Lisboa 94, desde la S¨¦ptima Colina
La capital europea de la cultura abre un paseo rom¨¢ntico con fachadas de fuertes colores
"Sobre siete colinas". As¨ª empieza la gu¨ªa tur¨ªstica de Fernando Pessoa que recorre "la vasta, irregular y multicolorida aglomeraci¨®n de casas que constituye Lisboa". La ciudad blanca quedar¨¢ en las im¨¢genes de Alain Tariner y en la memoria de algunos barrios (Alfama, Moreira) porque Lisboa 94 como capital europea de la cultura propone un eje y paseo rom¨¢ntico que atraviesa la ciudad por el barrio Alto, desde la estaci¨®n de Sodr¨¦ hasta la plaza de Rato.La S¨¦ptima Colina es el programa que ti?e de colores las fachadas de 2.000 metros de un conjunto urbano que incluye cinco calles y siete plazas, con iglesias, palacios, teatros y centros sociales.La superficie de esta trama urbana, popular y burguesa, formada a lo largo de los siglos XVIII y XIX, se hab¨ªa ennegrecido con el paso del tiempo. La propuesta de Lisboa 94 era recuperar colores antiguos, un verde oscuro o salm¨®n, con unos tonos m¨¢s dominantes, como azul, rojo, amarillo o fresa. La PoI¨¦mica ha mantenido animados a los lisboetas en los ¨²ltimos meses, incluida la formaci¨®n de una comisi¨®n de artistas, vecinos y arquitectos.
Junto con las 70 fachadas previstas se rehabilitan jardines y estatuas y en algunos espacios verdes se han colocado propuestas atrevidas de arte p¨²blico. La propuesta es "divulgar, informar, valorizar, intervenir, animar", como indican numerosos carteles, una zona urbana identificada con la historia de la ciudad. La restauraci¨®n afecta, sobre todo, a edificios municipales y p¨²blicos y a empresas.
Los particulares esperan unas mayores ayudas, tras los diez a?os que la revoluci¨®n del 25 de abril congel¨® los alquileres. Los inmuebles que se acercan a la ruina o que sus propietarios no comparten el optimismo de los patrocinadores han sido cubiertos con unos grandes desnudos fotogr¨¢ficos de Mario Cabrita Gil. Cuando termine Lisboa 94, los colores provocar¨¢n m¨¢s contrastes.
El contagio es un factor determinante y los colores se imponen en los nuevos proyectos. Los ciudadanos tambi¨¦n empujan para que la mayor demanda de oficinas se compagine con otras actividades art¨ªsticas, como la instalaci¨®n de galer¨ªas de arte y librer¨ªas, en un barrio que compagina, casi en la misma acera, la casa de fados Machado y la marcha de Fr¨¢gil.
Los pol¨ªticos est¨¢n satisfechos de la respuesta de los ciudadanos a Lisboa 94, con una amplia participaci¨®n (medio mill¨®n de visitantes han tenido las exposiciones, el doble de la afluencia a los museos). En un reciente encuentro con periodistas, Vitor Constancio, presidente de la comisi¨®n organizadora, destacaba la toma de la calle por los lisboetas. El consenso entre el centro-derecha de Cavaco Silva y el Ayuntamiento socialista-comunista de Lisboa ha permitido un amplio programa y nuevos espacios para la cultura. El alcalde de la ciudad, Jorge Sampaio, habla incluso de "reconciliaci¨®n", y el secretario de Estado de Cultura, Pedro Santana, prefiere plantear la modernizaci¨®n y el acercamiento a otros pa¨ªses europeos. Cuando termine Lisboa 94 empezar¨¢n casi dos a?os de campa?a electoral, aunque ya se est¨¢n limpiando los terrenos de la Exposici¨®n Universal de 1998.
Mientras tanto, los lisboetas y turistas consumen el programa de Lisboa 94, en donde una noche se acude a la segunda sinfon¨ªa de Mahler, por la Filarm¨®nica de Londres, y a la siguiente al estreno de la ¨®pera Candide, de Leonard Bernstein. Se han incorporado nuevas exposiciones, como las dedicadas al fado y la escultura de Angola en el Museo de Etnolog¨ªa; la colectiva de 21 artistas Despu¨¦s de ma?ana, con instalaciones que intentan llenar los amplios espacios del Centro Cultural Belem; los Ocho siglos de evangelizaci¨®n, en la iglesia, de San Vicente; y Lo sublime, con artistas portugueses, en el reformado Museo del Chiado.
Babelia
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