Un p¨²blico de dulce

De dulces y mediasnoches de jam¨®n y lomo embuchado se pone el p¨²blico de grana y oro entre el tercero y el cuarto toro. La corrida se detiene durante 25 minutos -que se fastidien los toreros-, y a disfrutar de las viandas preparadas con esmero para la ocasi¨®n. Ya sea porque, antes, se les hace la boca agua pensando en las crujientes agujas de ternera, o porque, despu¨¦s, con el est¨®mago lleno, todos los toros son pardos, la verdad es que el p¨²blico de Almer¨ªa es de dulce en el mejor sentido de la palabra: amable y cari?oso con los toreros -todas las tardes los obliga a saludar tras el pase¨ªllo con una cerrada ovaci¨®n. Pero no es un p¨²blico f¨¢cil. Los toros de Carrascosa ofrecieron todo tipo de facilidades para que la tarde fuera divertida, pero, unas veces por la flojedad de aqu¨¦llos; otras, por el mal manejo de la espada; y otras, por los trucos o la vulgaridad de los toreros, lo cierto es que el festejo qued¨® descafeinado y sin sal.Juan Mora tiene unas maneras exquisitas y as¨ª lo demostr¨® por ver¨®nicas en ambos toros. A su primero lo picaron muy bajo y encharc¨® el ruedo de sangre. Medio muerto, a¨²n tuvo fuerzas para golpear al torero en la barbilla, que fue curado con dos puntos de sutura. Su segundo embisti¨® largo en la muleta y se aventuraba faena grande en los torer¨ªsimos pases por bajo con los que inici¨® su labor. Pero, cuando hab¨ªa que torear de verdad, la pintura baj¨® de color, la conjunci¨®n se produjo con numerosos altibajos y lo que parec¨ªa que pod¨ªa ser se qued¨® en frustrada esperanza.

Joselito tore¨® a su segundo toro por ver¨®nicas muy lentas y unas preciosas chicuelinas. Con la muleta, el asunto tiene connotaciones diferentes. Joselito meti¨® pico con descaro hasta en la sopa y aprovecha los viajes del toro. En resumidas cuentas, mand¨® poco, aunque lig¨® bien, las series. As¨ª, en su primero logr¨® unidad en una por naturales y, en su segundo, cerr¨¦ otras con pases de pecho aut¨¦nticamente largos. Pero, el pico siempre presente.

Jesul¨ªn consigui¨® un natural largo y templado en el ¨²ltimo de la tarde. Por lo dem¨¢s, es un ¨ªdolo all¨ª donde va; derrocha simpat¨ªa, anda con soltura en la plaza y distrae. Da muchos pases y no dice nada. Eso s¨ª, provoc¨® el delirio cuando se agarr¨® a la culata del cesto y dio tres o cuatro vueltas. Toda su labor fue, sin embargo, irrelevante.

A pesar de todo, el p¨²blico comi¨® y bebi¨® de lo lindo y se lo pas¨¦ bien, que es lo que se pretende.