Al Athletic se le aparece Andrin¨²a
La lesi¨®n de Guerrero rompi¨® la ofensiva del equipo bilba¨ªno, al que salv¨® la campana
EDUARDO RODRIG?LVAREZ, El Athletic super¨® su eliminatoria europea frente al Anorthosis en el ¨²ltimo minuto tras una exhibici¨®n de fortaleza muscular y psicol¨®gica a la que le falt¨® punter¨ªa para ahorrarse un estr¨¦s innecesario. Los chipriotas desataron toda la capacidad destructiva de que es capaz un. rival sin oficio ni beneficio para cuando menos dejar un mal recuerdo en el historial europeo del Athletic.
El Athletic restituy¨® su prevalencia con dos toques de silbato que pusieron enfermo al Anorthosis. Los chipriotas, en pleno ataque de nervios adoquinaron su parcela con una infanter¨ªa presta al zapatazo y al patadismo. Es decir, incurrieron en las debilidades deportivas de los equipos d¨¦biles: entregar el bal¨®n en vez de esconderlo, ceder el terreno en vez de inundarlo y acometer las rodillas en vez de apelar a la argucia y al entretenimiento.
El Athletic afront¨® con estoicismo la contienda, a pesar de sufrir las bajas de Lakabeg y Guerrero. En apenas un minuto, con la eliminatoria igualada, el Anorthosis puso fin a la presencia de dos futbolistas inc¨®modos. El primero romp¨ªa la banda derecha y el segundo burlaba con facilidad la estructura num¨¢ntina de los chipriotas. Antes del descanso ya estaban fuera de combate.
El Anorthosis era lo previsto de antemano, un conjunto para cuadrar los sorteos al que el Athletic hab¨ªa apadrinado en el lastimoso partido de ida. Por si fuera poco, la genialidad de Guerrero en el primer gol fue seguida por una demostraci¨®n de infantilismo defensivo en un c¨®rner de Goikoetxea entre el guardameta y un defensor convirtieron en gol.
Energ¨ªa y superioridad t¨¦cnica son argumentos suficientes frente a un rival carente de oficio y que tranquiliza al rival con su indolencia ofensiva. Aquellas figuras creadas por la confusi¨®n rojiblanca en Chipre eran en realidad de pl¨¢stico. En, dos ventoleras cay¨® el castillo.
El Athletic dispon¨ªa de los galones de partido para ordenarlo a su medida y manejarlo a su gusto. Los chipriotas se aferraban a una sola consigna: defender con manos y piernas su ventaja. Pero la agresividad ten¨ªa un l¨ªmite incluso para el timorato colegiado luxemburgu¨¦s. A. Panayotiou, su m¨¢s agresivo infante, se fue a la ducha tras una sucesi¨®n de faltas espeluznantes. La consigna de defender se hab¨ªa traducido en la obsesi¨®n de destruir sin preocuparse de qu¨¦. A¨²n les faltaba un gol para perder la guerra.
La agon¨ªa del Athletic perdur¨® hasta el ¨²ltimo minuto. Andrin¨²a recompens¨® el sacrificio del Athletic de la forma m¨¢s apropiada para un partido asediado por los nervios. El gol se obtuvo de cabeza, a la salida de un c¨®rner, es decir, por la fuente m¨¢s seca de la estrategia rojiblanca y por el ¨²nico punto fuerte de su rival. Era el premio al sacrificio y el castigo a los malos modos.
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