El hombre de m¨¢s
A Garaikoetxea le resulta intolerable que el PNV se crea portador del ¨²nico nacionalismo posible en Euskadi
No quer¨ªa presentarse a lehendakari, porque esta vez hasta ¨¦l, que ha tenido siempre una suerte de confianza ciega en su predestinaci¨®n hist¨®rica, sabe que no va a salir, y que, aun en el caso de que su partido, Eusko Alkartasuna, pudiera ser objeto de alg¨²n tipo de pacto para formar Gobierno a partir del pr¨®ximo d¨ªa 24, su nombre nunca ser¨ªa mencionado.Para el PNV, Carlos Garaikoetxea es el nombre de Ca¨ªn. Y a ¨¦l le resulta intolerable que el partido del que una vez form¨® parte se crea portador del ¨²nico nacionalismo posible en Euskadi. Garaikoetxea sostiene que hay espacio para el suyo, para un nacionalismo socialdem¨®crata. Pero sus cr¨ªticos, que tiene muchos incluso fuera del PNV, sostienen que su gran error fue buscar un espacio pol¨ªtico inexistente, en vez de ocupar su lugar en el partido original. Ahora lidera una fuerza que, a pesar suyo, es la quinta en el pa¨ªs. Y, tras estas elecciones, puede ser la sexta.
A sus 57 a?os, quien fue. el primer ocupante del sill¨®n de Ajuria Enea -desde 1980 hasta su dimisi¨®n forzada, en 1985- recorre este ¨²ltimo tramo electoral con dignidad y cansancio, y una irremediable amargura que disimula cuando dice: "S¨®lo pienso en la jornada de reflexi¨®n, que es en lo que en realidad todos pensamos, en descansar, no hacer nada".
Pero si se le pregunta si no ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil hacer pol¨ªtica en otra parte, en otro pa¨ªs, se encoge de hombros con resignaci¨®n: "El pa¨ªs es como la madre, que aunque est¨¦ vieja e in¨²til, se la sigue queriendo igual". Fuerte y joven a¨²n, y fisicamente duro -se ha pegado m¨¢s de una vez con los violentos que, en plena campa?a, le han agredido-, resulta dificil no pensar, vi¨¦ndole, que sigue crey¨¦ndose lehendakari por debajo de la americana de pata de gallo.
Se ha dado a s¨ª mismo un papel estelar desde el principio y ha funcionado siempre m¨¢s de acuerdo con ese papel que con la realidad. Su nacionalismo, menos pragm¨¢tico que el de Arzalluz, sublima una Euskadi ideal, integral, pero le falla por los pies: su propia tierra, Navarra, en donde no se le apoya.
Dicen que tiene perfil de medalla, que habla para el m¨¢rmol, y algunos le llaman "la reina madre". Pero tambi¨¦n dicen que tiene principios, y que sus dos sue?os, integrar a Navarra y conseguir la paz, son sinceros aunque no haya podido realizarlos. Tambi¨¦n tiene a su favor el ser un animal pol¨ªtico aut¨¦ntico.
Para muchos, en baloncesto ser¨ªa un habil¨ªsimo alero izquierda, capaz de marear al equipo contrario hasta la extenuaci¨®n: s¨®lo que no remata. Cuando la bronca con el PNV, en el 85, fueron los vitorinos quienes forzaron la escisi¨®n. ?l se qued¨® quieto.
M¨¢s tarde, cuando iba a gobernar con Euskadiko Ezkerra y PSOE, desaprovech¨® su oportunidad de asestarle un golpe mortal al partido de Arzalluz: se cay¨® en el ¨²ltimo momento, empe?ado en que el Gobierno de Madrid le cediera por escrito las cajas de la Seguridad Social de los trabajadores. "Es como si, en el instante supremo, le diera miedo pasar por blando".
La consecuencia fue que el PNV supo rehacerse y ¨¦l, atrincherado tras las se?as del independentismo radical, aunque pac¨ªfico, ha ido volvi¨¦ndose marginal. Hoy, sus antiguos correligionarios son mayor¨ªa, y Jos¨¦ Antonio Ardanza tiene para rato como lehendakari de carne y hueso, en ese palacio al que hasta hace 10 d¨ªas no quiso acudir solo para entrevistarse con el hombre que manda.
Autosuficiencia
Gran actor al que nunca se le pillar¨¢ con mala cara para una foto, encantador con los medios, fino como un pelotari de pala, desconfiado -hombre de pocos amigos y de muchos sirvientes, dicen-, puede que a¨²n est¨¦ pagando el pecado de haber aspirado a encajar la doble corona en el PNV, a controlar el partido y el Gobierno a la vez. Se sinti¨® tan autosuficiente que, en aquella crisis del 85, pens¨® que la autoridad iba unida a su persona. Pero ¨¦l s¨®lo ten¨ªa el prestigio: el aparato se encontraba en manos de Arzalluz.Ahora dice cosas como que "la consecuencia no es la virtud que m¨¢s abunda en esta vida", y no vacila en referirse al pasado cuando trata de temas que est¨¢n candentes, como la reinserci¨®n: "Nosotros llevamos bastantes a?os clamando en el desierto por una pol¨ªtica de comunicaci¨®n y di¨¢logo, y no de aislamiento e incomunicaci¨®n, y nuestras propuestas nada ten¨ªan que ver con ninguna actitud de lenidad y, mucho menos, de comprensi¨®n hacia cuantos siguen la estrategia de la violencia. Simplemente, la obligaci¨®n de cualquier Gobierno es ahorrar sufrimientos, y si para ello hay que mantener el di¨¢logo, se mantiene".
Se queja de la "dif¨ªcil situaci¨®n en que han dejado este pa¨ªs los que han gobernado en los ¨²ltimos ocho a?os" y propone, para afrontar la crisis econ¨®mica que atenaza a Euskadi, ahorro y moderaci¨®n. Pero se le ve poco batallador. "?Cansado de la pol¨ªtica?", se pregunta cuando le pregunto. "No, no tienes derecho, cuando hay personas que conf¨ªan en ti y que se matan trabajando".
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