Solidaridad es ternura
Al director gerente del Fondo Monetario Internacional no le faltan dotes esc¨¦nicas ni capacidad para transitar por las turbulentas aguas en que estos d¨ªas navega la comunidad econ¨®mica y financiera internacional. Quien la noche del pasado lunes hubiera acudido al Casino de Madrid a la convocatoria de la C¨¢mara de Comercio alemana para escuchar al presidente del Bundesbank, Hans Tietmeyer, habr¨¢ apreciado algo m¨¢s que contraste en los estilos y mensajes de uno y otro.En la pretensi¨®n por dar respuesta a tres interrogantes ineludibles que se plantean en estas reuniones coincidentes con el 500 aniversario del nacimiento del Sistema de Bretton Woods, fundament¨® Camdessus su intervenci¨®n inaugural. ?Siguen teniendo sentido los fines para los que fue creado el FMI? ?Qu¨¦ significan hoy para las autoridades econ¨®micas nacionales? ?Qu¨¦ significan para el futuro del Fondo? Si concretos, adem¨¢s de relevantes, son esos enunciados, no cabe decir otro tanto de las esperadas respuestas.
El "crecimiento de alta calidad",concepto acu?ado por el propio director gerente,ser¨ªa la primera de las soluciones: un crecimiento viable, generador de aumentos en el empleo, reductor de la pobreza y de las desigualdades distributivas, respetuoso con la libertad humana y la cultura de cada pa¨ªs, y, finalmente, protector del medio ambiente. Para su consecuci¨®n, las autoridades nacionales habr¨ªan de cumplir seis reglas orientadas al aprovechamiento inteligente de la fase de recuperaci¨®n, que son en realidad una s¨ªntesis ordenada de las recomendaciones transcritas en el ¨²ltimo World Economic Outlook del Fondo.
El sexto de los mandamientos merece, sin embargo, ser destacado: ?intensificar la cooperaci¨®n y la solidaridad! Un amplio paraguas en el que se refugian desde el fomento de la asistencia financiera del Fondo los deseos de colaboraci¨®n con la instituci¨®n hermana, el Banco Mundial, y la promoci¨®n de la estabilidad del sistema cambiario. Todo ello, sin que se deje apenas entrever el cisma abierto el pasado domingo en el seno del Comit¨¦ Interino y la particular decepci¨®n por el aplazamiento de una nueva asignaci¨®n de derechos especiales de giro. Un elemento destacable en esa l¨ªnea de fortalecimiento de la estabilidad cambiar¨ªa es el aliento que se propone otorgar Michel Camdessus a la liberalizaci¨®n de la cuenta de capital. En el convenio constitutivo del Fondo Monetario Internacional no aparece m¨¢s objetivo que la eliminaci¨®n de las restricciones a las transacciones por cuenta corriente, previ¨¦ndose incluso el mantenimiento o la introducci¨®n de las restricciones en las transacciones de la balanza por cuenta de capitales cuando las circunstancias -la posici¨®n de reservas- lo aconsejen. Cuando todav¨ªa quedan un buen n¨²mero de pa¨ªses con obst¨¢culos sobre operaciones de cuenta corriente, la significaci¨®n de esta referencia llenar¨¢ de satisfacci¨®n a un buen n¨²mero de expertos y funcionarios del Fondo. De concretarse, obligar¨¢ necesariamente a la creaci¨®n de un servicio de financiaci¨®n a muy corto plazo con el fin de garantizar la protecci¨®n de las reservas.
Camdessus ha superado ese dif¨ªcil trance en el que el Grupo de los Siete y luego el Comit¨¦ Interino del Fondo le hab¨ªan puesto el fin de semana. Tuvo ocasi¨®n para dedicar dos l¨ªneas de su discurso a la necesidad de aproximarse al objetivo del 0,7% establecido por las Naciones Unidas para Ayuda Oficial al Desarrollo por los pa¨ªses industrializados y recoger de la calle ese eslogan -"solidaridad es la ternura de los pueblos"- con que desped¨ªa su intervenci¨®n. El secretario del Tesoro americano, Lloyd Bentsen, se levantaba sonriente de su asiento mientras el presidente del Banco Mundial, Lewis Preston, se dispon¨ªa a tomar la palabra.
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