El agua de la discordia
El autor sostiene que el potencial hidr¨¢ulico de Castilla-La Mancha apenas se aprovecha para generar riqueza en esta regi¨®n, que ha visto c¨®mo sus aguas emigraban por decreto.
El rigor del verano lo est¨¢ desecando todo. Sobre los Iodos estancos y cenagosos de nuestros embalses exhaustos ha emergido un problema que subyac¨ªa latente. La can¨ªcula estival y la sequ¨ªa han dejado al descubierto una bomba de efecto retardado, cuya espoleta acaba de ser activada por el acuerdo del ¨²ltimo Consejo de Ministros autorizando el tan tra¨ªdo y llevado trasvase.Podr¨ªamos buscar las claves del estr¨¦s h¨ªdrico que padecemos en causas naturales como el bajo ¨ªndice de precipitaci¨®n pluvial de los ¨²ltimos tiempos, o el alto, nivel de evapotranspiraci¨®n. Tambi¨¦n podr¨ªamos atribuir esta negativa situaci¨®n a la falta de previsi¨®n y proyecci¨®n de organismos y autoridades a los desembalses irregulares o a los trasvases indiscriminados, o bien a una pol¨ªtica hidr¨¢ulica corta y miope. Remont¨¢ndonos m¨¢s, en una proyecci¨®n hist¨®rica retrospectiva, podr¨ªamos culpar a quienes ejecutaron el trasvase, contribuyendo a la depresi¨®n y marginaci¨®n de esta regi¨®n, o a quienes decidieron que el agua que se captaba y pasaba por ella se marchara a otras partes de nuestro lar nacional, dej¨¢ndonos a cambio con las nefastas consecuencias del ¨¦xodo rural, el desarraigo, la descapitalizaci¨®n econ¨®mica y humana y la deficiente vertebraci¨®n en favor de otros territorios.
Sobre los causantes de esta injusticia hist¨®rica existen opiniones para todos los gustos. Hay quien, haciendo demagogia y . con alarde de mala memoria hist¨®rica, ha dicho que el trasvase es un monumento a la ineficacia socialista. Otros podr¨ªamos mantener p¨²blicamente que es un exponente inequ¨ªvoco de la insolidaridad y la insensibilidad franquista (no en vano Fern¨¢ndez de la Mora, ministro de la dictadura, dec¨ªa de Murcia que, cono el trasvase, aquel desierto seria un vergel). Pero, mejor y m¨¢s objetivamente que nosotros, hoy acalorados y sedientos, ser¨¢ el tiempo el que juzgar¨¢ ¨¦ste y otros agravios hist¨®ricos hacia nuestra tierra.
Lo cierto es que las aguas de esta nuestra regi¨®n han venido emigrando por decreto. Que las gentes de nuestra tierra las vemos pasar a trav¨¦s de un canal rebosante de 286 kil¨®metros sin poder hacer nada. De igual manera vimos, impasibles y estupefactos, c¨®mo se despoblaban nuestras villas de castellano-manchegos, quienes, como golondrinas, tuvieron que emigrar a otras tierras en busca de veranos mejores para encontrar la alternativa ocupacional y vital que aqu¨ª se les negaba. Lo incontrovertible es que el gran potencial hidrol¨®gico de esta regi¨®n (6.800 hect¨®metros c¨²bicos) apenas es utilizado en esta tierra para la generaci¨®n de riqueza. Lo triste es que Castilla-La Mancha, deprimida, des¨¦rtica y sedienta, no sea, al menos, usuaria y beneficiaria m¨ªnima del agua que se genera y discurre por ella. Lo pat¨¦tico es que e1gran contingente h¨ªdrico que tenemos sirva para enriquecer a agricultores de otras regiones o a empresas el¨¦ctricas y no revierta m¨ªnimamente en nuestro desarrollo regional. Lo imperdonable por irresponsable es que se invoquen derechos hist¨®ricos, tan trasnochados y anacr¨®nicos como injustos, para derrochar agua regando por encharcamiento y se prive a esta regi¨®n de un uso compartido y se la haga permanecer en la iniquidad hist¨®rica a la que fue condenada. Lo doloroso por descabellado e insolidario es que, con el escaso balance de recursos h¨ªdricos que hoy mantenemos, que ni siquiera asegura el abastecimiento humano de nuestras gentes, el Consejo de Ministros haya autorizado que el agua se marche para regar vi?as, limoneros o campos de golf y que de una forma tan insensata se le haya dado prioridad a la producci¨®n de limones con riesgo grave de desabastecimiento para el consumo de los castellano-manchegos, e incluso de los murcianos. Y al final, lo m¨¢s zahiriente e insultante es que los ciudadanos de esta regi¨®n aparezcamos como ego¨ªstas e insolidarios y que tengamos que pedir perd¨®n y disculpas por haber defendido nuestros derechos. ?Alguien da m¨¢s en generosidad y solidaridad?
Pero ya nada ser¨¢ igual desde el viernes. Ni siquiera ser¨¢ parecido. El agravio hist¨®rico se terminar¨¢. La situaci¨®n inercial que hemos mantenido los hombres y mujeres de esta tierra quedar¨¢ rota. La pasividad estoica se tornar¨¢ en una din¨¢mica pujante y reivindicativa. La toma de conciencia, la cultura del agua, ha prendido en los castellano-manchegos. El agua, como bien de dominio p¨²blico y no utilizable manopol¨ªsticamente y c¨®mo factor estrat¨¦gico de desarrollo, estar¨¢ siempre presente en nuestra proyecci¨®n comunitaria. Que nadie aplauda ni se vanaglorie. Que nadie piense que la batalla del agua la ha perdido una regi¨®n y la ha ganado otra en el Consejo de Ministros (y porque hoy discurre por el canal hacia el sur). Al margen de otras acciones del Gobierno regional o de los ciudadanos en este asunto (recursos, manifestaciones, protestas, etc¨¦tera) que han puesto de manifiesto la desaz¨®n completa de toda una regi¨®n seguiremos vigilantes y luchando en la futura planificaci¨®n hidrol¨®gica para dar satisfacci¨®n a nuestras leg¨ªtimas demandas y conseguir que contribuyan a la armonizaci¨®n y equilibrio de nuestro desarrollo regional y sectorial. Apostaremos para que se incrementen nuestras futuras disponibilidades h¨ªdricas de una forma m¨¢s justa y razonable y abogaremos para que el agua sea tambi¨¦n un factor de estabilidad y de correcci¨®n de los desequilibrios interterritoriales.
Esperemos que los conceptos grandilocuentes que expresa el Plan Hidrol¨®gico Nacional: "solidaridad", "racionalidad", "equidad" y "cohesi¨®n" no sean palabras huecas ni se conviertan en papel mojado. Ciudadanos, representantes, organismos e instituciones, sin reservas ni reproches, "nos mojaremos" a la hora de reivindicar lo justo con la fuerza de la raz¨®n, conscientes de que reivindicar no es mendigar, sino pedir lo que es susceptible de ser dado. S¨®lo as¨ª, con la autoimplicaci¨®n y la corresponsabilizaci¨®n de todos, lograremos cambiar la inercia hist¨®rica y de agravios seculares con una nueva din¨¢mica hacia el futuro, porque, como dec¨ªa Machado "...si el ayer fue malo, el futuro es nuestro".
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