Nubes de tormenta
La comparecencia de Taslima Nasrin en la asamblea del Parlamento Internacional de los Escritores estuvo a punto de irse al traste. Los parlamentarios decidieron a ¨²ltima hora que ser¨ªa a puerta cerrada, "porque Taslima no quiere convertirse en una estrella y cree que el inter¨¦s de los periodistas por ella podr¨ªa perjudicar los trabajos de este Parlamento".Bastantes periodistas entraron. Se quedaron fuera las c¨¢maras de televisi¨®n, los fot¨®grafos y numerosos periodistas portugueses. Y all¨ª empez¨® el rifi-rafe. El secretario general del Parlamento Christian Salmon, pidi¨® a los periodistas que abandonaran la sala y habl¨® de la "dictadura de la prensa". Los periodistas protestaron. Jos¨¦ Saramago dijo que o se dejaba entrar a toda la prensa acreditada o ¨¦l abandonaba tambi¨¦n la sesi¨®n. Los escritores que presid¨ªan la mesa se quedaron sin saber qu¨¦ hacer y Saramago abandon¨® la reuni¨®n seguido de varios periodistas. Los escritores empezaron a discutir entre ellos. Jacques Derrida y Edouardo Louren?o se mostraron a favor de que entrara la prensa, otros se negaron. La asamblea se paraliz¨® y ante el aumento de tensi¨®n, el escritor argentino Juan Jos¨¦ Saer se ofreci¨® para parlamentar con Saramago y volvi¨® con una propuesta: que entrara toda la prensa escrita y que se dieran 10 minutos a fot¨®grafos y televisiones. Volvi¨® Saramago y volvi¨® la paz.
Se ley¨® entonces un comunicado de Salman Rushdie, presidente del Parlamento, en el que lamentaba su ausencia y en el que afirmaba que est¨¢ bien, terminando una novela y trabajando duro en otra.
En realidad, las nubes de tormenta se cernieron sobre escritores y periodistas el d¨ªa anterior, durante un debate sobre las relaciones entre los intelectuales y los media. Autores como Patrick Champagne, Jacques Derrida o Pierre Bourdieu propusieron mantener una buena comunicaci¨®n con los media, incluida la televisi¨®n. Saer replic¨® que es imposible entenderse con la televisi¨®n y que si el Parlamento pretende que ellos, los escritores, adapten su discurso al de la televisi¨®n, m¨¢s val¨ªa irse de la asamblea. El ambiente se fue calentando y se habl¨® de manipulaci¨®n general incluyendo a todos los medios. Varios periodistas se mosquearon e intervinieron para defender su trabajo. Finalmente, la cosa qued¨® en tablas.
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