Irrespirable
El abarrotamiento del local convirti¨® la atm¨®sfera en pr¨¢cticamente irrespirable cuando Bad Religion arremeti¨® con su imparable descarga de hardcore. La banda californiana que se presentaba por primera vez en Madrid viene incitando al punki desde 1980.Tanta era la expectativa subterr¨¢nea desatada por el quinteto que Stranger than fiction, obra puesta en circulaci¨®n hace apenas un par de semanas, ha agotado la primera edici¨®n en las tiendas. Si bien se trata de cifras modestas, es ¨¦ste un dato significativo de su ascenso.
Con las primeras andanadas esc¨¦nicas de Bad Religion, la sudorosa pero feliz audiencia inici¨® mareas, pogo libre y nataci¨®n entre la masa. Hab¨ªa ganas de diversi¨®n la otra noche, por encima del agobio ambiental, una aut¨¦ntica prueba de aguante para los asistentes. Musicalmente, se cataloga a estos norteamericanos como practicantes de hardcore mel¨®dico.
Bad Religion
Greg Graffin (voz), Brett Gurewitz (guitarra), Brian Baker (guitarra), Jay Bentley (bajo), Bobby Schayer (bater¨ªa). Sala Canciller. Madrid. Entrada: 2.000 espectadores.
La figura viene a ser, para entendemos, algo as¨ª como hacer el bruto con ciertos miramientos. Los miramientos vienen por el lado de ciertas concesiones mel¨®dicas, que resultan especialmente atractivas en medio del ataque guitarrero sin freno que despliegan a todo tren. Al igual que en los conciertos de nuestros viejos conocidos Ramones, a los que sin duda Bad Religion debe guardar simpat¨ªa, un apretado repertorio ofreci¨® un total de 75 minutos de entretenimiento sano y sin m¨¢s pretensi¨®n que un rato de expansi¨®n netamente f¨ªsica. A fe que lo hubo: muchos kilos tuvieron que perderse all¨ª.
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