El juez pregunta a De la Rosa sobre documentos bancarios manipulados

Con el rostro desencajado, rodeado de agentes de la polic¨ªa, auton¨®mica de paisano y sin esposar, se present¨® ayer Javier de la Rosa ante el juez que investiga si cometi¨® irregularidades delictivas en Grand Tibidabo. El juez le pregunt¨® sobre documentos bancarios hallados en el registro de la casa de su administrador, Arturo Pi?ana, tambi¨¦n en prisi¨®n. Las anotaciones bancarias son relativas a transacciones de las firmas Quail y Mexans, y tienen indicios de manipulaci¨®n. Por eso se requerir¨¢ a los bancos informaci¨®n sobre esas operaciones.

Pi?ana declar¨® una hora antes que De la Rosa; pero, a diferencia de ¨¦ste, lleg¨® esposado y rodeado de miembros uniformados del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa.De la Rosa lleg¨® al juzgado poco antes de las 11 de la ma?ana en un coche policial camuflado. Declar¨® durante una hora, en su segunda comparecencia ante el juez desde que, hace dos semanas, fue detenido y encarcelado.

El financiero hubo de responder a preguntas del magistrado sobre algunos documentos bancarios -que tambi¨¦n le fueron exhibidos- presuntamente manipulados que se hallaron en el domicilio de su administrador, al que supuestamente fueron trasladados desde la sede de Quail y Mexans -sociedades patrimoniales de De la Rosa- Las operaciones que en ellos se reflejan est¨¢n relacionadas con una de las transacciones presuntamente irregulares que aparecen en el auto de prisi¨®n dictado contra De la Rosa por los delitos de estafa, falsedad y apropiaci¨®n indebida, seg¨²n fuentes conocedoras del caso.

El letrado de De la Rosa, Joan Piqu¨¦ Vidal, insisti¨® en que al financiero no le mostraron dossiers -"informes comerciales", seg¨²n los describe su abogado- y tampoco le hicieron preguntas sobre ellos.

La llegada del financiero al juzgado fue espectacular. Agentes de la polic¨ªa auton¨®mica de paisano le trasladaron desde el penal de Can Brians. Los agentes y De la Rosa, parapetado entre ellos, emprendieron una carrera desde una de las puertas de acceso al edificio de los juzgados. Subieron corriendo las escaleras y atravesaron a toda velocidad el pasillo que conduce el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 1, situado al fondo de uno de los corredores. Los ¨²ltimos metros los recorri¨® pr¨¢cticamente sin tocar el suelo.

De la Rosa traspas¨® la puerta del juzgado con un m¨¢s que evidente reflejo de p¨¢nico en su rostro. Ayer el financiero se vio desbordado por una avalancha de reporteros y tambi¨¦n por alg¨²n que otro insulto que le dedic¨® una mujer en los pasillos. Luego la misma mujer exhibi¨® una pancarta: "De la Rosa, a la Modelo. Todos los presos deben ser tratados igual".

Una hora despu¨¦s, la salida del financiero, que segu¨ªa sin esposar, fue igual de aparatosa. Los agentes, en un intento de abrirle paso entre los informadores, lo condujeron hacia una puerta auxiliar, pero ellos mismos le dificultaban la salida, y el financiero se qued¨® bloqueado en el umbral. Con los brazos en alto, De la Rosa intent¨® evitar los objetivos de las c¨¢maras. Luego, ya en la planta baja, otra vez a correr p9r los pasillos hasta llegar al exterior del edificio con un s¨¦quito de informadores gr¨¢ficos que aguardaron a que arrancase el veh¨ªculo en el que viajaba.

Mientras, el juzgado espera el informe de la polic¨ªa sobre la situaci¨®n patrimonial del financiero para embargarle. El juez est¨¢ dispuesto a que el embargo, dictado por 13.300 millones, alcance a bienes que De la Rosa ha puesto a nombre de, distintas sociedades. Es el caso del lujoso yate Blue Legend, valorado en unos 2.000 millones de pesetas, que est¨¢ a nombre de la sociedad Diagonal Investment.

Por otra parte, el juez Joaqu¨ªn Aguirre ha confirmado la situaci¨®n de prisi¨®n condicional de Pi?ana.

El jefe de la fiscal¨ªa de Catalu?a, Carlos Jim¨¦nez Villarejo, ha pedido a la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que le auxilie para proseguir la investigaci¨®n. Tres miembros de la CNMV -un miembro del Consejo de Administraci¨®n y dos inspectores- se desplazaron ayer a Barcelona para empezar la colaboraci¨®n.