Olvidos y sorpresas
La Cumbre de El Cairo se ha convertido finalmente en la Cumbre de las Mujeres, como ya se ve¨ªa venir. No s¨®lo porque ellas son protagonistas indispensables al hablar de establecer pol¨ªticas de planificaci¨®n familiar, que puedan frenar la temida explosi¨®n demogr¨¢fica, sino tambi¨¦n porque de ellas han sido las voces que se han alzado en El Cairo con m¨¢s fuerza, quiz¨¢ por ser las m¨¢s oprimidas por tradiciones religiosas y culturas que han impuesto su voz cantante.Quiz¨¢s por ello las palabras de varias delegadas al finalizar la conferencia eran significativas: "Se ha conseguido para nosotras un estatus en la sociedad, pero no un frente econ¨®mico". "Ha sido realmente una enorme conquista, no s¨®lo para la comunidad internacional, sino que ha servido tambi¨¦n para que se discuta muy seriamente sobre los problemas que tienen las mujeres", dec¨ªa la india Gita Sen, miembro de una organizaci¨®n para el desarrollo de las mujeres.
En lo que se considera, sobre todo por las mujeres africanas, como un importante paso adelante, nadie objeto contra la inclusi¨®n, por primera vez en un foro internacional, de la firme condena de las mutilaciones genitales a las que es sometida la mujer en varios pa¨ªses de ?frica y Asia. Cada d¨ªa 6.000 mujeres corren en El Cairo el riesgo de ser sometidas a la ablaci¨®n de cl¨ªtoris, que es un rito habitual en 26 pa¨ªses africanos. Cada a?o, 200.000 mujeres sufren infecciones por culpa de estas pr¨¢cticas.
Como contrapartida, nadie ha protestado finalmente en la Conferencia por las ausencias en los debates de las cuestiones relativas al deterioro del medio ambiente que, sin embargo, formaban uno de los puntos fuertes del orden de temas de la cumbre. As¨ª como las corrientes migratorias, que terminar¨¢n por establecer megal¨®polis en el hemisferio sur, donde el crecimiento de la poblaci¨®n es desorbitado.
Los adolescentes
Para lograr la aprobaci¨®n parcial del Vaticano y los pa¨ªses musulmanes, los pa¨ªses progresistas liderados por la Uni¨®n Europea y Estados Unidos tuvieron que renunciar a que se reconociese uno de los puntos estrellas del texto original, el de los derechos sexuales de los adolescentes, que preve¨ªan facilitar el acceso a los servicios de planificaci¨®n familiar a los j¨®venes, con el fin de eliminar las altas tasas de embarazos no deseados registrados en este sector de la poblaci¨®n mundial. Tambi¨¦n tuvieron que resignarse los progresistas a que la educaci¨®n sexual de los j¨®venes quedase bajo la preeminente supervisi¨®n y exclusiva tutela de los padres. Adem¨¢s, tuvieron que sustituir los t¨¦rminos salud sexual por salud reproductiva.
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