"Los ricos tambi¨¦n lloran; pero ven mucha menos televisi¨®n"
Lolo Rico, que oculta su edad con coqueter¨ªa juvenil, reniega sin reparos de un pa¨ªs cuyas gentes cultivan la p¨¦sima costumbre de seguir atentamente los programas de televisi¨®n que desaprueban, convirtiendo esas malas cr¨ªticas en frecuente y machac¨®n objeto de tertulia. La televisi¨®n, concretamente la espa?ola, ha sido su lugar de trabajo como guionista, directora y realizadora de programas, sobre todo infantiles y juveniles, como La bola de cristal, con el que Lolo Rico consigui¨® un Premio Ondas. Madrile?a, trasnochadora, fumadora empedernida, desesperada seguidora de lo que ocurre detr¨¢s de la pantalla, no se acuesta sin ver al menos una pel¨ªcula diaria, a riesgo de convertir sus dulces sue?os en siniestras pesadillas. Su ¨²ltimo libro, El buen telespectador, aspira a convertirse en un manual para pegar los ojos a la tele con ton y son. Abst¨¦nganse de su lectura quienes busquen un conjuro contra los poltergeis, porque el libro ha sido escrito para esos otros que pretenden conservar su integridad f¨ªsica y ps¨ªquica mientras la televisi¨®n est¨¢ emitiendo. Su anterior volumen se titul¨® nada m¨¢s y nada menos que TV, f¨¢brica de mentiras.
Pregunta. Naturalmente, usted ha dejado de recibir ofertas laborales de televisi¨®n.
Respuesta. Efectivamente, la ¨²nica reacci¨®n visible ha sido que a m¨ª se me han cerrado las puertas de todas las televisiones. La disconformidad con el poder te deja sin acceso a los medios.
P. ?Y le ha compensado?
R. Pues la verdad es que echo mucho de menos la televisi¨®n. Me gusta la imagen. A veces me siento frustrada, pero ha sido hermoso sentirme libre para decir exactamente lo que pienso.
P. Dice Tom Wolfe que la gente escribe de televisi¨®n cuando no tiene nada que decir.
R. Pues yo creo que tengo muchas cosas que contar. Tampoco me levant¨¦ un d¨ªa y dije: "Bueno, ?y de qu¨¦ escribo?". Supongo que en mis libros quiero dejar un testimonio coherente de mi trayectoria profesional. Tendr¨¦ que demostrar que Tom Wolfe se equivoca, pero, por supuesto, no pienso escribir siempre sobre televisi¨®n.
P. Recomienda no dormir frente al receptor cuando media Espa?a concilia su siesta al arrullo de la tele.
R. No tengo nada contra la siesta, menos a¨²n contra la cabezadita viendo la televisi¨®n, teniendo en cuenta que los contenidos no son para menos. Otra cosa es utilizarla como somn¨ªfero, depender de ella como de una medicina.
P. Dice usted que la gente feliz ve poca televisi¨®n.
R. La felicidad es el mejor ant¨ªdoto para el consumo indiscriminado de televisi¨®n. Por ejemplo, las parejas felices la consumen de una forma m¨¢s puntual y medida. Lo mismo sucede con los ricos.
P. Que, sin embargo, tambi¨¦n lloran.
R. S¨ª. En los seriales, el ¨²nico lugar donde los ricos pierden. Cuando uno tiene una capacidad econ¨®mica importante puede repartir su ocio entre salidas, fiestas, espect¨¢culos y hasta paseos en yate. Suelen ver espacios muy determinados, generalmente aquellos donde se habla de ellos o de su grupo de poder. Claro que cuando se est¨¢ preocupado, sin un duro y a punto de quedarse en paro, ?C¨®mo decirle a alguien que, encima, no vea la televisi¨®n? Entre otras cosas, porque es gratis.
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