La sombra de Carlos Barral, entre los ¨¢rboles
"C¨®mo le ir¨¢n las cosas a Herralde para que tire as¨ª la casa por la ventana, t¨² ya sabes, los catalanes son de la virgen del pu?o". Pues s¨ª, Jorge Herralde tir¨® la casa por la ventana y convirti¨® el Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid en una fiesta de la cultura. Tir¨® la casa por la ventana porque quiso y porque las cosas le van muy bien. Es el resultado de 25 a?os de lucha, de riesgos y de ser m¨¢s listo que el hambre. Cu¨¢ntas veces los lectores nos habremos quejado de su dictadura literaria. "?Diablos, ahora nos impone a los italianos!". S¨ª nos los ha impuesto, pero nos ha tra¨ªdo a uno de los mejores, a Antonio Tabucchi, por ejemplo, que va a ser, ya es, una de las m¨¢s importantes voces literarias de este siglo.Herralde que apost¨® por los nuevos narradores espa?oles y tuvo olfato. Ahora resulta que nos gustan m¨¢s y ¨¦l est¨¢ en la primera l¨ªnea del frente, con su cuadra: Carmen Mart¨ªn Gaite, F¨¦lix de Az¨²a, Javier Mar¨ªas, Vicente Molina Foix, Soledad Pu¨¦rtolas, Rafael Chirbes, Enrique Vila-Matas, Jos¨¦ Antonio Marina... y la lista contin¨²a.
Herralde, ?de la virgen del pu?o? Quiz¨¢ s¨ª. Pero tambi¨¦n Herralde de las apuestas y los riesgos. Sus 300 t¨ªtulos en la colecci¨®n de narrativa lo avalan. ?l se ha empe?ado, por ejemplo, en mostrar a Espa?a entera las nuevas generaciones de autores catalanes. Quim Monz¨®, Jes¨²s Moncada. Valores seguros. Pero tambi¨¦n al loco imaginativo Miquel de Palol. El Herralde que nos trae a Espa?a el tochazo de La ¨²ltima viuda de la Confederaci¨®n, de Allan Gurganus. Y nosotros, obedientes, lo leemos. Y nos gusta. El Herralde que, en un momento en que el inter¨¦s por los autores extranjeros baja, publica esa deficiosa joya que es Una pena en observaci¨®n, de C. S. Lewis, que ya nos hab¨ªa anticipado la m¨ªtica Trieste, pero ¨¦l la saca en el momento oportuno, cuando se estrena Tierras de penumbra y agota la primera edici¨®n. El Herralde que se mata por traer a esta Feria del Libro el monumental Omeros, de Derek Walcott. ?Qui¨¦n lo va a comprar? ?Qui¨¦n lo va a leer? Cuatro pirados. O quiz¨¢ m¨¢s. Con la dictadura Herralde nunca se sabe. El Herralde insaciable que nos fastidia a los periodistas. ?Tenemos que promocionarle todos, todos sus libros?
Ayer este editor incombustible estaba feliz. Con Lali Gubern, la primera dama de Anagrama. Con M¨®nica Mart¨ªn, la sonrisa de la editorial. Con sus leales amigos y competidores, gente de Tusquets, que celebra tambi¨¦n sus 25 a?os, y de Alfaguara, que conmemora los 30, escritores de todas la generaciones, editores, pol¨ªticos...
Fue una noche m¨¢gica de la que nadie se quiso ir. Antonio Mart¨ªnez Sarri¨®n la resumi¨®: "?No te parece ver a Carlos Barral entre aquellos ¨¢rboles?". "Y Juan Garc¨ªa Hortelano y Juan Benet, ?por qu¨¦ no vienen a la fiesta?".
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