Elecciones alemanas
LAS ELECCIONES del domingo en Alemania son esperadas con inter¨¦s y cierta inquietud en la opini¨®n p¨²blica europea, a pesar de que todos los indicios apuntan a una continuidad (quiz¨¢ con leves retoques) del curso seguido hasta ahora. Alemania, y en concreto el canciller Helmut Kohl, han sido piezas decisivas de la Uni¨®n Europea. Si Alemania cambiase de orientaci¨®n, ?qu¨¦ ser¨ªa de Europa? De ah¨ª la importancia que para toda la Uni¨®n Europea tienen estos comicios. Tambi¨¦n Alemania est¨¢ replante¨¢ndose su papel en Europa, como se vio con toda crudeza al hacerse p¨²blico el documento escrito por algunos expertos de la Uni¨®n Cristianodem¨®crata (CDU) del canciller Kohl, preconizando una Europa a varias velocidades, con una Alemania integrada con Francia y el Benelux en un n¨²cleo europeo duro y el resto de los miembros de la UE en un segundo grupo perif¨¦rico.Tal giro -con apoyos incluso en la socialdemocracia- entra?a riesgos para los pa¨ªses medios de la Uni¨®n, como Italia y Espa?a, y seg¨²n algunas voces para todo el proyecto europeo. Kohl se ha distanciado de la propuesta. No ha disipado, con todo, las dudas que han surgido en toda Europa sobre la viabilidad del proyecto europeo tal como est¨¢ dise?ado, aunque ha afianzado su imagen como el mejor garante de la fidelidad alemana a la actual pol¨ªtica de edificaci¨®n europea.
Todo indica que la CDU ganar¨¢ las elecciones con m¨¢s del 40% y que los socialdem¨®cratas (SPD) quedar¨¢n varios puntos por detr¨¢s. Esto confirmar¨¢ un cambio serio en la tendencia de los ¨²ltimos meses, despu¨¦s de que el SPD consiguiera el pasado mes de enero un 53% de la intenci¨®n de voto en los sondeos. Adem¨¢s del creciente prestigio internacional de Kohl, la causa del cambio radica en la mejora econ¨®mica que ya percibe el conjunto de la poblaci¨®n alemana.
No por capricho los democristianos han centrado su campa?a en la personalidad de Kohl. El SPD intent¨® contrarrestarla con el lema "cambiar de canciller", poniendo a su candidato Scharping en primer plano. Pero Kohl es un maestro de la lucha pol¨ªtica, sea electoral o no, y el candidato socialdem¨®crata llevaba todas las de perder en ese terreno. Ahora, con sus antiguos rivales Lafontaine y Schroeder, Scharping se presenta como primus inter pares en un tr¨ªo de pol¨ªticos de experiencia. Ha insistido en sus tesis centristas tanto en cuestiones internacionales como econ¨®micas. Pero las clases medias se hallan de nuevo c¨®modas bajo Kohl.
Ante unas elecciones en las que ni la CDU ni el SPD tendr¨¢n mayor¨ªa para poder gobernar solos, la continuidad o no de Kohl depender¨¢ de los resultados que obtenga su aliado liberal y, en cierta medida, de lo que cosechen los Verdes y el PDS, heredero del partido comunista de la RDA, que ha obtenido importantes ¨¦xitos electorales en varios Estados del Este. Los liberales no han alcanzado en estas convocatorias parciales el 5% indispensable para entrar en el Parlamento. El peligro de quedar fuera del juego pol¨ªtico existe. Pero la experiencia demuestra que en elecciones federales acaba superando esa cota. De no lograrlo, la CDU s¨®lo tendr¨ªa al SPI) como socio potencial en una gran coalici¨®n.
Una eventual alianza de socialdem¨®cratas y Verdes parece poco probable dada la aritm¨¦tica electoral. Para prevenir toda tentaci¨®n del SPD de formar un Gobierno con los Verdes, apoyado o tolerado por los ex comunistas, Kohl ha lanzado una virulenta campa?a anticomunista en la que no han faltado referencias al frente popular. Hay muchos indicios de que una vez m¨¢s y despu¨¦s de parecer desahuciado por mucho tiempo, Kohl volver¨¢ a ser el que r¨ªa el ¨²ltimo.
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