Di¨¢logo imposible entre proyectos a a?os luz
Es como para no entender nada. Mientras el presidente del Alto Comit¨¦ de Estado se dirig¨ªa hace poco a la naci¨®n en una intervenci¨®n en la que se supon¨ªa que, entre otras cosas, har¨ªa balance del di¨¢logo con los partidos y las asociaciones, resulta que se inicia una pr¨®rroga inesperada. ?Acab¨® el tiempo reglamentario atribuido al di¨¢logo en tablas? Sin duda alguna. ?Y c¨®mo iba a ser de otro modo cuando se sigue creyendo que proyectos de sociedad entre los que median 10 siglos de distancia pueden coexistir, cuando se sigue tomando en serio al responsable de un partido que clama que Argelia no necesita ninguna ley porque el Cor¨¢n las contiene todas?En vista de la situaci¨®n de crisis profunda que vive Argelia y que enturbia toda perspectiva de futuro, ?no ser¨¢ que la salida est¨¢ m¨¢s bien en una opci¨®n resuelta, aunque cause insatisfacciones, la opci¨®n de arrancar a Argelia de las garras de las tinie-' blas para empujarla hacia la luz? Esta opci¨®n no acaba de precisarse, hasta el punto de que empezamos a preguntamos con angustia si es verdaderamente hacia la luz del d¨ªa adonde quieren llevamos quienes tienen a su cargo el destino del pa¨ªs.
La peculiaridad de la segunda parte de este di¨¢logo pol¨ªtico es que reunir¨¢ a las formaciones agrupadas en familias de ideas. Y aqu¨ª caemos a pie juntillas en la gran problem¨¢tica de Argelia, porque, dejando al margen algunos detalles, en realidad no hay m¨¢s que dos familias: la familia que avanza y la familia que retrocede. Entre las cinco formaciones pol¨ªticas recibidas por el Alto Comit¨¦ de Estado figuran dos partidos integristas, dos partidos que apoyan el integrismo y s¨®lo un partido que trabaja por una Argelia republicana y moderna.
?Qu¨¦ ley aplicar en este caso: la de la cantidad o la de la calidad? ?A qu¨¦ partido escuchar: al que aboga por una sociedad democr¨¢tica, realizada y moderna, o a los cuatro que quieren hacer volver a Argelia a una ¨¦poca peor a¨²n que ¨¦sta en la que se debate hoy en d¨ªa? Esperemos que el poder, que admiti¨® en enero de 1992 que la ley de la cantidad no siempre es omnipotente, preste la debida atenci¨®n y tome la decisi¨®n correcta. ?O es que el poder que desde 1962 se sucede a s¨ª mismo no interrumpi¨® el absurdo proceso electoral de hace a?o y medio m¨¢s que para preservar esta continuidad en la sucesi¨®n y no, como muchos creen, para salvar a Argelia?
El proceder que se adopte y las opciones que se decidan pr¨®ximamente permitir¨¢n responder a esta pregunta. Porque al pa¨ªs le ha llegado la hora de las elecciones decisivas, dado que hace 30 a?os que no se pronuncia realmente. ?Seguir¨¢ navegando con la vista puesta en un horizonte en el quese acumulan. los espejismos o se decidir¨¢ a coger el tim¨®n, bruscamente al principio, a fin de imprimirle la rotaci¨®n necesaria?
Yes que empezamos a no tocar fondo y a acusar un inicio de v¨¦rtigo con el baile de vacilaciones y el juego de columpio en el que nos arrastran. Un ejemplo: por un lado se introduce el adhan (llamamiento a la plegaria) en la televisi¨®n -algo de lo que hemos prescindido durante 30 a?os sin que nuestra adhesi¨®n isl¨¢mica se haya visto mermada por ello, y, por otro, se exige: que los funcionarios vayan a trabajar con una indumentaria neutra que no imponga a los ciudadanos el alarde de su devoci¨®n. Pasemos por alto el primer punto, pero digamos del segundo que todo el honor recae en el Gobierno. Denota que el Ejecutivo est¨¢ interesado en volver a instaurar el orden y devolver un poco de autoridad a un Estado mucho tiempo pisoteado. As¨ª que nos resulta agradable pensar que en el futuro ya no nos recibir¨¢n encargados en chilaba, chancletas o gandura, o cuyas mejillas llevan 20 d¨ªas sin saber lo que es una cuchilla de afeitar.
Pero esperen; para una vez que el Gobiemo toma una muy buena iniciativa, es probable que la reacci¨®n venga de quienes menos deber¨ªa esperarse, pero en realidad se espera porque ya nos tienen acostumbrados: qu¨¦ se apuestan a que esos hambrientos de derechos humanos que est¨¢n al acecho de la m¨¢s m¨ªnima causa a la que hincarle el diente no tardan en denunciar la violaci¨®n de no s¨¦ qu¨¦. Lamentablemente, la cultura populista no pertenece a un solo bando, y hombres cuya apariencia no los predispone en absoluto a ello a menudo han arrimado el ascua a sardinas envenenadas. Aunque eso no quita para que luego se conviertan en pla?ideras ante quienes se retuercen por el dolor de una intoxicaci¨®n mortal.
Ruptures, n¨²mero 20, del 25 al 31 de mayo de 1993.
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