Anagrama celebra sus 25 a?os con un encuentro entre la cultura y la memoria
La editorial barcelonesa congreg¨® a todo tipo de personajes del mundo de las letras
La tostada siempre cae por el lado de la mantequilla. Es una de las pr¨ªncipales leyes de Murphy, que anoche volvieron a cumplirse en Madrid. Tras cinco jornadas de laFeria del Libro bajo un sol radiante, la noche en la que la editorial Anagrama hab¨ªa organizado, en el Jard¨ªn Bot¨¢nico, una fiesta para celebrar sus 25 a?os cerr¨® un d¨ªa lluvioso. Pero los elementos no pudieron con la cultura. Escritores, editores, periodistas se unieron para celebrar que ha pasado un cuarto de siglo desde que Jorge Herralde, director de Anagrama, lleg¨® por primera vez al parque del Retiro.
?ste s¨®lo era uno de los pretextos que Herralde esgrimi¨® anoche para congregar al personal. Anagrama tambi¨¦n ha incorporado a su cat¨¢logo seis novedades de sendos autores de la casa: Carmen Mart¨ªn Gaite, La Reina de las Nieves; Justo Navarro, La casa del padre; Rafael Chirbes, Los disparos del cazador; Adelaida Garc¨ªa Morales, Las mujeres de H¨¦ctor; Josefina R. Aldecoa, Mujeres de negro y Javier Mar¨ªas, Ma?ana en la batalla piensa en m¨ª.
El saludable caos generacional que refleja esta lista estuvo presente en el Jard¨ªn Bot¨¢nico. El mundo cultural funciona por tribus. Anagrama congreg¨® a gentes de toda condici¨®n y lugar: a representantes de otras editoriales (Alfaguara, Mondadori, Tusquets, Visor, Anaya & Mario Muchnik, entre otras), los ¨²ltimos de Filipinas de los cincuenta (Antonio Mart¨ªnez Sarri¨®n, Jaime Salinas, veterano editor que aprendi¨® el oficio al mismo tiempo que Carlos Barral, adem¨¢s de Mart¨ªn Gaite y Aldecoa), a antiguos nov¨ªsimos (Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n o Vicente Molina Foix), a los autores consagrados hace ya muchos libros (Luis Antonio de Villena, Cristina Fern¨¢ndez Cubas, Eduardo Mendicutti, Soledad Pu¨¦rtolas, Alfredo Bryce Echenique) y a los que se han consagrado con menos libros (Almudena Grandes o Bel¨¦n Gopegui).
La lluvia, que cay¨® durante todo el d¨ªa mezclada con barro, no fue el ¨²nico tema de conversaci¨®n casual antes de entrar en calor. Algunos madrile?os comentaban: "Tienen que venir los catalanes a ense?arnos el Jard¨ªn Bot¨¢nico", que se encontraba en todo su esplendor primaveral. Las dificultades para entrar y salir del Jard¨ªn -dado que la puerta principal se cerr¨® a la media hora de comenzado el festejo- dieron mucho que hablar. Algunos invitados vagaban despistados entre sequoias, baobabs, juncos, jacintos y franchipanes en busca de la inaccesible salida que daba a la literaria Cuesta de Moyano y que estaba custodiada por un guardia jurado que no acababa de entender aquel trasiego a deshoras.
Sus autores tuvieron la oportunidad de tomar el pelo a Herralde en varias ocasiones. "Es el ¨²nico editor al que le puedes entregar una novela a las ocho de la ma?ana y que te llame a las nueve de la ma?ana, diciendo que le gusta mucho pero que hay dos palabras que no encajan", asegur¨® Rafael Chirbes. Carmen Mart¨ªn Gaite asinti¨® entre risas: "Eso es verdad".
La fiesta de anoche fue un encuentro en la memoria, que, seg¨²n los propios autores, es el ¨²nico punto en com¨²n entre los seis libros. "Escribimos para librarnos de nuestros fantasmas", dijo Aldecoa.
"Quince a?os son muchos a?os. Tienen que pasar para que uno se d¨¦ cuenta". Con esta frase termina Mart¨ªn Gaite el pr¨®logo de su novela La Reina de las nieves. En este cuarto de siglo han pasado muchas cosas. Alguno de los presentes hizo referencia a los ausentes (Barral, Juan Garc¨ªa Hortelano, Juan Benet ... ). Otros se?alaron que las editoriales que nacieron en los a?os sesenta han crecido hasta llenar sus cat¨¢logos con toda una educaci¨®n sentimental. Muchos de estos alumnos, y algunos maestros, retaron ayer a la lluvia para celebrar la cultura.
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