Bruselas exige que la reducci¨®n de los d¨¦ficit no recorte la inversi¨®n en las regiones pobres
La Comisi¨®n Europea ha exigido a los Doce que la reducci¨®n de los d¨¦ficit p¨²blicos obligada por las condiciones de convergencia del Tratado de Maastricht no se traduzca en un recorte de las inversionesp¨²blicas en las regiones m¨¢s pobres de la Uni¨®n. Bruselas defiende los fondos estructurales como el m¨¦todo m¨¢s adecuado para reducir las diferencias entre las regiones ricas y las pobres. ?sta no es una opini¨®n banal en un momento en que los Estados ricos -con Alemania y los cuatro pa¨ªses de la adhesi¨®n a la cabeza- se sienten tentados por poner en cuesti¨®n las enormes sumas destinadas a ayudar a los cuatro pa¨ªses m¨¢s pobres: Espa?a, Irlanda, Portugal y Grecia.
Competitividad y cohesi¨®n: tendencias regionales, el quinto informe peri¨®dico de la Comisi¨®n Europea sobre la situaci¨®n y la evoluci¨®n socio-econ¨®micas de las regiones de la Uni¨®n Europea, fue presentado por el comisario brit¨¢nico Bruce Millan y aprobado por el Colegio de Comisarios en julio pasado. El informe incluye por primera vez el impacto de la incorporaci¨®n de los l?nder orientales.La conclusi¨®n m¨¢s relevante de este texto, que tiene una extensi¨®n de m¨¢s de 200 folios, es la defensa de los fondos estructurales como el sistema m¨¢s adecuado para recortar las diferencias entre ricos y pobres en el seno de la Comunidad. La opini¨®n de los comisarios no carece de importancia en un momento en que diversos factores tienden a poner en cuesti¨®n el futuro de estos fondos comunitarios. Los cuatro pa¨ªses de la adhesi¨®n -Austria, Finlandia, Suecia y Noruega- tienen de la Uni¨®n Europea un concepto m¨¢s cercano a la gran zona de libre cambio propugnada por el Reino Unido y los socios norte?os que a la idea de gran uni¨®n pol¨ªtica y solidaridad manejada en el sur comunitario.
Alemania, el defensor tradicional de la cohesi¨®n comunitaria como motor de la uni¨®n pol¨ªtica, no ha ocultado en los ¨²ltimos tiempos sus reticencias a aumentar la dependencia del sur de las ayudas del norte, en un momento en que los enormes esfuerzos inversores concentrados en la reunificaci¨®n de Alemania ha pesado como una losa en la econom¨ªa germana, acentuando los reparos de la poblaci¨®n a realizar sacrificios en favor de los pa¨ªses menos favorecidos.
El texto comunitario considera que, es "de una importancia capital que toda reducci¨®n de los gastos p¨²blicos necesaria para que puedan cumplirse los criterios de convergencia macroecon¨®mica adoptados por el Tratado de Maastricht se vea acompa?ada de una operaci¨®n de remodelaci¨®n del gasto con objeto de mantener las inversiones y de mejorar la competividad de las regiones m¨¢s d¨¦biles". "De esta forma", prosigue, "la convergencia nominal y la convergencia real ser¨¢n objetivos compatibles".
Seg¨²n los criterios expuestos por la Comisi¨®n, las partidas del presupuesto comunitario destinadas a fomentar la cohesi¨®n entre los Estados miembros han de ir creciendo paulatinamente, en perjuicio de los gastos destinados a subvenciones agr¨ªcolas. Las acciones estructurales (el Fondo de cohesi¨®n y los fondos estructurales de ayuda a las regiones pobres, en declive industrial, etc¨¦tera) deben pasar del 30,8% del presupuesto comunitario en 1993 al 35,7% en 1999, mientras las ayudas agr¨ªcolas deben caer del 50,9% al 45,7%.
La Comisi¨®n hace un balance positivo del papel desarrollado por los fondos estructurales en el desarrollo de los pa¨ªses m¨¢s pobres. A su juicio, el efecto directo de los fondos estructurales, combinado con su poder catalizador en favor de la captaci¨®n de inversi¨®n extranjera, se ha traducido en un mayor crecimiento del PIB de Espa?a, Irlanda y Portugal frente a la media europea. El producto interior bruto de la Uni¨®n ha crecido un 2,3% entre 1986 y 1993, por debajo del crecimiento experimentado en ese mismo periodo por la econom¨ªa irlandesa (4,1%), portuguesa (3,1%) y espa?ola (3,0%). Grecia es la excepci¨®n a esta regla, con un crecimiento del 1,5% entre 1986 y 1993.
Inversi¨®n extranjera
En t¨¦rminos de unidades de poder de compra, el PIB por habitante en Espa?a ha crecido del 71% de la media comunitaria en 1986 al 76% en 1993, en Portugal del 52% al 60%, en Irlanda del 63% al 78% y en Grecia ha ca¨ªdo del 5 1 % al 49%, seg¨²n la Comisi¨®n. Estos datos se han visto sustancialmente alterados por los que hizo p¨²blicos muy recientemente la oficina estad¨ªstica comunitaria, Eurostat. Seg¨²n Eurostat, las unidades de poder de compra de un ciudadano espa?ol en 1993 se sit¨²an s¨®lamente en el 73,9% de la media comunitaria. Eurostat, en cambio, corrige al alza los datos para los otros tres pa¨ªses de la cohesi¨®n: Irlanda (85,5%), Portugal (64,5%) y Grecia (50,9%).
La capacidad para atraer inversi¨®n extranjera es uno de los puntos clave para aumentar los efectos redistributivos y de motor econ¨®mico de los fondos estructurales, seg¨²n este quinto informe regional de la Comisi¨®n. ?ste ha sido, de hecho, uno de los mayores factores de ¨¦xito de la econom¨ªa espa?ola en los ¨²ltimos a?os. Espa?a, con un saldo de 29.012 millones de ecus (4,64 billones de pesetas al cambio actual) encabeza el listado de inversi¨®n extranjera en el periodo 1986-91, una vez restadas las salidas de capital. Estos datos incluyen tanto las entradas y salidas de capital extranjero comunitario como extracomunitario. Detr¨¢s de Espa?a se sit¨²an el Reino Unido (9.560 millones de ecus), Irlanda (7.669), Portugal (6.028) y B¨¦lgica-Luxemburgo (4.636).
Diez regiones espa?olas, a la cabeza del paro
La Comisi¨®n Europea constata que la mayor tasa de crecimiento en los cuatro pa¨ªses de la cohesi¨®n no siempre se 1a traducido en una reducci¨®n del paro. ?se es un problema que afecta muy especialmente a Espa?a y, sobre todo, a sus regiones m¨¢s pobres. Es, tambi¨¦n, un problema de fondo de la econom¨ªa europea, que pas¨® de una tasa de paro del 2,6% en 1973 al 10,8% en 1985, tras la llamada crisis del petr¨®leo. En el posterior quinquenio de crecimiento tan s¨®lo se redujo al 8,2% en 1990 para subir inmediatamente con la ¨²ltima crisis y llegar a superar el 11% a principios de este a?o.La crudeza del problema del paro queda patente si se confronta el listado de las regiones m¨¢s pobres (en t¨¦rminos de PIB por habitante) con el de las regiones con mayor tasa de paro. Entre las 20 regiones m¨¢s pobres de Europa s¨®lo aparece una espa?ola, Extramadura, precisamente en el vig¨¦simo lugar. Esa triste relaci¨®n est¨¢ encabezada por tres l?nder de la antigua RDA (Turingia, Mecklenburg-Vorponimern y Sachsen) y el Alentejo portugu¨¦s. En total hay cinco regiones alemanas (todas de la ex RDA), nueve de Grecia, tres de Portugal, dos de Francia (las islas de Guadalupe y Reuni¨®n) y una espa?ola.
Sin embargo, hasta 10 comunidades aut¨®nomas espa?olas copan los 20 primeros puestos en el ranking de las regiones con mayores tasas de paro. Se trata de Andaluc¨ªa (n¨²mero 2), Extremadura (3), Ceuta y Melilla (4), Canarias (5), Pa¨ªs Vasco (12), Murcia (13), Comunidad Valenciana (15), Asturias (17), Castilla y Le¨®n (19) y Cantabria (20). Castilla-La Mancha ocupa el puesto 21, Galicia el 23, Catalu?a el 28 y Madrid el 30. Una situaci¨®n que se agrava si se tiene en cuenta que los puestos 1, 6, y 8 est¨¢n ocupados por regiones no continentales como Reuni¨®n, Guadalupe, Martinica y Guyana, todas ellas departamentos franceses de ultramar.
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