La aventura democr¨¢tica de la sociedad argelina
A juzgar por lo que se escucha en todos los discursos pol¨ªticos o pol¨ªtico-religiosos sobre la problem¨¢tica de la crisis argelina, pueden encontrarse todas las causas que se quieran. Pero ?no es propio de un discurso pol¨ªtico el imponer una argumentaci¨®n de naturaleza invariablemente ideol¨®gica para movilizar a una base electoral lo m¨¢s amplia posible, con las miras puestas en la conquista del poder?Digan lo que digan de las condiciones en las que se desarrollaron las elecciones anuladas de junio de 1990, no hay m¨¢s remedio que afirmar lo siguiente:
1. La gran mayor¨ªa de la sociedad argelina no considera que el multipartidismo tal y como ha sido descrito en l¨ªneas generales sea una experiencia que responda a sus aspiraciones. Lo cual significa que las preocupaciones est¨¢n en otra parte.
2. Que la fracci¨®n de argelinos que propugna una alternancia democr¨¢tica del ejercicio del poder es una minor¨ªa especialmente fragmentada. Dentro de ese 30,5% que ha dado su voto a los partidos llamados democr¨¢ticos, la parte m¨¢s importante, o sea, el 12,2%, corresponde al FLN: estos partidos no tendr¨¢n ninguna posibilidad de acceder al poder a medio plazo si las causas de la crisis no encuentran un atisbo de soluci¨®n, a no ser que jueguen a otro juego con la democracia.
3. Que una fracci¨®n casi igual de relevante de la sociedad (el 28,5%) se ha manifestado a favor de otro proyecto social cuya caracter¨ªstica principal e inmediata es la destrucci¨®n del Estado tal y como ha existido desde 1962 y su sustituci¨®n por algo diferente, basado en un planteamiento teol¨®gico del poder y de las relaciones sociales. Es esta fracci¨®n la que genera formaciones pol¨ªticas de programa pol¨ªtico-religioso revolucionario, y no a la inversa.
En otras palabras, esta fracci¨®n d¨¦ la sociedad fue la que gener¨® lo que era el FIS; no fueron las facultades intr¨ªnsecas de esta formaci¨®n las que le hicieron triunfar. Esta conclusi¨®n es importante porque significa que toda consulta electoral libre que se celebre en el contexto actual (m¨¢s degradado todav¨ªa desde octubre de 1988) acarrear¨¢ la conquista del poder por parte de este tipo de formaciones pol¨ªtico-religiosas, porque son las ¨²nicas inscritas en esta l¨®gica, desarrollada por esta fracci¨®n de la sociedad. La ca¨ªda de popularidad registrada entre junio de 1990 y diciembre de 1991 no debe considerarse a priori como una tendencia de peso, porque nada apoya esta hip¨®tesis.
?Qu¨¦ podemos deducir de todos estos indicadores?
- Que la sociedad argelina est¨¢ pasando de ser una sociedad rural agr¨ªcola a ser una sociedad en v¨ªas de urbanizaci¨®n... En las grandes ciudades tienden a imponerse unos valores y normas rurales que han estallado y han sido reinterpretados a la luz de las transformaciones sociales: arraigo religioso; rechazo del modelo de comportamiento urbano juzgado demasiado occidentalizado e indecente; b¨²squeda de una solidaridad comunitaria perdida, pero que la fraternidad religiosa ha sabido resucitar; b¨²squeda de nuevos signos externos de comportamiento; valoraci¨®n de la virilidad, atracci¨®n casi nula por la cultura profana, relaci¨®n. puritana con el cuerpo, animosidad cr¨®nica frente al Estado, el poder pol¨ªtico y sus instituciones..., tantos elementos que no son neutrales en la relaci¨®n de la gente con la acci¨®n pol¨ªtica.
-Que la transformaci¨®n del nivel de vida ha sido a la vez brutal y carente de fundamento econ¨®mico y social, es decir, una transformaci¨®n que no es consecuencia de un esfuerzo constante ni est¨¢ socialmente legitimada, lo que tiende a crispar las aspiraciones sociales y a hacerlas pr¨¢cticamente inabordables.
- Que la movilidad social ha sido tan intensa desde la independencia que tiende a encarnar en la imaginer¨ªa social la arbitra riedad y el abuso, y con raz¨®n: empleados de oficina o de f¨¢brica que se convierten en altos cargos, talebs que se convierten en profesores de universidad, jueces o diputados, directivos medios que se convierten en grandes jefes de empresas, miles de per sonas que salen del anonimato total para irrumpir s¨²bitamente como grandes personajes a nivel local, regional y muchas veces nacional, bomberos o agentes de oficina, jefes de equipo o contables convertidos en patrones al frente de fabulosas fortunas amasadas en unos anos, etc¨¦tera.
Este tipo de constataci¨®n crea, fomenta y amplifica un comportamiento nilihista y desarrolla un escepticismo generalizado entre quienes est¨¢n al servicio del Estado y creen en su poder de racionalizaci¨®n.
El Watab, 9-10 octubre 1992.
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