La caza

Me llegan noticias de que ha comenzado la caza de enemigos del futuro r¨¦gimen. En la comunidad aut¨®noma de Valencia, un largo colaborador de la entidad bancaria local m¨¢s importante ha sido despedido por presiones vamos a llamarlas medi¨¢ticas. Era man¨ªa predilecta del despedido, don Antonio Vergara, periodista de complemento, aludir cr¨ªticamente a la directora de un diario local lo suficientemente poderosa como para meter en cintura a la entidad financiera por el procedimiento de rodearla de befa o de nada medi¨¢tica. Lo m¨¢s l¨®gico hubiera sido que la dama en cuesti¨®n utilizara sus medios para contestar a la insistencia cr¨ªtica de Vergara, con los procesadores de textos encima de la mesa, pero la vieja cultura del "usted no sabe con qui¨¦n est¨¢ hablando" ha funcionado una vez m¨¢s y se ha ejercido en una comunidad aut¨®noma donde la irresistible ascensi¨®n de la derecha parece se?alarla como pr¨®xima ficha del domin¨® auton¨®mico que va a caer sobre la l¨¢pida del PSOE.No es que el se?or Vergara sea del PSOE, sino de una izquierda antigua y pertinaz, hoy muy dif¨ªcil de clasificar, pero sin voluntad de catequesis, que ni ha subido y bajado de ning¨²n Sina¨ª con " las tablas de la ley en la mano. Sus trabajos dentro de la entidad bancaria consist¨ªan en organizar actos culturales, y nada hay tan en el filo de la navaja como la cultura cuando se presiente un cambio de r¨¦gimen.

Luego llega siempre ese momento sublime en que a alguien se le ocurre decir: nadie habr¨¢ sabido realmente qu¨¦ es cultura sino quien la ha gozado antes de la llegada de la reacci¨®n. Pero, lamentablemente, eso ser¨ªa elogiar demasiado la que no ha sido reacci¨®n, sino un tr¨¢nsito, por lo que se ve, entre dos generaciones de caciques.