La revoluci¨®n del libro electr¨®nico
Ante las reticencias de los editores tradicionales, y como ya sucedi¨® en Estados Unidos, son tambi¨¦n en Espa?a las empresas de inform¨¢tica y electr¨®nica quienes toman la iniciativa de editar libros electr¨®nicos para el gran p¨²blico. Las primeras en lanzarse han sido Micronet, ya con t¨ªtulos en el mercado, que acaba de publicar su M¨¢quina del tiempo, un programa multimedia sobre historia de Espa?a, y el grupo El Corte Ingl¨¦s que con la marca Inves lleva colocadas m¨¢s de 1.500 copias de un curso de ingl¨¦s en CD-ROM, y desde MOINSA-Producciones Interactivas prepara un Diccionario pronunciado del espa?ol.
Los editores tradicionales no parecen animarse a entrar en este sector emergente. Hay, sin embargo, excepciones, y algunas de ellas de mucho inter¨¦s, como el Diccionario enciclop¨¦dico electr¨®nico Durvan, la primera enciclopedia espa?ola en CD-ROM, que fue presentada en la ¨²ltima Feria del Libro de Madrid; la versi¨®n electr¨®nica del Diccionar1o de Mar¨ªa Moliner, que Gredos prepara con WordPerfect (sobre disquetes); el CD-1 Goya grabador, que coedita Cagariego; e, el hiperdiccionario catal¨¢n-espa?ol-ingl¨¦s, de Enciclopedia Catalana. Otras editoriales como SM, Timun Mas o Destiro ya trabajan en proyectos.
Aunque parezca contradictorio, son las profesiones m¨¢s antiguas (m¨¦dicos, abogados, fil¨®logos) las que trabajan hoy con la ayuda de una tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada. Quien quiere conocer la legislaci¨®n sobre un tema, el texto de un incunable o lo ¨²ltimo que se ha publicado sobre determinada enfermedad no acude ya a libros, sino a productos inform¨¢ticos (b¨¢sicamente en CDROM) que dan acceso a grandes cantidades de informaci¨®n.
?Existe ya un mercado en Espa?a para la edici¨®n sobre soporte electr¨®nico? Un buen dato podr¨ªa ser el parque actual de lectores de CD-ROM; y ah¨ª empiezan los problemas. Dependiendo de las fuentes consultadas, la estimaci¨®n var¨ªa entre 8.000 y 50.000 lectores (para PC, y sumando tanto usos profesionales -bibliotecas, bufetes como privados). La cifra real probablemente ronde los 25.000. En Estados Unidos hoy hay siete millones y medio de lectores, lo que en proporci¨®n a la diferencia de poblaci¨®n significa 300 veces m¨¢s. De creer algunas predicciones, a finales de este- a?o el parque espa?ol habr¨¢ subido hasta 90.000. Tal vez esta cifra parezca excesiva, pero hay datos fiables que indican que crece a ritmo acelerado: en el ¨²ltimo a?o y medio una sola marca de lectores, Inves, ha vendido m¨¢s de 3.000.
Nuestro mercado interno de obras tiene ya cierta importancia en el sector profesional: las empresas que comercializan bases de datos de leyes y jurisprudencia facturan en ese concepto cerca de 1.000 millones de pesetas al a?o. El n¨²mero total de obras disponible! en todo el mundo en CD (la mayor¨ªa CD-ROM) es de 5.500, frente a unos 50 t¨ªtulos espa?oles, que son sobre todo de legislaci¨®n. Pero todo invita a pensar que el sector de consumo puede dispararse muy pronto y muy r¨¢pidamente, incorporando usuarios de industrias de la lengua (es decir, cualquiera que escriba en un ordenador) y consumidores de obras de referencia '(enciclopedias y diccionarios), ense?anza (de idiomas, m¨²sica ... ), obras de arte, infantiles...
Los t¨ªtulos electr¨®nicos saltar¨¢n a todo tipo de puntos de venta: grandes superficies, tiendas de software, videoclubes, casas de juegos electr¨®nicos... Las librer¨ªas que se adapten a ser proveedoras de informaci¨®n sobre cualquier soporte tendr¨¢n un papel importante. Algunas como Paradox y Librer¨ªa Aut¨®noma, en Madrid, ya dan un buen servicio al sector profesional.
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