El tesoro de El Rubio
Los expertos tardar¨¢n unos 4 meses en tasar el mayor alijo de joyas de la d¨¦cada
. Un alijo sin precedentes. El supuesto perista Francisco R. A., alias El Rubio, de 60 a?os, guardaba en un chal¨¦ de Los Molinos (2.500 habitantes) una inmensa fortuna de joyas listas para la fundici¨®n. Un destino que la Guardia Civil quebr¨® tras una laboriosa investigaci¨®n (v¨¦ase EL PA?S de ayer). Todo un ¨¦xito, que ha puesto al descubierto, seg¨²n los expertos, una de las mayores acumulaciones de alhajas robadas de la d¨¦cada. Un ejemplo: de tal cuant¨ªa es el hallazgo, que los peritos y gem¨®logos -especialistas en joyas- tardar¨¢n m¨¢s de cuatro meses en clasificar y valorar las alhajas, repartidas en 500 bolsas repletas de brillantes, diamantes, zafiros, rub¨ªes, relojes de oro y anillos. Tan s¨®lo en la primera bolsa de joyas, los t¨¦cnicos han empleado tres d¨ªas para catalogar los anillos y broches. Y es que el valor real de las resplandecientes joyas es incalculable. Seg¨²n los investigadores de la Guardia Civil de la zona de Madrid, un solo saquito podr¨ªa alcanzar en el mercado los 50 millones de pesetas. En la partida aprehendida tambi¨¦n hay varias bolsas llenas de candelabros y juegos de caf¨¦ de plata. Pero este tesoro, fruto de la rapi?a y el robo, no podr¨¢ ser disfrutado por El Rubio.Ayer, junto a sus hijos Francisco, de 31 a?os, y Ricardo, de 24, pas¨® a disposici¨®n judicial. Su delito: adquisici¨®n de joyas robadas, que fund¨ªan para que no fuesen reconocidas.
PASA A LA P?GINA 6
Los vecinos cre¨ªan que el humo de la fundici¨®n clandestina de El Rubio proced¨ªa de una barbacoa
VIENE DE LA P?GINA 1En el quinto piso del n¨²mero 44 de la calle Gran V¨ªa (Centro) El- Rubio manejaba supuestamente su fraudulento negocio. Compraventa de joyas. Horario ma?anas de 10 a l4", figura en el escueto cartel que luce la puerta.
En el interior de este cuarto inh¨®spito, El Rubio recib¨ªa diariamente a decenas de personas, casi siempre de mal aspecto, seg¨²n los vecinos. "Siempre pagaba en met¨¢lico, y las operaciones figuraban en un registro", se?ala un inquilino.
Sin embargo, parte de la mercanc¨ªa esquivaba los libros oficiales. Se trataba, siempre supuestamente, de alhajas robadas por varias bandas extranjeras en pisos, comercios y residencias de lujo de Madrid.
Las piezas, a tenor de la reconstrucci¨®n policial, eran traladadas hasta el chal¨¦ que la hermana de El Rubio pose¨ªa en, Los Molinos. All¨ª se fund¨ªan en lingotes para no ser reconocidas. "Puede que cada seis meses se hiciese la transformaci¨®n, porque cada medio a?o cerraba la oficina de Gran V¨ªa" comentan lis agentes.
En el interior del chal¨¦, la Guardia Civil hall¨® el pasado martes todas las alhajas tras siete horas de minucioso registro. En las habitaciones de la planta superior se escond¨ªa el tesoro m¨¢s deslumbrante. Debajo de las camas, los guardias escarbaron y hallaron bolsas con brillantes, zafiros y diamantes.
La fundici¨®n estaba instalada en el patio lateral de una finca de 2.000 metros cuadrados. En un rinc¨®n, la familia Rubio manejaba el horno y los tubos cil¨ªndricos con tapadera para iniciar la transformaci¨®n de las joyas. Sobre una olla de aluminio, los peristas pon¨ªan los restos del pulido, y en una cubeta de vidrio ba?aban las onzas de oro.
En el suelo se encontraron varias tenazas para coger los crisoles de la fundici¨®n. El taller se completaba con una variada muestra de garrafas y l¨ªquidos de agua destilada para quitar impurezas.
Estos utensilios serv¨ªan para convertir los botines en lingotes de oro y plata de 750 mil¨¦simas. Con esta pureza, las onzas se pon¨ªan en circulaci¨®n sin que nadie conociese su g¨¦nesis ilegal.
Los inquilinos que residen cerca de este chal¨¦ nunca pensaron que ten¨ªan tan cerca un tesoro. Tampoco sospecharon nunca del humo. que provocaba la fundici¨®n de joyas en lingotes de oro. "Pensaba que estaban haciendo barbacoas", coment¨® un vecino, en una opini¨®n extendida.
La Guardia Civil calcula que hasta dentro de cuatro meses no se conocer¨¢ el valor de los objetos recuperados. Desde el mi¨¦rcoles dos expertos del Laboratorio de Productos Industriales de la Comunidad de Madrid se encargan de la clasificaci¨®n de las joyas. Cada una de ellas debe ser anotada en una lista. Posteriormente, los especialistas se encargar¨¢n de catalogarlas.
Al tiempo, la polic¨ªa repasar¨¢ sus archivos para averiguar la propiedad de las alhajas. Las joyas que no se recuperen por este procedimiento ser¨¢n expuestas en una inmensa muestra el a?o pr¨®ximo.
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