Aquel cuarto de plaza que faltaba
Un cuarto de plaza faltaba por llenar en la corrida del viernes, y la empresa estaba consternada. Un cuarto de plaza, aunque se trate de las localidades de sol -como era el caso- es una buena partida de millones, que se echan en falta a la hora de ajustar cuentas y sacar el resultado de p¨¦rdidas y ganancias de la feria. Y, sin embargo, muchos aficionados valencianos se sent¨ªan muy complacidos de que aquel extenso tramo de tendido estuviera vac¨ªo, porque es justo el que estuvo ocupando ese p¨²blico chill¨®n de triunfalismo desbocado que convirti¨® la plaza de Valencia en una verbena las tardes cruciales en que comparecieron figuras.La plaza de Valencia volvi¨® a ser la de siempre, por una vez, en dicha tarde del viernes: un puntito m¨¢s triunfalista que otras, razonablemente partidista con los toreros de la regi¨®n, pero siempre coherente con lo que suced¨ªa en el ruedo, observadora de la integridad del toro, atenta a las actuaciones de los toreros para valorarlas en su justa medida, gustosa del toreo bueno, apasionada si merec¨ªa premio, simplemente agradecida si el toreo era menos bueno pero el diestro pon¨ªa voluntad en su ejecuci¨®n.
Los expertos en la plaza y su p¨²blico ya supon¨ªan que en esta corrida no habr¨ªa lleno hasta la bandera porque se hab¨ªa compuesto un cartel para aficionados: Manzanares, Aparicio, Barrera. Los anteriores tra¨ªan figuras, diestros popularizados por la televisi¨®n, personajes asiduos en las revistas del ocio y el cotilleo -Espartaco, Jesul¨ªn, Litri, Finito, m¨¢s Ponce, que se encuentra en estado de gracia- y la clientela de estos medios se lleg¨® al coso sin importarle para nada ni el toreo que hicieran ni el toro que torearan. Les bastaba con verlos all¨ª, rozagantes, en carne y hueso, admirarlos, aclamarlos, concederles trofeos, conseguir que salieran a hombros por la puerta grande, todo lo cual ser¨ªa demostrativo de la magn¨ªfica elecci¨®n que hab¨ªan hecho al acudir a la corrida, s¨®lo esa en la feria y quiz¨¢en su vida entera.
Al terminar la funci¨®n del jueves -Espartaco, Ponce, Finita- el p¨²blico, aut¨¦nticamente enfurecido, la emprendi¨® a almohadillazos hasta cubrir totalmente de almohadillas el redondel, no porque no hubiese salido ni un toro que pareciera realmente toro, no porque los toreros se hubieran pasado la mayor pare de la corrida me tiendo el pico, vaciando los pases hacia la lejan¨ªa, correteando en lugar de ligarlos, sino porque hubo cuatro orejas y quer¨ªan m¨¢s. Y, mientras, los aficionados valencia nos estaban abochornados de que semejan te esc¨¢ndalo por tan nimio motivo se pudiera producir en un coso de primera, que est¨¢ cargado de historia.
"Qu¨¦ gusto si no vuelven", comentaban algunos al ver vac¨ªo aquel cuarto de plaza. Pues pudo as¨ª desarrollarse la corrida con la atenci¨®n, la moderada exigencia, la alegr¨ªa y el benepl¨¢cito que siempre fueron caracter¨ªsticos de la plaza de Valencia.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.