Los g¨¦neros menores

El programa del Calder¨®n se acerca m¨¢s a la revista, roza el cabar¨¦ de lujo con un despliegue t¨¦cnico moderno en luces y aderezos. Lo curioso es que el tema, que no se puede llamar argumento, sea la danza.El escenario del Calder¨®n ha sido agrandado y a¨²n as¨ª resulta peque?o para las evoluciones de conjunto, que tiene sus mejores momentos en el fandango de Do?a Francisquita, la jota de Gigantes y cabezudos y en los n¨²meros de escuela bolera donde destaca la clase y preparaci¨®n de Mar L¨®pez; tambi¨¦n resalta el temple de Ferm¨ªn Calvo, que procede de las filas de los Ballets Espa?oles de Jos¨¦ Antonio, y la rapidez y arrojo de Jos¨¦ Merino, al que ya vimos hacer buen baile en la compa?¨ªa de Antonio Canales. De los casi 50 bailarines y figurantes, m¨¢s de la mitad son brasile?os que contagian a los espectadores su ritmo y sentido musical, algo que llevan en la sangre. Hay profusi¨®n de plumas, tangas microsc¨®picos y ninguna chica parece necesitar el hoy tan solicitado wondebra. Los hombres que las acompa?an no son propiamente bailarines, sino ex¨®ticos y atl¨¦ticos armarios, que no han sido contratados para dar saltos, sino para sobresaltar al auditorio interesado. en la masa muscular.

Quiz¨¢ un poco m¨¢s de esfuerzo en el gui¨®n no habr¨ªa venido mal. Ya se sabe que se est¨¢ ante un g¨¦nero ligero y casi espumoso, pero no dejan de verse lugar es comunes y recurrentes gestos, que nada aportan.