La revista brit¨¢nica 'The Economist' se pronuncia contra la Monarqu¨ªa
Nadie hubiera imaginado que las cosas iban a llegar tan lejos. Que el rechazo al culebr¨®n real que persigue semanalmente a los brit¨¢nicos pudiera desembocar en una portada tan dura como la que ayer luc¨ªa The Economist, una vieja y prestigiosa revista que constituye un punto de referencia obligado para el sistema en el Reino Unido. A toda p¨¢gina y con una fotograf¨ªa de la Corona que simboliza a la Monarqu¨ªa brit¨¢nica, el titular de la publicaci¨®n reclama la atenci¨®n inmediata del lector: "Una idea cuyo tiempo ha pasado".En v¨ªsperas de nuevas revelaciones sobre las relaciones del pr¨ªncipe Carlos y su ¨ªntima amiga, Camilla Parker-Bowles, una revista tan seria como The Economist ha decidido esta semana someter a la Monarqu¨ªa a un chequeo cruel. Reci¨¦n concluido el viaje oficial de la reina Isabel II a Rusia, y con la princesa de Gales en EE UU, huyendo literalmente de la biograf¨ªa de su ex marido, la situaci¨®n de la Casa de Windsor no puede ser m¨¢s delicada.
As¨ª lo ha considerado The Economist que en un editorial sin precedentes se declara partidario de la Rep¨²blica. "Convocar un refer¨¦ndum sobre la Monarqu¨ªa ser¨ªa una sabia decisi¨®n", dice, para a?adir en otro momento que la instituci¨®n "es la ant¨ªtesis de la mayor parte de las cosas que defendemos: democracia, libertad y recompensa los logros m¨¢s que las herencias".
Cierto que en la balanza pesan favorablemente los sentimientos a favor de mantener la instituci¨®n mon¨¢rquica que comparten buena parte de los s¨²bditos de Isabel II. La revista esgrime argumentos no menos contundentes en contra de una instituci¨®n milenaria, pero al final el veredicto que la salva procede, casi exclusivamente, de los inconvenientes de abolirla, en unos momentos en los que el Reino Unido tiene tantas otras tareas pendientes. "El ¨²nico argumento poderoso en contra de la abolici¨®n de la Monarqu¨ªa es que no vale la pena tomarse le molestia", explica el texto. Algo que parece lamentar la direcci¨®n de la revista. Porque prescindir de la instituci¨®n mon¨¢rquica, representar¨ªa la oportunidad ideal para afrontar cambios sustanciales en la Constituci¨®n -no escrita- del Reino Unido.
Una Constituci¨®n que contribuy¨® a plasmar Walter Bagehot, director de The Economist entre 1865-1867, y que ahora est¨¢ en entredicho. "La Monarqu¨ªa no es el problema m¨¢s acuciante para el Reino Unido y en nuestra opini¨®n ser¨ªa mejor abolirla... Si el pueblo lo desea podr¨ªa preservarse, pero protegerla de una reforma es indefendible".
La revista considera parad¨®jico el hecho de que una monarqu¨ªa, mantenida a trav¨¦s de un proceso hereditario, descanse sobre el afecto del pueblo. Frente a los que aseguran que los inquilinos de Buckingham Palace deben mantenerse en sus puestos al constituir una atracci¨®n tur¨ªstica, The Economist aventura que el palacio vac¨ªo continuar¨ªa siendo una cita obligada para todo extranjero que pise Londres. "El turismo no es s¨®lo una extra?a justificaci¨®n para un acuerdo constitucional. Es, adem¨¢s, una justificaci¨®n err¨®nea en sus propios t¨¦rminos: los turistas visitan el Reino Unido por su historia, que no desaparecer¨ªa aunque la Monarqu¨ªa dejara de existir".
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