Que aproveche
Un juez indaga que hizo la polic¨ªa Municipal con 90 kilos de chirimoyas
Un juez est¨¢ investigando el destino que dio la Polic¨ªa Municipal de Madrid a dos cajas de chirimoyas (en total, 90 kilos) requisadas en noviembre de 1992 a Ram¨®n Bruno P., un vendedor ambulante que se buscaba la vida en la calle de Hermosilla (distrito de Salamanca).El juez decidi¨® abrir una investigaci¨®n al respecto tras declarar el vendedor en un juicio que para que los agentes le dejasen vender ten¨ªa que darles parte de' su mercanc¨ªa.
Los polic¨ªas que intervinieron la fruta han declarado que las chirimoyas fueron destruidas en el compactador que pose¨ªa el Ayuntamiento en la zona de Ventas, pero la preceptiva acta de destrucci¨®n no aparece.
El vendedor se sent¨® en el banquillo, en junio del a?o pasado, acusado de agresi¨®n e insultos por los mismos agentes que hab¨ªan intervenido su fruta.
- ?Por qu¨¦ llam¨® usted cabrones e hijos de puta a los polic¨ªas? -pregunt¨® el juez en -el juicio a Ram¨®n Bruno.
- Pues mire usted, se?or¨ªa -contest¨®-, me ten¨ªan harto... Para que me dejaran vender en la calle,. cada vez que ven¨ªan ten¨ªa que darles alguna caja de fruta. Si no, me levantaban el puesto.
A la vista del testimonio, el juez suspendi¨® el juicio y abri¨® una investigaci¨®n, que a¨²n sigue en marcha y que est¨¢ deparando algunas sorpresas. Los polic¨ªas han reconocido que, en una ocasi¨®n, decomisaron a Ram¨®n Bruno 90 kilos de chirimoyas por carecer de permiso para la venta ambulante y adem¨¢s practicarla en una zona prohibida.
- ?Y qu¨¦ hicieron ustedes con las chirimoyas? -inquiri¨® el magistrado a los guardias.
- Fueron destruidas en el compactador de la plaza de Ventas -dijeron.
La primera sorpresa que hall¨® el juez a poco de iniciar la investigaci¨®n es, la inexistencia de la preceptiva acta en la que conste la fecha, el lugar y el producto destruido. En este caso, de los 90 kilos de chirimoyas. Por eso, reclam¨® m¨¢s informaci¨®n al jefe de la Polic¨ªa Municipal de Madrid, cargo que ocupaba- entonces el destituido general Manuel Fern¨¢ndez Monz¨®n. ?ste, al igual que los agentes, dijo por escrito que ese decomiso hab¨ªa sido destruido en el compactador de, Ventas aunque admiti¨® que el acta de destrucci¨®n no existe.
Seg¨²n fuentes que han le¨ªdo las diligencias, el magistrado dispone de un informe del director del servicio comercial del Ayuntamiento de Madrid, Antonio L¨®pez Morillo (que le fue remitido el pasado 6 de abril), en el que se explica que est¨¢ prohibido destruir decomisos perecederos (como las chirimoyas) en el citado compactador. Esta prohibici¨®n rige desde 1990 y obliga a trasladar tales decomisos al vertedero de Valdeming¨®mez.
En vista de este informe, que pone en entredicho la, versi¨®n de que las chirimoyas hubieran sido destruidas en el compactador de Ventas-, el juez decidi¨® tomar de claraci¨®n directamente al entonces jefe de la polic¨ªa local, Fern¨¢ndez Monz¨®n. El interrogatorio, sin embargo, no se lleg¨® a celebrar porque la citaci¨®n coincidi¨® en el tiempo con la destituci¨®n del general tras salir a la luz sus cartas privadas sobre la situaci¨®n pol¨ªtica espa?ola y sus l¨ªderes.
Un kilo de chirimoyas de calidad en temporada cuesta 400 pesetas. Y si son peores, bajan hasta 200 pesetas. El valor del decomiso, pues, oscila entre 18.000 pesetas y un buen atrac¨®n.
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