Un drogadicto confiesa que mat¨® de 53 pu?aladas al taxista asesinado en Arganda hace una semana

J. L. M. G., un drogadicto de 20 a?os, conocido tambi¨¦n como El Valdi o El Zipi, vecino de la localidad de Valdilecha (1.700 habitantes), se ha declarado culpable del asesinato de Tom¨¢s Mart¨ªn, el taxista de Arganda del Rey (27.700 habitantes) que recibi¨® 53 pu?aladas en la madrugada del pasado d¨ªa 2 en un descampado distante tres kil¨®metros de esta localidad.

La detenci¨®n se produjo la noche del pasado s¨¢bado, despu¨¦s de que un coche sin identificaci¨®n exterior vigilara durante toda la tarde la casa del joven. La Guardia Civil le ten¨ªa fichado por nueve delitos de robo. Este dato, junto a las numerosas huellas que quedaron en el taxi, as¨ª como el haber encontrado en su casa el portamonedas de la recaudaci¨®n, son las pistas que, seg¨²n la Polic¨ªa Judicial de Arganda, llevaron a la detenci¨®n.

En las declaraciones a la polic¨ªa, el joven afirm¨® haber subido al taxi para efectuar el robo. Cuando pidi¨® al taxista que se metiera por el camino de un descampado para recoger una moto, ¨¦ste se neg¨® e iniciaron un forcejeo. Como consecuencia del mismo, Tom¨¢s Mart¨ªn recibi¨® 53 pu?aladas y su cuerpo sin vida fue arrojado en el descampado detr¨¢s de unos matorrales.

J. L. M. G. es un hombre que aparenta ser m¨¢s joven de 20 a?os, de complexi¨®n delgada y un 1,60 metros de estatura. Esta estructura f¨ªsica contrasta con la del taxista, un hombre de cerca de un 1,80 de altura y muy fuerte. Por ello, un cu?ado del fallecido ha manifestado que "el asesinato no debi¨® de cometerlo solo". "No podr¨ªa haber arrastrado el cuerpo de mi cu?ado", dijo.

Ante la juez

Desde el mediod¨ªa de ayer hasta las 14.45, la titular del Juzgado n¨²mero 1 de Arganda tom¨® declaraci¨®n al inculpado e inmediatamente declar¨® el secreto del sumario.Durante todo este tiempo, cerca de 50 vecinos, entre ellos los familiares del taxista, hicieron guardia ante la puerta principal del juzgado. A la entrada, el joven fue sacado de un coche sin distintivos para introducirlo en el juzgado, inmediatamente se oyeron gritos de "asesin¨®" y "mierda", y algunos de los presentes llegaron a darle unas patadas.

Por ello, a la salida, tanto la Guardia Civil como la Polic¨ªa Local tomaron mayores medidas. Un coche fue aparcado en la misma entrada del juzgado y seis guardias civiles con cuatro polic¨ªas locales formaron un pasillo por donde condujeron al inculpado. No pudieron evitar los insultos y que los vecinos se abalanzaran sobre el coche.