Un sue?o que dur¨® cinco a?os

, El sindicato UGT intent¨® ser pionero en Espa?a de un sindicalismo de servicios, moderno y eficaz. En el pensamiento de sus dirigentes hab¨ªa un modelo el alem¨¢n, y dos objetivos: aumentar su afiliaci¨®n y sanear sus cuentas, reduciendo su dependencia de las subvenciones oficiales. El sue?o ha durado, apenas cinco a?os y se ha tornado en pesadilla para 20.000 personas.El grupo empresarial ugetista, IGS, y su proyecto-bandera, la cooperativa de viviendas Promoci¨®n Social de Viviendas (PSV), se han desmenuzado a golpes de esc¨¢ndalo. Lo que en 1988 naci¨® como un proyecto audaz pero posible construir miles de viviendas a precios asequibles, se ha convertido en una herida por la que sangra el prestigio de la mayor central sindical del pa¨ªs. Una herida que amenaza gangrena.

La cooperativa PSV naci¨® en 1988: ¨¦poca de bonanza econ¨®mica y de boom inmobiliario. En un contexto de especulaci¨®n del suelo, la vivienda se hab¨ªa convertido en el sue?o de miles de personas de clase baja, media-baja y media. El proyecto PSV, sobre el papel, era algo bien pensado. El objetivo era digno: viviendas a precio asequible sin pensar en el beneficio empresarial como prioridad. El contexto, favorable: cientos de ayuntamientos gobernados por el PSOE, el partido hermano, que podr¨ªan ayudar a conseguir suelo barato y un Gobierno preocupado por la carest¨ªa de la vivienda. ?Qu¨¦ es lo que fall¨®? La respuesta no es simple. Ni es una. Y fall¨®, la gesti¨®n, fallaron los controles del sindicato, se deterior¨® el contexto (enfrentamientos Gobierno-UGT) y se perdi¨® la confianza de las bases. Los gestores de IGS mezclaron el proyecto social con el negocio puro y duro y, adem¨¢s, intentaron hacer favores al sindicato impulsor del proyecto. La gestora IGS, dirigida por Carlos Sotos, compraba suelo para construir viviendas psv, pero adquir¨ªa tambi¨¦n terrenos para grandes operaciones que podr¨ªan proporcionar inmensos beneficios (pisos de lujo en Madrid, urbanizaci¨®n Bressel o Marina Calvi¨¢ en Mallorca). La entrada de dinero era continua, regular y segura. Empezaron los negocios complementarios: seguros con Unial, viajes y hasta un parabanco, IGS de Mercado Hipotecario, en el que los cooperativistas, supuestamente, pod¨ªan depositar sus cuotas en cuentas ahorro-vivienda.

Carlos Sotos no olvid¨® hacer favores al sindicato, el accionista mayoritario del proyecto IGS (47%). En 1991, IGS engull¨® varias empresas 100% del sindicato UGT que s¨®lo aportaban n¨²meros rojos y quebraderos de cabeza. La aseguradora Unial, dirigida por el yerno de Nicol¨¢s Redondo, Ignacio L¨®pez, Libertur y Tipograf¨ªa Torreblanca pasaron a formar parte del grupo. ?Cu¨¢nto cost¨® el favor? Unos 4.000 millones de pesetas. Adem¨¢s, IGS-PSV firm¨® un contrato con el sindicato en 1988 para retribuir los desvelos de la central a favor del proyecto y el uso de la infraestructura del sindicato. Por cada uno de los 14.000 pisos proyectados, UGT cobr¨® a la gestora IGS alrededor de 80.000 pesetas en concepto de "publicidad y propaganda". M¨¢s de 1.000 miIlones de pesetas, por adelantado y sin el conocimiento preciso de los cooperativistas. El cobro, desvelado en EL PA?S a principios de este a?o, se ha revelado como una de las cuestiones clave en el proceso judicial que lleva el Juez Miguel Moreiras.

Las dificultades del proyecto IPSV empezaron pronto. Para construir, PSV precisaba financiaci¨®n. Para enterrar desastres de gesti¨®n, como los de Unial, siempre en la cuerda floja de los resultados, precisaba simpat¨ªas oficiales y dinero. Desde 1990, Sotos sab¨ªa que el proyecto necesitaba del apoyo de los bancos y de la Administraci¨®n. Y no lo obtuvo. Sus complejos juegos empresariales (inversi¨®n de 1.707 millones en la Esfera Armilar; 4.692 en Marina Calvi¨¢; m¨¢s de 1.500 millones en el complejo de lujo Bressel) y su personalidad exhuberante, entre otras circunstancias, despertaron recelos insuperables.

La Direcci¨®n General de Seguros apret¨® a la aseguradora, mal gestionada. El Banco de Espa?a vigil¨® a IGS de Mercado Hipotecario para evitar agujeros. Y, mientras tanto, la financiaci¨®n paralizada. Los 80.000 millones, que Sotos necesitaba para poner ladrillos y mantener en pie el entramado, jam¨¢s llegaron. Los retrasos exasperaron a los cooperativistas y UGT, en noviembre de 1993, tuvo que asumir la responsabilidad total del proyecto. El sindicato se hizo con el 100% de las acciones de IGS-PSV. Para entonces, Sotos era un hombre quemado. UGT y el Gobierno, "al m¨¢ximo nivel", buscaban un recambio al ex concejal del PCE desde el verano de 1993. Con licencias sin pagar y parcelas sin escriturar, la aseguradora Unial al borde del colapso y el Banco de Espa?a preguntando por los dep¨®sitos de los cooperativistas en IGS de Mercado Hipotecario, el Gobierno inici¨® t¨ªmidos gestos de apoyo a PSV mientras desde UGT sus dirigentes ped¨ªan a gritos una intervenci¨®n que evitara el derrumbe del proyecto.

Sotos dej¨® paso al ex director de Patrimonio del Estado, Prudencio Garc¨ªa, en noviembre de 1993. Se maneja entonces el concepto segregaci¨®n y se habla de cr¨¦ditos oficiales. El ICO concede un pr¨¦stamo de 8.000 millones a IGS. Pero ya es tarde. Ni siquiera la tutela del Ministerio de Trabajo, a trav¨¦s del INFES, puede evitar que los jueces, tras admitir a tr¨¢mite una petici¨®n de quiebra por parte de tres acreedores el d¨ªa 23 de diciembre de 1993, decrete finalmente, y a petici¨®n del sindicato UGT, la suspensi¨®n de pagos de PSV y de su gestora IGS el 27 de diciembre de 1993. El pasivo conjunto de IGS y de PSV es estremecedor: 200.000 millones de pesetas.

Soluciones fallidas

La suspensi¨®n de pagos fue el mal menor en un contexto de movilizaciones de cooperativistas, indignados por los retrasos y con el alma en vilo al pensar en los cerca de 50.000 millones enterrados en el proyecto. Las denuncias se sucedieron. En casi todas, las comunidades donde hab¨ªa proyectos PSV, los cooperativistas presentaron querellas y denuncias. Desde enero de 1994, el caso PSV cambia de plano. Nicol¨¢s Redondo, tocado por el esc¨¢ndalo, se ve obligado a reconocer la gravedad del caso y el impacto sobre el futuro econ¨®mico del sindicato. El presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez; el ministro de Trabajo, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n; el vicepresidente, Narc¨ªs Serra; el presidente de la Comunidad, de Madrid, Joaqu¨ªn Leguina, perseguido a diario por los cooperativistas... todos ellos hacen declaraciones.El Gobierno intervino finalmente la cooperativa en febrero de 1994. Se elaboraron planes de viabilidad y empezaron a concretarse los planes de segregaci¨®n. En marzo, el juez Moreiras empez¨® a tomar declaraciones a los responsables del desastre. Redondo, Sotos y el hist¨®rico Paulino Barrab¨¦s, entre otros cargos ugetistas declararon como inculpados. En junio de este a?o, Sotos ingres¨® en Carabanchel. Unos d¨ªas despu¨¦s tambi¨¦n lo hizo Paulino Barrab¨¦s qui¨¦n, sin embargo, abandon¨® la prisi¨®n, bajo fianza, dos semanas despu¨¦s. Desde julio, IGS-PSV parec¨ªa haber encontrado aguas m¨¢s calmadas. La decisi¨®n del juez Moreiras, sin embargo, ha vuelto a colocar a IGS-PSV en primer plano de actualidad. Una