Ritos vand¨¢licos
Vivimos tiempos en los que un modo de rito que se repite tres veces acaba por constituirse en tradici¨®n inveterada. As¨ª, diversas ciudades dormitorio del cintur¨®n de Madrid cuentan con matanzas de vaquillas que se han convertido en irrenunciables para sus habitantes tras celebrar se cuatro a?os consecutivos. Por este mismo procedimiento se ha convertido en tradici¨®n madrile?a ir a Cibeles a hacer el cabestro cuando se produce alguna victoria futbol¨ªstica. Como era de es perar, esto ha acabado trayendo las consecuencias temidas, ante la pasividad de las autoridades, que no pusieron ning¨²n medio para su protecci¨®n. Antes al contrario, facilitaron la vand¨¢lica acci¨®n desconectando la iluminaci¨®n, que hubiera podido actuar como electrocutante elemento disuasorio. Tambi¨¦n han tenido buena parte de culpa los medios de comunicaci¨®n que han glosado tal acontecimiento en anteriores ocasiones como fastuosa muestra del gracejo popular, y que en las horas previas al fat¨ªdico partido prepararon el ambiente para la invasi¨®n de los lit¨®fagos.Ahora que ha llegado la hora de las lamentaciones y que pueden avecinarse celebraciones similares ser¨ªa el momento id¨®neo para que la prensa y el resto de los medios iniciaran una campa?a de informaciones ap¨®crifas sobre tradiciones celebratorias que introdujera notables mejoras. As¨ª, si se invitara a los euf¨®ricos a ir a la Puerta del Sol a chocar sus cabezas con la de la osa lanz¨¢ndose desde el madro?o, o a cabalgar las maravillas cineg¨¦ticas que pueblan Arturo Soria, o a yacer con la microvioletera de Alcal¨¢, los posibles destrozos no ser¨ªan lamentados por los ciudadanos.-
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