canario y lleva su nombre. La segunda biblioteca en restauraci¨®n, situada en los jardines de Herrero Palacio, no tiene nombre conocido. La placa de azulejos s¨®lo indicaba su categor¨ªa de biblioteca p¨²blica. A?¨®n supone que se trata de la que exist¨ªa al lado del antiguo parque zool¨®gico y que estaba especializada en libros de animales y naturaleza. "No hemos podido encontrar ninguna referencia de las otras bibliotecas p¨²blicas del Retiro", se?ala A?¨®n.
La restauraci¨®n no da por terminado el proyecto de recuperaci¨®n de las peque?as bibliotecas. La idea de A?¨®n de convertir el parque en un sal¨®n de lectura a cielo descubierto compromete al Ministerio de Cultura y a la Comunidad de Madrid. Su oferta es concreta: que el municipio habilite dos casetas en desuso, situadas cerca del Palacio de Cristal, que se pueden cerrar a voluntad, y que las otras dos instituciones financien el personal que controle el pr¨¦stamo de libros a los visitantes del Retiro.
La propuesta del concejal de Educaci¨®n y Juventud, Jos¨¦ Gabriel Astudillo, no costar¨ªa dinero. Seg¨²n Jes¨²s Garc¨ªa Bay¨®n, coordinador de la Feria del Libro, el concejal le propuso que los bibliotecarios al aire libre fueran objetores de conciencia. "No s¨¦ qu¨¦ ha ocurrido, pero me parece que la propuesta no ha sido aprobada", comenta Garc¨ªa Bay¨®n.
En cuanto a los libros, la Feria est¨¢ dispuesta a surtir a las bibliotecas de obras de Benito P¨¦rez Gald¨®s y otras relacionadas con Madrid o el parque del Retiro. "La ¨²nica garant¨ªa que exigimos es que alguien se haga cargo del servicio de pr¨¦stamo", se?ala Garc¨ªa Bay¨®n.
Reconstrucci¨®n fiel
Las dos bibliotecas han sido reconstruidas siguiendo fielmente el modelo original. El estilo de ambas construcciones est¨¢ basado en el ncoandalucismo imperante a principio de siglo.
Garc¨ªa Bay¨®n no est¨¢ del todo de acuerdo con el resultado. "Presentamos un proyecto que recubr¨ªa la de P¨¦rez Gald¨®s de una capa de granito que incluia la colocaci¨®n de puertas de aluminio y metacrilato, pero fue rechazado", explica. A?¨®n prefiri¨® reconstruirlas seg¨²n el modelo original. La ¨²nica exigencia de la Feria del Libro, que ha pagado un mill¨®n y medio de pesetas, es una placa que indique su patrocinio.
El circuito literario del Retiro fue una creaci¨®n de V¨ªctor Espin¨®s, director de bibliotecas circulantes y de los parques de Madrid hasta la guerra. Cre¨® tambi¨¦n bibliotecas en los parques de bomberos y dej¨® varios proyectos inconclusos. La guerra posterg¨® indefinidamente una biblioteca en la Casa de Campo especializada en historia natural y otra situada en el monumento a Cervantes de la plaza de Espa?a.
Libros de juguete
No queda nada de la encantadora biblioteca infantil situada junto al parterre del parque del Retiro. Desapareci¨®, como las dem¨¢s, despu¨¦s de la guerra. La hija del creador del circuito literario del Retiro, Juana Espin¨®s, tiene ahora 86 a?os, pero recuerda sin equ¨ªvocos el ¨¦xito que tuvieron durante los a?os de la Rep¨²blica. No se sabe exactamente cu¨¢ndo ni cu¨¢ntas se fundaron, porque los papeles se han perdido o est¨¢n ilocalizables."La biblioteca infantil no s¨®lo prestaba libros de cuentos. Los ni?os tambi¨¦n ped¨ªan juguetes. Era como un armario grande, con su copete, recubierto de cer¨¢mica fabricada especialmente por el Ayuntamiento", recuerda Espin¨®s, que sucedi¨® a su padre en la direcci¨®n de la biblioteca. "El D¨ªa de Reyes, los ni?os se pod¨ªan quedar con el juguete elegido", a?ade.
Las pelotas, que al principio fueron las m¨¢s solicitadas, quedaron prohibidas al poco tiempo. Una carta enviada por V¨ªctor Espin¨®s a Cecilio Rodr¨ªguez, jardinero mayor del Ayuntamiento, lo atestigua: "Los balones est¨¢n ya destrozados, algunos cortados con navaja... Hay que pactar con la brutalidad, pero tambi¨¦n hay que ponerle remedio: no habr¨¢, pues, m¨¢s b¨¢lones".
Sin embargo, la preocupaci¨®n mayor de Espin¨®s era colocar una separaci¨®n entre el dep¨®sito de libros y "la avalancha de peticionarios que arrollan literalmente al infeliz inv¨¢lido que sirve la biblioteca", prosigue la carta.
En la biblioteca p¨²blica situada en el parque del Oeste, un hombre cojo era el encargado de custodiar los libros. Los documentos se?alan que no conserv¨® mucho tiempo su puesto debido a que los v¨¢ndalos robaban los vol¨²menes y hu¨ªan aprovechando su ventaja f¨ªsica.
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