Un buen asesoramiento econ¨®mico
Los aliados victoriosos de la II Guerra Mundial tuvieron que hacer una elecci¨®n fundamental a la hora de enfrentarse a la reconstrucci¨®n econ¨®mica de la posguerra. Pod¨ªan volver al ego¨ªsta nacionalismo econ¨®mico, al control monetario y a los elevados aranceles aduaneros del periodo anterior a la guerra, o pod¨ªan crear instituciones internacionales para promover la prosperidad compartida en un mundo de comercio abierto y multilateral. Por suerte para todos nosotros, eligieron la segunda opci¨®n.Las organizaciones internacionales creadas en Bretton Woods -el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial-, y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), han tenido sus fracasos y sus ¨¦xitos, pero hicieron posible el periodo de mayor progreso econ¨®mico que el mundo ha conocido. Lo que es m¨¢s, han demostrado *una habilidad notable para enmendar sus propios errores y adaptarse a una econom¨ªa mundial que est¨¢ cambiando aceleradamente.
Es cierto que el Fondo Monetario Internacional fracas¨® en su objetivo original de mantener un sistema de tipos de cambio fijos pero ajustables. ?ste result¨® ser un objetivo poco realista en un mundo en el que los movimientos internacionales de capital suman m¨¢s de 3.000 millones de d¨®lares diarios. Es evidente que las principales potencias econ¨®micas no est¨¢n preparadas para subordinar sus objetivos internos al de mantener sus divisas en un alineamiento internacional pactado.
No obstante, con la ayuda del Fondo y del proceso consultivo entre los bancos centrales y los ministros de Econom¨ªa, podremos ir hacia una mayor convergencia de pol¨ªticas econ¨®micas entre los principales pa¨ªses industrializados de Europa, Jap¨®n y Am¨¦rica del Norte. Esto reducir¨¢ los desequilibrios en las balanzas de pagos y conducir¨¢ a unas relaciones monetarias m¨¢s estables. Dentro de la Uni¨®n Europea, la consecuci¨®n de una uni¨®n monetaria ser¨¢ posible para aquellos pa¨ªses que est¨¦n dispuestos y sean capaces de gestionar sus econom¨ªas de acuerdo con los objetivos de convergencia pactados.
La principal contribuci¨®n del Fondo ha consistido en proporcionar un buen asesoramiento econ¨®mico y su apoyo a las balanzas de pagos de los pa¨ªses que desean unirse al comercio mundial abierto y su sistema de pagos. La amplia implicaci¨®n del Fondo en la redacci¨®n del plan de estabilizaci¨®n para Espa?a de 1959 marc¨® el principio del fin de la pol¨ªtica de Franco de aislamiento econ¨®mico y prepar¨® el camino para el despegue econ¨®mico espa?ol de los a?os sesenta.
Las instituciones de Bretton Woods han prestado cientos de miles de millones de d¨®lares a los pa¨ªses miembros desde que comenzaron a operar en 1946. Actualmente, el Fondo y el Banco centran sus esfuerzos no s¨®lo en ayudar a los pa¨ªses en desarrollo a combatir la pobreza sino tambi¨¦n en ayudar a los antiguos pa¨ªses comunistas que intentan hacer la transici¨®n a las econom¨ªas de mercado. El Banco ha extendido sus actividades a nuevas ¨¢reas como la educaci¨®n, la sanidad, la planificaci¨®n familiar y la protecci¨®n del medio ambiente.
A menudo se critican las condiciones que imponen el Fondo y el Banco para prestar su asistencia, pero esta cr¨ªtica, normalmente, es inmerecida. En conjunto, las medidas de reforma estructural que el Fondo y el Banco exigen a los pa¨ªses que reciben asistencia son razonables: una pol¨ªtica antiinflacionista firme y unos tipos de cambio realistas; la apertura de la econom¨ªa al comercio y las inversiones internacionales; liberalizaci¨®n de precios y reforma de las empresas p¨²blicas; reducci¨®n de los gastos p¨²blicos no productivos; una estructura legal transparente y combatir la corrupci¨®n.
A la larga, la influencia positiva m¨¢s duradera del Fondo y del Banco puede consistir en la formaci¨®n de miles de funcionarios en los pa¨ªses en desarrollo y en los anteriormente comunistas y en ayudar a la creaci¨®n en esos pa¨ªses de instituciones en los sectores econ¨®mico y financiero. Habr¨ªa que recordar que las instituciones de Bretton Woods nunca estuvieron destinadas a ser veh¨ªculo de la distribuci¨®n de la riqueza mundial sino m¨¢s bien a incoporar procesos de creaci¨®n de riqueza a los pa¨ªses receptores.
El tercer elemento del dise?o econ¨®mico de la posguerra -el GATT- ha hecho tambi¨¦n una contribuci¨®n vital al progreso econ¨®mico. Ocho importantes rondas de negociaciones comerciales han conseguido bajar el arancel medio a un 4% a la vez que han reducido las barreras no arancelarias. El acuerdo de la Ronda de Uruguay, firmado la pasada primavera en Marraquech, estableci¨® nuevas normas para la liberalizaci¨®n del comercio en la agricultura, los textiles y los servicios; proporcion¨® nueva protecci¨®n a la propiedad intelectual y cre¨® una Organizaci¨®n de Comercio Mundial con soluciones mejoradas para los conflictos. Es esencial que los pa¨ªses ratifiquen la Ronda de Uruguay lo antes posible.
Es evidente que las instituciones de Bretton Woods y el GATT no han solucionado todos los problemas del mundo. Mil millones de personas siguen viviendo en la pobreza m¨¢s abyecta en los pa¨ªses en desarrollo. El crecimiento incontrolado de la poblaci¨®n y la destrucci¨®n ambiental, continuada amenazan gravemente la calidad de vida de las generaciones futuras. El que seamos capaces o no de atajar estos problemas depender¨¢, en el an¨¢lisis final, de la capacidad de los pa¨ªses desarrollados para mejorar sus pol¨ªticas econ¨®micas y sus ayudas, y de la de los pa¨ªses en desarrollo para ayudarse a s¨ª mismos.
La celebraci¨®n esta semana en Madrid del aniversario de Bretton Woods y las reuniones del Fondo y del Banco la pr¨®xima semana, suponen una oportunidad para examinar c¨®mo las instituciones internacionales que tan bien han servido al mundo en el pasado pueden reformarse y revitalizarse m¨¢s a¨²n para poder hacer frente a los nuevos desaf¨ªos del siglo XXI.
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