Alimentar el consumo
llusiones monetarias para ahorrar menos
Las cuentas del Estado para el pr¨®ximo ejercicio se basan en que el crecimiento econ¨®mico se sit¨²e en el 2,8% -cifra que podr¨ªa elevarse algo en funci¨®n de la potencia de la recuperaci¨®n mundial- y que la demanda interna sustituya en parte al fuerte tir¨®n que en 1994 ha dado el sector exterior. En definitiva, que aumente el consumo privado y la inversi¨®n ya que el consumo p¨²blico apenas debiera hacerlo.Varias son las medidas para favorecer el crecimiento del consumo que el Gobierno ha introducido en el proyecto de ley de presupuestos y que piensa poner en marcha despu¨¦s. La moderaci¨®n salarial de funcionarios, con, sueldos pr¨¢cticamente congelados en los ¨²ltimos dos a?os, cambia de senda al incrementarse sus salarios la inflaci¨®n prevista y contar con una cierta cl¨¢usula de revisi¨®n por si se produce alguna desviaci¨®n. Lo mismo ocurrir¨¢ con las pensiones.
Con car¨¢cter general, el Gobierno va a adecuar la tarifa del IRPF a la evoluci¨®n de la inflaci¨®n. Ello supone que todo lo que suba la tarifa es lo que el Estado dejar¨¢ de ingresar por IRPF y que se quedar¨¢ para los asalariados. Adem¨¢s, el Gobierno quiere, aunque sea simb¨®lico, que la rebaja de las cotizaciones sociales tambi¨¦n beneficie a los trabajadores y ha decidido que la rebaja se haga en proporci¨®n a la cuota. Si la rebaja es de medio punto, una d¨¦cima ser¨¢ para la cuota laboral; si es de un punto, los mayores ingresos netos subir¨¢n dos d¨¦cimas.
El Gobierno se reserva, para los primeros d¨ªas de enero, otra medida de aumento de la renta disponible. El ministro de Econom¨ªa, Pedro Solbes, declar¨® que era intenci¨®n del Gobierno ajustar a la baja las retenciones a cuenta del IRPF que se descuentan cada mes en mayor proporci¨®n de lo que se haga con la tarifa. El objetivo de esta medida era reducir el volumen final de declaraciones del IRPF con derecho a devoluci¨®n ajustando m¨¢s las retenciones a la realidad de lo que lo est¨¢n en la actualidad.
Bajar las retenciones en mayor proporci¨®n tiene un efecto final nulo, ya que lo que se pague de menos cada mes se reduce en la misma cuant¨ªa en la liquidaci¨®n final. Pero tiene dos efectos financieros claros: el Estado deja de recibir una parte importante de sus recursos a coste cero y debe sustituirlos por otros a tipos de mercado y los asalariados tienen antes el dinero que acababa llegando a sus bolsillos. Pero un aumento en los sueldos netos puede inducir a un mayor consumo cotidiano.
En todo caso el crecimiento del consumo privado va a depender, tambi¨¦n, de las expectativas futuras de los consumidores. La evoluci¨®n del empleo en los ¨²ltimos meses del a?o en los que lo normal es que el paro aumente, va a ser muy importante para establecer estas expectativas.
El empleo se ha recuperado de forma espectacular en los meses centrales de este a?o. la reforma laboral y el buen a?o tur¨ªstico han influido claramente en ello. El verano termina y parece que se mantiene un ritmo acelerado de crecimiento econ¨®mico. La inc¨®gnita es ver si la recuperaci¨®n permite que no se destruya el empleo a la misma velocidad a la que se ha creado.
Los elementos para estimar que el aumento del PIB en 1995 estar¨¢ bastante cerca del 3% parecen estar puestos. A ello puede ayudar el mayor impulso de las econom¨ªas internacionales que crecen a tasas superiores a las previstas, lo que permitir¨¢ seguir exportando m¨¢s si se mantienen las ganancias de competitividad.
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