El fil¨®sofo Kant
Los restos del fil¨®sofo Enmanuel Kant (17241804) reposan en el centro de la ciudad de Kaliningrado, bajo un t¨²mulo de m¨¢rmol rojo, junto a una de las fachadas laterales de las desoladas ruinas de la catedral de K?nigsberg, que data del siglo XIV.La catedral es el nombre de una empresa mixta alemano-rusa que, desde 1992, restaura este edificio semidestruido por los bombardeos a¨¦reos en la II Guerra Mundial.
Pese a la destrucci¨®n b¨¦lica, las huellas del pasado son todav¨ªa visibles en Kaliningrado y las vetustas piedras, como el edificio de la Administraci¨®n de Finanzas de Prusia Oriental (hoy la Administraci¨®n provincial), presenta en ocasiones un aspecto m¨¢s s¨®lido que las obras nuevas como el edificio destinado a sede de? comit¨¦ del partido comunista local, un mastodonte Inacabado, en el lugar donde estuviera el palacio de los reyes de Prusia.
El desarraigo de la poblaci¨®n de colonos rusos llegados all¨ª con las tropas sovi¨¦ticas ha dejado huella: la multitud que llena los tranv¨ªas a rebosar rezuma alcohol, y la nostalgia que parece haberse apoderado de los mismos rusos de pura cepa, que lamentan la destrucci¨®n de las se?as de identidad alemanas llevada a cabo en la posguerra, como si de sus propias se?as de identidad se tratara.
Con el nombre K?nigsberger Express se edita all¨ª una revista en alem¨¢n, que ilustra sobre los restos arquitect¨®nicos a¨²n en pie (la Puerta de Brandeburgo, la estaci¨®n central y la Iglesia de Santa Luisa, por ejemplo).
Top¨®nimos de resonancias hist¨®ricas -Tilsit, Rauslichen, Isterburg- desbancan a los nombres rusos con los que se rebautizaron todas las localidades de Prusia Oriental.
La nostalgia est¨¢ en las tarjetas postales del viejo K?nigsberg, la iconograf¨ªa retro y en las excursiones a la playa de Raushen, una localidad balnearia del B¨¢ltico, en busca de la dacha de la familia de Hermann G?ering, que el poder sovi¨¦tico convirti¨® en una residencia infantil.
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