El eterno dilema Sacchi-Baggio
Hay varios aspectos de la selecci¨®n italiana que recuerdan al equipo que gan¨® el Mundial 82. Son cuestiones que tienen que ver m¨¢s con el alma que con la forma. La te¨®rica de Sacchi no ha impedido que su equipo haya tenido que agarrarse a los valores tradicionales italianos para meterse por un hueco en cada Partido. Italia ha llegado a la final con dificultades en todos sus encuentros. S¨®lo frente a Bulgaria tuvo la pinta de equipo superior en todos los apartados del juego, pero bien mirado el juego tuvo consistencia y clase durante veinte minutos.
Italia sufre, y desde ah¨ª se ha armado. Baggio dice que su karma es el sufrimiento. Sus palabras valen para todo el equipo. La agon¨ªa comenz¨® frente a Irlanda en el primer partido del Mundial. Sacchi puso en el campo a la defensa del Milan -Tassotti, Costacurta, Baresi y Maldini- y present¨® el primero de sus experimentos con la delantera. Baggio y Signori, la delantera ligera. Italia perdi¨® el encuentro y la confianza. Por el camino cayeron Bares? y Evani, lesionados de consideraci¨®n.
El partido con Noruega alcanz¨® un nivel extraordinario de dramatismo. El portero Pagliuca fue expulsado en el minuto 20. Sacchi decidi¨® cambiar a Baggio. El riesgo de la decisi¨®n estaba en el resultado: una derrota dejaba a Italia fuera del Mundial. Sacchi dijo que a su equipo le salv¨® el orden. Quiz¨¢ fue cierto, pero el indulto final vino en un cabezado del otro Baggio, un jugador que ha resultado tan relevante como el famoso Robertino.
Con M¨¦xico, m¨¢s de lo mismo. El empate clasific¨® a los italianos, pero el panorama era preocupante. Se hab¨ªan levantado fuegos, por todos los lados. Sacchi era cuestionado y Baggio tambi¨¦n. No hab¨ªa marcado ning¨²n gol. Era el equipo del 82, puesto a los pies de los caballos en la primera fase.
La victoria ante Nigeria en octavos de final puede inscribirse dentro del realismo m¨¢gico. Italia estaba eliminada a un minuto del final.
La victoria con Espa?a tuvo la misma carga teatral. Baggio, el ¨²ltimo minuto, la victoria. Y un personaje cuestionado: Sacchi. De alguna forma, el triunfo de Baggio es como una derrota de Sacchi. Desde Italia se le acusa de uniformar al equipo, de achatar a sus jugadores, de impedir la libre interpretaci¨®n, de Baggio, de utilizar a 73 jugadores desde su nominaci¨®n como seleccionador. Sacchi se defiende y dice que sin el sistema Italia hubiera ca¨ªdo antes.
En pleno debate sobre el juego del equipo y la figura de Sacchi, Italia ha pasado a la final. Se ha enhuesado a partir del sufrimiento, de la agon¨ªa para ganar lo que parec¨ªa imposible. Es una manera muy italiana de andar por el f¨²tbol. En Espa?a funcion¨® y es posible que en Estados Unidos tambi¨¦n.
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