Erasmus da plant¨®n a los jovenes manchegos

No es lo mismo pertenecer a la universidad de Barcelona que a una de La Mancha. La veteran¨ªa y la dimensi¨®n tienen sus ventajas. En Catalu?a hay m¨¢s de 164.000 universitarios; en Castilla-La Mancha no llegan a 20.000. En Catalu?a se han adjudicado 2.327 becas Erasmus; en Castilla-La Mancha, 26.Mar¨ªa Teresa Garc¨ªa Figueroa se ha formado en la universidad castellano-manchega. Una universidad con muy pocos a?os de rodaje y con sedes repartidas en las peque?as capitales de la comunidad. Al concluir el curso pasado, cuando se encontraba a punto de acabar su carrera de Derecho, solicit¨® una beca Erasmus, un programa de ayudas econ¨®micas creado por la Uni¨®n Europea para facilitar la movilidad y el intercambio de los estudiantes entre las universidades europeas. Mar¨ªa Teresa pens¨® que, dentro de su campo, ser¨ªa formidable licenciarse en la Facolt¨¤ di Giurisprudenza de Catania, una de los m¨¢s. antiguos y prestigiosos centros de Derecho de Europa.

Si consegu¨ªa la beca tendr¨ªa la oportunidad de hacerlo. En su casa no andan sobrados de recursos. Depende de su madre, separada, residente en Aranjuez (Madrid), que sostiene a sus tres hijos con la pensi¨®n de su ex marido y una peque?a renta.

Mar¨ªa Teresa tuvo suerte y fue seleccionada junto a otros 25 compa?eros para acceder a una beca Erasmus. Seg¨²n su relato, a principios de octubre de 1993 el coordinador del programa, Carlos Esplugues Mota, reuni¨® a los 26 becarios para explicarles el alcance de la beca e informarles que la cantidad media asignada ascender¨ªa a unas 40.000 pesetas mensuales (360.000 pesetas por curso), abonadas en dos plazos; un 60% se entregar¨ªa durante el primer trimestre y el resto en junio de 1994.

Mar¨ªa Teresa y Jos¨¦ Miguel Puebla se desplazaron a Catania, con la ayuda del mecenazgo familiar, confiados en que las becas compensar¨ªan su estancia en Sicilia. La universidad castellano-manchega cumpli¨® en diciembre la primera parte del compromiso, pero al regresar en junio a Espa?a tuvieron que acudir a la Facultad de Derecho en Albacete para reclamar la ¨²ltima parte de la beca.

"No hay pago alguno que hacer. Las ayudas. econ¨®micas est¨¢n todas liquidadas. Se rebajaron las cantidades a cada uno de los beneficiarios para favorecer a otros, dado que las becas de este a?o han sido m¨¢s numerosas", les explic¨® Mercedes Romera.

Las expectativas de Mar¨ªa Teresa y Jos¨¦ Miguel se derrumbaron. ?C¨®mo es posible que les redujeran las cantidades prometidas? Mercedes Romera se siente desbordada por un asunto que le ha ca¨ªdo en sus manos, tras dimitir su antecesor Carlos Esplugues, que ha obtenido el traslado a la Universidad de Valencia.

"Se han respetado las cantidades m¨ªnimas por persona, que son 150 ecus (23.700 pesetas). S¨¦ que las expectativas eran mayores, pero lo hemos repartido entre todos. Tenga en cuenta que el a?o pasado s¨®lo hubo tres o cinco Erasmus".

Mar¨ªa Teresa y Jos¨¦ Miguel insisten que eso no fue lo que se les prometi¨® y reclamar¨¢n a las instancias que haga falta, hasta conseguir que la universidad cumpla los acuerdos, aunque no tengan ning¨²n documento que acredite esos compromisos.

El Consejo de Universidades del Ministerio de Educaci¨®n, que coordina a nivel nacional las Erasmus (10.949 becas y 1.159 millones de pesetas en 1993-94), alega que el reparto depende de cada universidad. Desde Valencia, Carlos Esplugues elude mediar en una historia que ¨¦l puso en marcha.

"Es un trabajo que hice sin cobrar un duro. Yo nunca he gestionado las cantidades. Dependen del vicerrectorado; que lo arreglen all¨ª. Todos los alumnos que reciben Erasmus saben que son becas de complemento, de ayuda a desplazamientos. Yo m . e encargu¨¦ de contactar con universidades extranjeras para negociar el intercambio de alumnos. A m¨ª no me importa lo que les paguen. Me es indiferente", se defiende Esplugues.