Encaje de bolillos
La tramitaci¨®n del proyecto de ley de alquileres ha puesto a prueba la capacidad negociadora de los partidos pol¨ªticos
La reforma de los alquileres tambi¨¦n ha tenido un jugosa intrahistoria pol¨ªtica. Era una aut¨¦ntica patata caliente que s¨®lo se pod¨ªa afrontar si se ten¨ªan la convicci¨®n y las ganas de alcanzar un amplio consenso. Y m¨¢s cuando, a partir de las elecciones generales de junio de 1993, el PSOE perdi¨® la mayor¨ªa absoluta en el Parlamento. Una ley como ¨¦sta es de las que dan o quitan muchos votos.Esas elecciones fueron, pues, determinantes para que el proyecto de ley sufriera los cambios con los que va a llegar esta semana al Congreso para su aprobaci¨®n definitiva. Las modificaciones, fruto de intensas negociaciones entre todos los partidos a lo largo de los tr¨¢mites de Congreso y Senado, han afectado tanto al r¨¦gimen que afecta al alquiler de las viviendas como al de los locales de negocios. Las diferencias en los arrendamientos de viviendas se circunscribieron, b¨¢sicamente, a dos aspectos. La duraci¨®n del contrato y el alcance de la actualizaci¨®n de las rentas.
De cuatro a cinco
La propuesta original del Gobierno y del PSOE era que los nuevos contratos de alquiler de viviendas tuvieran una duraci¨®n m¨ªnima de cuatro a?os. No obstante, y tras conversaciones con PP y CiU, se adopt¨® una f¨®rmula que, sin modificar la intenci¨®n de la anterior, se aproximaba m¨¢s a la propuesta del partido que preside Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar: cinco a?os m¨ªnimo, renovables anualmente.
El segundo punto de fricci¨®n fue determinar d¨®nde deb¨ªa comenzar la actualizaci¨®n de la renta de los alquileres. Aqu¨ª se produjeron varios cambios de postura, para, finalmente, regresar al origen. En el actual mercado del alquiler espa?ol conviven, a grandes rasgos, tres situaciones distintas: los contratos anteriores a 1964, los comprendidos entre 1964 y 1985 y los posteriores a 1985. El debate se centraba en si la actualizaci¨®n se circunscrib¨ªa s¨®lo a los contratos anteriores a 1964 o se aplicaba tambi¨¦n a los previos a 1985. Esta extensi¨®n podr¨ªa presentar problemas de inconstitucionalidad, planteados desde IU-IC. Por ello, en el debate del Congreso triunf¨® la tesis de la actualizaci¨®n reducida.
No obstante, durante las negociaciones previas a la entrada del proyecto de ley en el Senado se dio marcha atr¨¢s y se volvi¨® a la posici¨®n de partida. Actualizaci¨®n para todos, excepci¨®n hecha de las personas o familias de bajos ingresos. La excepci¨®n no ser¨¢ s¨®lo para ellos, sino para sus caseros, que disfrutar¨¢n de bonificaciones fiscales por tenerlos como inquilinos.
Las escasas diferencias entre las principales formaciones pol¨ªticas -menos IU-IC, que parte de una concepci¨®n distinta de lo que debe ser el mercado del alquiler- sobre los arrendamientos de vivienda fueron mayores en los locales de negocios.
A vueltas con las farmacias
La reforma de los alquileres de los locales de negocio ha sido, realmente, el gran caballo de batalla entre los partidos pol¨ªticos en la largu¨ªsima tramitaci¨®n del proyecto de la LAU. La cerrada defensa de CiU de los intereses de los botiguers -peque?os y medianos comerciantes, es decir, el sost¨¦n de su electorado- provoc¨® serias diferencias con sus socios socialistas, con duras amenazas cruzadas, protagonizadas incluso por el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Finalmente, todo se sald¨® con un amplio consenso, contestado s¨®lo parcialmente por el PP. "Estamos ante un claro ejemplo de clientelismo pol¨ªtico", no para de recalcar el diputado conservador Luis Ortiz, quien, por otra parte, comulga con el conjunto del proyecto de ley. Igual que PSOE, CiU, PNV o Coalici¨®n Canaria.
El ¨²nico punto en el que los intereses han podido m¨¢s que las negociaciones ha sido el tratamiento excepcional que el proyecto de ley otorga a farmacias, estancos y administraciones de loter¨ªas. Estos establecimientos quedan fuera de su ¨¢mbito, gracias a los votos en el Senado de PP, CiU, y Senadores Nacionalistas Vascos y a pesar de la oposici¨®n de PSOE e IU. Sin embargo, esta situaci¨®n puede cambiar el pr¨®ximo jueves en el Congreso. Si PSOE e IU vuelven a unir sus votos, farmac¨¦uticos, estanqueros y loteros no tendr¨¢n m¨¢s remedio que regirse por la misma ley que el resto de inquilinos y caseros espa?oles.
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