En busca de la amnesia
El p¨²blico llega como la novia que, 12 a?os y muchos plantones despu¨¦s, quiere creer a¨²n en las promesas de su mancebo. Ni la chica ni el gal¨¢n son ya los mismos, ajadas las ilusiones tanto como el cutis, aflojadilla la cintura por el relajo y ciertos placeres menores. No son los de ayer, pero quieren creerlo, y necesitan, desesperadamente necesitan, que la ceremonia del mitin les devuelva la lozan¨ªa perdida, la fe de entonces, la seguridad de que durante todos estos a?os no han malgastado el tiempo queriendo al partido equivocado. Por eso los m¨ªtines son una mezcla de renovaci¨®n de votos y recital de Julio Iglesias -"?l va diciendo mentiras, y ella se las va creyendo", como en la poes¨ªa popular- y, sobre todo, un ritual de mutua celebraci¨®n de la amnesia, la creaci¨®n, entre unos y otros, de un agujero negro en donde sepultar cualquier autocr¨ªtica.La puta base, la militancia que acude a reafirmarse en los m¨ªtines del PSOE, por olvidar, quiere olvidar hasta que Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra tienen lo que tienen separ¨¢ndoles. Por eso permanece indiferente la militancia, respetuosamente callada pero indiferente, cuando Fernando Mor¨¢n recuerda los errores cometidos -"Aqu¨ª se dijo demasiado alegremente que ¨¦ste era el pa¨ªs donde uno pod¨ªa hacerse rico con m¨¢s facilidad"-, y a¨²lla de gusto cuando se insiste en lo estupendos que son los socialistas, paladines de la civilizaci¨®n occidental y, por lo que vengo oyendo, hasta responsables (de la emancipaci¨®n femenina en nuestro pa¨ªs, en la que el movimiento feminista, por lo visto, nada tuvo que ver. Seamos claros: al p¨²blico de los m¨ªtines no le importa Europa, pero puede delirar cuando sus l¨ªderes m¨¢s osados le dicen que, gracias al PSOE, un extreme?o puede ser alcalde, un suponer, de Irlanda. Que lo han dicho.
Llegan los militantes con las ganas de enamorarse de nuevo, y en general se les somete, desde el principio, a un pressing intelectual que, junto con el calor, ablanda forzosamente las meninges: la actuaci¨®n -ya legendaria- del grupo musical Alcatraz -?Nadie se ha percatado de que habr¨ªa que cambiarles ese nombre de presidio tan poco oportuno en estas circunstancias?-, cuyo repertorio va desde As¨ª hablaba Zaratrustra hasta En er mundo -"Ese pasodoble, que es tan nuestro"- pasando por una deliberada adaptaci¨®n de Gloria Estefan a la situaci¨®n del PSOE: "S¨¦ que a¨²n nos queda una oportunidad, s¨¦ que a¨²n no es tarde para recapacitar" que deja al p¨²blico desprotegido para la siguiente carga: "?Tocar madera! ?Tocar madera!". Al final, ?c¨®mo no van a cogerse de la mano, como en la misa, para corear el Himno a la alegr¨ªa?.
La amnesia es la gran protagonista de los actos pol¨ªticos p¨²blicos socialistas: una faena r¨¢pida para ali?ar la corrupci¨®n propia meti¨¦ndola en el saco de la generalizada, una loa desmedida a los logros realizados, la demonizaci¨®n del ¨²nico oponente admitido -ning¨²n socialista reconoce que pueda existir en este pa¨ªs otra izquierda-, y una nueva entrega de promesas de boda, lo que no exime del recordatorio de regalos anteriores, cuya enumeraci¨®n depende de la zona: pol¨ªtica de c¨ªtricos y exportaciones en Valencia, autov¨ªas en Andaluc¨ªa, la lucha por el vino en Extremadura.
Si el sol aprieta lo bastante, una puede salir del mitin hasta crey¨¦ndose virgen. Que ya es creer.
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