El Ponce valiente
Todas las aficiones conocen al Ponce despejado, f¨¢cil, lidiador y artista. Pero tiene otra vertiente menos prodigada: El Ponce valiente. Fue importante verle entre los pitones del quinto, jug¨¢ndose el pellejo al final de la temporada y cuando no le hac¨ªa falta alguna. P ero el pundonor y la responsabilidad se impusieron, extrayendo muletazos casi con sacacorchos a un toro con dificultades, como un molesto cabeceo, llevar la cara alta y pararse en el centro de las suertes. Adem¨¢s del temple y el buen gusto habituales, con ese valor sereno, aguant¨® escalofriantes parones. En el flojo y deslucido segundo, opt¨® por la brevedad.Ortega Cano se enfrent¨® en primer lugar con uno de los dos toros de mayor calidad de la tarde, pero que ten¨ªa tan poca fuerza que el p¨²blico no acab¨® de calentarse con una faena de excelente trato y acusada variedad. El cuarto tambi¨¦n tuvo poca fuerza y acab¨® qued¨¢ndose muy corto, cogiendo sin consecuencias al torero, que no se confi¨®.
Domecq / Ortega, Ponce, Tato
Toros del Marqu¨¦s de Domecq, con muy poca fuerza 1?, 2? y 4?, bravo el 3?, con cuajo y problemas 5? y 6?.Jos¨¦ Ortega Cano: estocada corta tendida -aviso- y descabello (ovaci¨®n), pinchazo y estocada desprendida (silencio). Enrique Ponce: estocada baja (silencio); estocada (oreja). El Tato: estocada y tres descabellos (oreja); dos pinchazos y estocada (ovaci¨®n). Plaza de Zaragoza, 15 de octubre. 9, de feria. Lleno.
Gracias a su excelente actuaci¨®n del jueves, El Tato cubri¨® la baja de Emilio Mu?oz y, aunque no reedit¨® aquel ¨¦xito, casi lo consigui¨®, confirmando que hay que contar con ¨¦l. Su primero fue el mejor toro de la corrida, por que hizo una buena pelea en va ras y en la muleta se arranc¨® de lejos con alegr¨ªa y se emple¨® con temperamento.
El Tato hab¨ªa estado muy lucido con el capote, comenzando la faena en los medios con hondura y mucha verdad. El muleteo fue un poco a menos con la izquierda y el toro se fue al desolladero con unos cuantos muletazos dentro. El sexto, hondo y aparatoso de cuerna, tuvo muy poca codicia y se fue parando a lo largo de la lidia. La faena de El Tato fue de lucimiento y temple intermitentes, pero tuvo momentos importantes, sobre todo cuando aguant¨®, muy metido en la faena, la incertidumbre de la embestida del morlaco.
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