Un actor de talento en un filme banal

Second best (literalmente, el suplente; pero parece que ya ni se molestan en castellanizar los t¨ªtulos de las pel¨ªculas) es un mortecino pero al mismo tiempo lacrim¨®geno melodrama de chico con problemas, algo as¨ª como un cuidado veh¨ªculo para el regreso al estrellato de William Hurt, divo err¨¢tico en los ¨²ltimos a?os. La astucia de la operaci¨®n que le da origen, orquestada por el ex director de fotograf¨ªa Chris Menges -el director de Un mundo ¨¢parte-, es considerable, y consiste en arropar a Hurt de un tema "humano" -?hay alguno m¨¢s entra?able que la infancia desprotegida?- y unos actores secundarios excelentes -entre ellos, el mism¨ªsimo John Hurt, cuya aparici¨®n no pasa de lo amistoso- para hacer que el divo brille con luz propia sobre el conjunto. Y si bien es cierto que el film aparece como una indecente operaci¨®n de lagrimeo facil¨®n y m¨¢s bien blandengue, el objetivo principal se cumple: Hurt vuelve por sus fueros y demuestras, por si hac¨ªa falta, la enorme solvencia de su oficio.El film cuenta el encuentro de dos soledades profundas. Todo el film muestra el proceso de convergencia entre William Hurt y el ni?o Chris Cleary, pautado por enfrentamientos violentos y pausas que presagian el happy end que es de rigor en estos casos.

Pero la n¨®mina de los recursos baratos de gui¨®n que el film exhibe sin ning¨²n pudor hace de ¨¦l un producto maniqueo y tramposo, un se?uelo para la identificaci¨®n f¨¢cil, instant¨¢nea del espectador con ambos personajes.

Second best se ve como un m¨¦lo sin arrebato, una pel¨ªcula previsible y ramplona; a la postre, ya est¨¢ dicho, lo ¨²nico que en ella brilla es el talento de Hurt, matizando un personaje gris y banal.