Gorilas con tocayos reales
Un grupo guineano protesta porque el zoo puso nombres de reyes bubis a dos animales
La que fue ¨²nica colonia espa?ola en el ?frica negra sigue dando guerra. Lejos de la arena pol¨ªtica, una nueva disputa centrada en el honor din¨¢stico ha brotado desde Guinea Ecuatorial. Sorprendentemente, los protagonistas no son exiliados ni disidentes del r¨¦gimen de Teodoro Obiang, sino dos gorilas que residen en el Zoo de la Casa de Campo. Su delito, llamar se Bioko y Malabo, como dos antiguos reyes del pueblo bubi (y como dos top¨®nimos guineanos).La pol¨¦mica surgi¨® hace dos meses, cuando la Alianza Nacionalista Bubi escribi¨® una carta a la direcci¨®n del zoo expresando su malestar por el hecho de que dos nombres de la antigua realeza bubi sirvieran para designar a unos monos, con la consiguiente humillaci¨®n que comportaba para el honor de su pueblo. Bioko y Malabo, los apelativos de la discordia, corresponden adem¨¢s a la isla principal de Guinea Ecuatorial -conocida en Espa?a como Fernando Poo- y a la capital del pa¨ªs. Los guineanos se dirigieron tambi¨¦n al Ministerio de Cultura y a la Comunidad de Madrid, que delegaron toda responsabilidad en el zool¨®gico.
Para evitar pol¨¦micas, el zoo ha decidido cambiar los nombres de los dos simios. Sus nuevas identidades surgir¨¢n de un concurso dirigido a los ni?os, en el que se les solicitar¨¢n sugerencias, con la ¨²nica limitaci¨®n de que las propuestas deber¨¢n tener "una resonancia aut¨¦nticamente espa?ola". Las bases detalladas del concurso aparecer¨¢n pr¨®ximamente en los medios de comunicaci¨®n.
Pero no todo ser¨¢ tan sencillo como un simple cambio de nombre. "Los gorilas son inteligentes y recuerdan sus nombres. Si un d¨ªa se les empieza a llamar de otra forma pasar¨¢n un periodo de confusi¨®n", advierte Enrique S¨¢ez, veterinario y buen conocedor de estos animales. Contra lo que pueda pensarse por su aspecto, ello no supone que los monos se vuelvan agresivos. "Los gorilas son muy nobles. No se pelean. Claro que Bioko es el gran macho dominante en el grupo, y a veces lo demuestra. Pero son peque?as ri?as para dejar clara la jerarqu¨ªa", tranquiliza S¨¢ez.
A pesar de todo, a veterinarios y cuidadores les espera una ardua tarea hasta que consigan habituar a los dos simios a sus nuevos nombres. Por suerte, los gritos de los chiquillos, a quienes les encanta llamar a los animales cuando visitan el zoo, servir¨¢n tambi¨¦n para acostumbrar a Bioko y Malabo a sus futuros apelativos. Mientras, los gorilas permanecen ajenos a la cuesti¨®n, enfrascados en su pl¨¢cida y aburrida vida. Bioko es el jefe. Dos machos y tres hembras acatan el liderazgo de este soberbio ejemplar, que mide 1,80 y pesa alrededor de 180 kilos. Nacido en Guinea Ecuatorial, lleg¨® a Madrid en 1981, y desde entonces se ha dedicado a retozar y perpetuar su especie. Fruto de este empe?o fue Malabo, un ni?ito que vio la luz en el zoo en 1991. Ahora se encuentra en la mitad de su infancia, ya que los gorilas suelen vivir entre 35 y 40 a?os. En el zoo ha extra?ado la protesta del grupo bubi, puesto que, como indica la encargada de relaciones p¨²blicas, Amparo Fern¨¢ndez, "es una pr¨¢ctica habitual en todos los zool¨®gicos el poner a los animales nombres propios, hist¨®ricos o geogr¨¢ficos". "Tenemos nombres de todo tipo: desde los pandas que se llaman Chu Lin ,o Chan Chan hasta otros m¨¢s comunes como Lola o Mariel, y apostilla: "Hasta tenemos una Amparo, como yo".
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