La pretensi¨®n espa?ola de prohibir las redes de deriva s¨®lo recibe apoyo de EE UU y Canad¨¢

El ministro de Agricultura espa?ol, Luis Atienza, acuciado por los ¨²ltimos enfrentamientos pesqueros, ha asegurado que en septiembre va a echar el resto para que la UE proh¨ªba totalmente el uso de redes de enmalle de deriva o volantas. El intento es uno m¨¢s de los realizados en los ¨²ltimos siete a?os, en los que la Administraci¨®n espa?ola ha mantenido una dura batalla por conseguir esa supresi¨®n. Sin embargo, Espa?a s¨®lo encuentra apoyo fuera de la UE, concretamente de Estados Unidos y Canad¨¢, y ligeramente de Grecia dentro de ella. Francia ha conseguido frenar todas las iniciativas espa?olas. La propuesta de reglamento m¨¢s restrictiva de la UE coloca en 1997 la eliminaci¨®n total de las redes de la discordia.

Hasta el momento, los intentos espa?oles en los foros comunitarios e internacionales de eliminar 0, cuando menos, reducir el uso de las grandes redes de enmalle a la deriva -en algunos mares del Pac¨ªfico llegan a superar los 100 kil¨®metros- han resultado infructuosos. La oposici¨®n espa?ola, que pr¨¢cticamente ha sido la ¨²nica en el marco de la Uni¨®n Europea -s¨®lo apoyada t¨ªmidamente por Grecia- ha sido siempre respaldada, sin embargo, por pa¨ªses como Canad¨¢ y Estados Unidos en organismos internacionales como Naciones Unidas.Aunque se trata de un contencioso abierto, los expertos esperan que la ca¨ªda de capturas en el mundo, provocada por el agotamiento de algunos caladeros y la proliferaci¨®n de flotas bajo banderas de conveniencia, impulse una mayor concienciaci¨®n y la adopci¨®n de medidas encaminadas a lograr una pesca respetuosa con los recursos.

Las pesquer¨ªas del bonito en el Atl¨¢ntico efectuadas por los actuales miembros de la Uni¨®n Europea se realizaban, tiempo atr¨¢s, con artes tradicionales basadas en el anzuelo. La. baja rentabilidad que proporcionaba este sistema hizo que, a finales de los a?os ochenta, parte de la flota francesa iniciara la actividad con redes de enmalle a la, deriva de dimensiones variables que superaban hasta los 20 kil¨®metros. Esta situaci¨®n fue denunciada en 1987 por los pesqueros espa?oles ante la Administraci¨®n desde donde se intent¨®, con resultados nulos, que la Comunidad Europea adoptase medidas. En las reuniones del Consejo de Ministros de Pesca de 1987 y 1988, Espa?a no pudo nada m¨¢s que oponerse a la continuidad de este tipo de artes, pero con el resto de los pa¨ªses en contra.

Amplio debate internacional

A la vista de esta situaci¨®n, desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n se inici¨® la ofensiva contra estas redes en los foros internacionales. El punto de partida m¨¢s significativo en esta batalla lo constituy¨® la resoluci¨®n de Naciones Unidas del 22 de diciembre de 1989. En ella se estableci¨® una moratoria respecto a todas las operaciones de pesca en alta mar con estas artes, que se deb¨ªa aplicar a partir de junio de 1992. Esta resoluci¨®n fue complementada con otras posteriores tambi¨¦n de Naciones Unidas. Desde este organismo, -con Espa?a, Estados Unidos y Canad¨¢ como principales impulsores-, se han dado avances sobre la definici¨®n de pesca responsable, c¨®digo de buena conducta en las pesquer¨ªas y control de existencias en las zonas econ¨®micas exclusivas de las 200 millas, donde est¨¢ el 95% de los recursos y alta mar.En paralelo con las actuaciones en Naciones Unidas, Espa?a ha luchado contra ese tipo de artes en organismos internacionales como la Comisi¨®n Internacional para la Conservaci¨®n del At¨²n en el Atl¨¢ntico o el Comit¨¦ de Ordenaci¨®n de T¨²nidos del Oc¨¦ano ¨ªndico. En todos esos foros se repet¨ªa la oposici¨®n a las restricciones de artes de Francia y el apoyo de Estados Unidos a las propuestas espa?olas.

Con estos resultados en la mano, la Administraci¨®n espa?ola reabri¨® la batalla en la Comunidad Europea al inicio de los noventa, con el apoyo del comisario Manuel Mar¨ªn y de diferentes grupos ecologistas. A partir de ese momento, se fueron recogiendo los primeros resultados. En octubre de 1991, el Consejo de Ministros aprob¨® un reglamento, el 345, por el que, a partir de junio de 1992, se establec¨ªan limitaciones importantes para el uso de artes de enmalle a la deriva. Bruselas estableci¨® por vez primera limitaciones a su uso y concret¨® su longitud m¨¢xima en 2,5 kil¨®metros, tomando como referencia la Convenci¨®n de Wellington de 1989.

Sobre ese reglamento se decidi¨® la derogaci¨®n de este tipo de artes. Francia logr¨®, sin embargo, una excepci¨®n para que se permitiera seguir faenando con redes de cinco kil¨®metros. La autorizaci¨®n excepcional era solamente para 37 barcos de nacionalidad francesa, bajo unas condiciones muy. estrictas y siempre que pudieran demostrar haber faenado los dos a?os precedentes con esas redes.

Esa situaci¨®n de excepcionalidad finaliz¨® el 31 de diciembre de 1993, aunque se preve¨ªa la aplicaci¨®n de una pr¨®rroga a partir de enero de este a?o para esos barcos (pero no para ingleses ni irlandeses), aunque con redes de s¨®lo 2,5 kil¨®metros. Las investigaciones realizadas por t¨¦cnicos espa?oles. y franceses pusieron de manifiesto que esas artes s¨ª da?aban los caladeros y que miles de delfines murieron atrapados en ellas.

En el Consejo de Ministros de Pesca de diciembre del a?o pasado, la batalla termin¨® en tablas. Espa?a se opuso radicalmente tanto a las redes de 2,5 kil¨®metros como a todo tipo de estas artes de pesca, aunque s¨®lo Grecia mostr¨® un t¨ªmido apoyo. El ¨²ltimo cap¨ªtulo de esta batalla lo constituye una propuesta de reglamento m¨¢s restrictivo, que fija 1997 como fecha tope para la total eliminaci¨®n de las redes de 2,5 kil¨®metros.